Temblores es una ONG colombiana centrada en los derechos humanos que lucha por visibilizar y reducir la violencia institucional histórica que se padece en el país.
Con sede en Bogotá, la entidad surge en la coyuntura social que se presenta en Colombia en 2016 tras la firma de los acuerdos de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC-EP y busca “movilizar procesos comunitarios de transformación social”.
Con las movilizaciones sociales de 2019 y 2021 y las masacres del 9 de septiembre de 2020, la organización aumenta su actividad y su presencia y da a luz a la plataforma GRITA (grabar, registrar, investigar, triangular y acompañar) para la recolección de denuncias relacionadas con la violencia policial. Esta iniciativa se crea al constatar un problema real como es el de las violencias perpetradas por las fuerzas de seguridad y las violaciones sistemáticas de los DDHH que practican. Es un diagnóstico que persiste a día de hoy y que viene dado por una información insuficiente, incompleta y sin caracterizar sobre estos hechos.
a plataforma hace parte del Observatorio sobre violencia institucional de la organización y recibe y registra denuncias que luego documentan al tiempo que brindan acompañamiento a las víctimas que lo soliciten. En paralelo con GRITA nace la clínica Policarpa -clínica de justicia ambulante- que se constituye como el servicio jurídico gratuito para asistir legalmente a todas las víctimas del Estado que lo requieran priorizando aquellas de colectivos marginados como habitantes de calle, usuarias de sustancias psicoactivas o población LGBTI.
En sus años de funcionamiento, la ONG ha puesto en circulación dieciséis publicaciones -todas ellas de acceso libre en su página web- entre informes, cartillas y documentos de trabajo entre las que figuran: Sin ataduras -lanzada el pasado mes de julio y que ofrece una serie de recomendaciones mínimas a tener “en cuenta por parte de la institucionalidad para el diseño e implementación de políticas y programas” para atender a personas habitantes de calle; las dos entregas (2021 y 2024) de Bolillo, dios y patria -sobre el problema estructural y sistemático del uso de la violencia por parte de las fuerzas de seguridad-, o Qué maricada con nuestros derechos -para visibilizar la negativa sistemática del “derecho a ocupar con tranquilidad las calles y las esferas públicas” por parte de la población “marica” de Bogotá-.
Pero si hubiera que destacar alguna, Camilo Mendoza, antropólogo y responsable del Observatorio de violencias de Temblores, elige Ni un minuto de silencio (9S sin olvido), informe en el que se recoge la investigación llevada a cabo sobre los trágicos sucesos acaecidos en Bogotá ese día de 2020 y que “da cuenta de las prácticas sistemáticas con las que la fuerza pública vulneró los derechos humanos de la ciudadanía en medio de las jornadas de protesta derivadas del asesinato de Javier Ordóñez”.
En el primer semestre de 2024, Temblores ha puesto en marcha “Arenga”, un juego para “visibilizar los riesgos del uso de armas menos letales en escenarios de protesta social y de las herramientas de cuidado que ha construido la ciudadanía para responder ante ellos”. Esta herramienta lúdico-pedagógica pretende hacer posible “interiorizar comportamientos de cuidado en situaciones de protesta social” generando un espacio de reflexión a partir del juego.
Con la plata que se va recaudando al adquirir un ejemplar del juego didáctico se ha creado el “Fondo Arenga” para ayudar a combatir la impunidad y las falencias judiciales. Con este fondo se ofrecen apoyos a los procesos barriales y comunitarios de memoria, de juntanza y de reparación de la ciudadanía víctima de la violencia policial.
Temblores quiere también predicar con el ejemplo en cuanto a su funcionamiento interno y por ello lleva a cabo una política de bienestar social al interior de la organización para intentar ser transparente y coherente en la contratación de su personal y en el uso de sus fondos para sus acciones y proyectos.
En el futuro cercano la organización, según nos comenta el propio Mendoza, busca lograr hacer realidad la reforma policial estructural -promesa del actual Gobierno del cambio- y avanzar en la finalización y firma de un tratado internacional sobre el uso de armas menos letales por parte de las fuerzas del orden que dé cumplimiento a las recomendaciones de Naciones Unidas.
Temblores pretende, con el elefante que da fuerza a su logotipo a la cabeza, poner a temblar a las estructuras hegemónicas que mantienen en Colombia la exclusión y la discriminación y que limitan el ejercicio seguro y democrático de los derechos civiles y las libertades públicas.