Por Aaron Elberg, Ariane Weinberger, Dani Horowitz, Dario Ergas, Rosita Ergas, Robby Blueh y Roberto Kohanoff

El interés de este documento es aportar a una mirada humanista sobre el conflicto entre el actual gobierno de Israel y Hamas en Gaza, cuyo último capítulo comenzó con el ataque de Hamas contra Israel el 7 y 8 de octubre 2023, y la inmediata represalia israelí. El documento trata los crímenes contra la humanidad que se han cometido por parte de Hamas e Israel. Hamas lo hizo por medio de más de mil civiles asesinados, torturados, violados y secuestrados, miles de niños, mujeres y civiles heridos, y miles de misiles lanzados hacia poblaciones israelíes. Israel hizo lo suyo con una represalia de gran magnitud, con continuos traslados de la población, reiterada destrucción del entorno civil, cientos de bombardeos, ataques con tanques e infantería, provocando decenas de miles de niños, mujeres y civiles muertos, mutilados o gravemente heridos.

Como siloístas, asumiendo nuestra procedencia cultural judía, queremos dejar en claro que repudiamos las matanzas en Israel y Palestina.

Se trata de una mirada construida por siloístas, activistas en la reconciliación entre palestinos e israelíes, para dialogar con otros. Un diálogo que ayude a converger hacia una experiencia y un proyecto común de humanización.

Para no complicar este documento hemos dejado afuera el contexto internacional.

Un clamor
Las cruentas acciones de Hamas y del gobierno de Israel, nos muestran un doloroso fracaso. Hemos confundido justicia con venganza y hemos tratado de justificar el odio y el resentimiento culpando al otro. Cada día que pasa nos alejamos del ser humano, de los cautivos en Gaza, de las familias de los asesinados, de las familias palestinas que lo han perdido todo, hijos, padres y abuelos. La compasión ha sido tildada de antisemita o de sionista. Lo humano se asfixia en las ruinas de la ciudad bombardeada.

Las debilidades de la democracia formal han hecho que ambos gobiernos terminen en manos de extremistas para los cuales la vida humana tiene valor de mercado, pero no valor sagrado. Es un fracaso de la democracia, de las religiones judía, islámica y cristiana. Es un fracaso del ser humano que ha identificado su ser con un estado, con el dinero, con una patria o una tradición. También es un fracaso de Naciones Unidas que no ha podido hacer prevalecer los derechos humanos en los conflictos mundiales.

Es un fracaso de nosotros mismos que no hemos podido parar la tragedia. Necesitamos un cambio personal, para superar en el seno de nuestras familias el resentimiento y renunciar a toda forma de violencia, sea física, económica, moral o sexual.

Renunciamos a colaborar con las democracias mentirosas, los fanatismos religiosos, y hacemos el vacío a toda actitud individualista que niega al otro, niega sus necesidades y derechos que son iguales a los míos.

El alma humana está llorando. Escuchemos su llanto y hagamos silencio.

Situación de Israel y Palestina

Encuadre histórico:
En el espacio histórico, social y geográfico antiguamente conocido como Canaán por los semitas (siglo XX AC), Palastu (termino de origen filisteo) por los asirios y acadios (siglo VI AC), y posteriormente denominado Siria Palaistine por los romanos (siglo II DC), hoy tienen derecho a existir el Estado de Israel y el Estado Palestino.

El vínculo histórico-geográfico del pueblo judío a esta región es innegable y se remonta a 1200 AC. Posteriormente, los judíos (hebreos) fueron expulsados de estas tierras por los babilonios (587 AC) y luego de retornar del primer exilio, fueron nuevamente expulsados por los romanos (años 70 y 135 DC). En la Edad Media, época de profunda influencia de las iglesias cristianas, los judíos fueron expulsados de Inglaterra, Francia, España y Portugal, y
confinados a guetos a lo largo y ancho de Europa. Fueron asediados por pogromos en Europa Central, Oriental y Rusia. El genocidio nazi exterminó gran parte del pueblo judío en Europa y fue el último eslabón en la cadena de la necesidad de formar un hogar nacional judío. Con la formación del Estado de Israel los judíos fueron expulsados de los países del África mediterránea y de Siria, Líbano, Iraq y Yemen, y con el ascenso del fundamentalismo
islámico, también de Irán; cientos de miles de exiliados, sobrevivientes del Holocausto nazi en Europa, por un lado, y expulsados de países musulmanes por otro. Esta síntesis no-exhaustiva pretende ilustrar que el pueblo judío, como nación, no tiene a donde ir y merece un hogar nacional.

La interpretación del sionismo y del Estado de Israel como meramente un proyecto racista, imperialista y neocolonial niega la necesidad histórica y actual de un espacio de protección para los judíos frente al antisemitismo rampante en todo el mundo.

El vínculo histórico del pueblo palestino a esta región es asimismo innegable. Sus antecedentes remontan a los períodos bíblico, romano, bizantino, omeya, fatimí, cruzado, ayubí, mameluco y otomano. El pueblo Palestino cobra identidad y se construye como proyecto a partir del siglo XX, con el despertar del nacionalismo árabe contra el colonialismo europeo, y se refuerza con el establecimiento del Estado de Israel. Igualmente, éste pueblo merece un hogar nacional.

El establecimiento del hogar nacional judío tuvo un alto costo para el pueblo palestino. Al no aceptarse el plan de partición de Palestina aprobado por las Naciones Unidas en noviembre de 1947 (resolución 181), por parte de países árabes lindantes y la propia dirigencia palestina, se desata una guerra que termina en la destrucción de muchos poblados y la expulsión de cientos de miles de palestinos, la mayoría de ellos en calidad de refugiados hasta el día de hoy. Esto es lo que el pueblo palestino recuerda como la Nakba. Hoy día, más de cinco millones de Palestinos se encuentran en calidad de refugiados en diversos países, sin derechos civiles ni nacionalidad. Hasta la fecha el exilio palestino no cuenta con un estado a donde establecerse y muestra la necesidad de la urgente creación de su estado nacional.

Naciones Unidas y la mayoría de los países en el mundo promueven un modelo de dos estados. Aun así, el modelo que habilite la convivencia de ambos pueblos en una misma tierra está aún por definirse, ya que ninguno es ideal. Sea un modelo de dos estados, un solo estado para ambos pueblos o un modelo confederativo, este se debería evaluar de buena fe y por medio del dialogo y la reconciliación.

Conflicto actual
En el doloroso proceso hacia la completa realización de los derechos de ambas naciones, se han cometido múltiples errores (de buena y mala fe) e innumerables crímenes. Cualquier manifestación, explícita o implícita, que justifique la negación de los derechos inalienables de ambos pueblos, a raíz de dichos errores y crímenes, debe ser rechazada y repudiada. El castigo colectivo a las poblaciones de ambos pueblos, por los errores y los crímenes de sus gobiernos, sus ejércitos y sus milicias, debe ser rechazado y repudiado.

La milicia palestina Hamas cometió el 7 de octubre de 2023 un brutal ataque a bases militares y poblaciones civiles que circundan la Franja de Gaza, incluyendo a un festival de jóvenes. Esto último no fue un “legitimo” (si es que hay acción violenta que sea legitima) ataque a instalaciones militares, sino un brutal ataque a poblaciones civiles que incluyó la violación sexual de mujeres, y el rapto y asesinato de bebes, mujeres y ancianos. Esta acción debe ser considerada un severo e inhumano acto terrorista y un crimen contra la humanidad. La estrategia de la dirigencia de Hamas, que como táctica se esconde tras la población civil en escuelas y hospitales, deshumaniza no sólo a los israelíes sino a su propio pueblo, al exponerlos al predecible y descomunal ataque israelí, y en vez de poner como primario el bienestar del pueblo palestino, la dirigencia de Hamas ha primado supuestamente la “causa palestina”.

Este brutal ataque no justifica en ningún caso la masacre realizada por el gobierno de Israel sobre seres humanos en Gaza, incluyendo civiles, mujeres y niños, esgrimiendo el derecho a la autodefensa. La represalia del ejército israelí ha sido (y continúa siendo hasta el día de hoy) brutal y destructiva. En su afán por eliminar a la milicia Hamas, el gobierno y el ejército israelí ha matado y herido a decenas de miles, destruyendo el ya endeble y hacinado hábitat palestino. Cientos de miles de personas quedaron sin hogares adónde volver, sin hospitales, sin escuelas y sin lugares de trabajo.

Sobre uso del término genocidio 1
En este conflicto observamos que en los sectores extremistas de ambos bandos hay mentalidades genocidas. No por eso podemos calificar a un pueblo o a un país como genocida.

Si Israel está cometiendo genocidio en este conflicto debería ser revisado cuidadosamente por la Corte Internacional de Justicia. Hasta ahora la Corte no calificó la guerra en Gaza como genocidio por parte de Israel. En este conflicto el termino genocidio se utiliza con excesiva ligereza. La palabra fue inventada para describir el crimen que “no tiene nombre”, y se comenzó a usar internacionalmente a partir de 1948 para el “peor de los crímenes”. La
expresión se refiere a la intención puesta en la aniquilación de un pueblo o parte de él, tales como el genocidio del pueblo armenio por parte de los turcos y el genocidio del pueblo judío por parte de los nazis.

De acuerdo con esta definición, en la declaración fundacional de Hamas 2 sí se hace un llamado al genocidio del pueblo judío.

El uso del término genocidio aplicado para Israel, mientras no sea comprobado por tribunales internacionales, impide la cabal solución del conflicto al incrementar el odio, además de relativizar y banalizar los genocidios cometidos en la historia. Lo mismo vale para las campañas y eslóganes que comparan Israel con Alemania Nazi: además de minimizar la magnitud del genocidio nazi, estas campañas incentivan el odio y la violencia y no pueden ser consideradas como humanistas.

Sobre la ocupación en Cisjordania
Buscamos seguir los lineamientos de las resoluciones y acuerdos de las Naciones Unidas y llamamos al desmantelamiento de los asentamientos declarados ilegales por ella, a la retirada del ejército de Israel y de los colonos de los territorios ocupados después del 1967. Apoyamos las recomendaciones de la Corte Internacional de Justica (CIJ) del 2024 que exigen la retirada de Israel de los territorios ocupados en 1967, calificando la ocupación como ilegal según el derecho internacional.

En tanto no haya una solución acordada, repudiamos los actos unilaterales (que tienden a ser irreversibles) tales como el incremento de los asentamientos por parte de Israel y el establecimiento de hecho de un sistema de apartheid que diferencia en la ley y en la práctica entre israelíes y palestinos en estos territorios ocupados, a diferencia de lo que ocurre dentro de las fronteras nacionales de Israel. Denunciamos la violencia de los colonos en los poblados palestinos que buscan expulsarlos de su propio territorio.

Antisemitismo 3
En este punto queremos desenmascarar la discriminación 4 explícita e implícita que sufre el pueblo judío.

Antiguos trasfondos antisemitas salen a la luz en muchos países del mundo y disfrazados de repudio a las acciones del gobierno israelí, atentan contra la integridad y la integración de comunidades judías en sus lugares de residencia. Estas manifestaciones de antisemitismo, explicitas o implícitas, deben ser rechazadas y repudiadas.

Pedir la desaparición del estado de Israel lo consideramos hoy como una clara (aunque muchas veces disfrazada) expresión antisemita.

Las manifestaciones no-violentas pro-palestinas que despiertan en todo el mundo, así como los llamados al alto de la guerra, al reconocimiento del estado palestino o la denuncia a los asentamientos en Cisjordania por parte de colonos israelíes, nos parecen del todo legítimos y subrayan la deshumanización que allí sucede. Tampoco consideramos antisemitas las campañas de bloqueo económico de los productos de los territorios ocupados después del 1967. En cambio, no validamos el bloqueo a las personas, artistas, científicos y universidades; esto es un error, porque impide la posibilidad de intercambio y diálogo y pudiera estar impulsados por antisemitismo.

Sin embargo, facciones e intereses antisemitas aprovechan estas protestas para azuzar el odio y el resentimiento hacia individuos y colectividades judías. Estas deberían ser denunciadas, rechazadas y hacerles el vacío, ya que sus intereses no son poner fin al conflicto, sino extremarlo.

Asimismo, algunas de las demandas que se escuchan en estas manifestaciones (como la de la “desaparición del estado de Israel”, “del rio hasta el mar, Palestina será libre”, las expresiones de solidaridad con Hamas o la calificación de Hamas como organización de resistencia legitima), las consideramos como antisemitas, violentas y anti-humanistas, porque conllevan como consecuencia a la eliminación del pueblo judío dentro de este territorio. Estas demandas, en vez de promover una solución, aumentan el odio y la violencia contra judíos.

Al mismo tiempo, rechazamos el apoyo de organizaciones y grupos de neto corte antisemita y racista que coyunturalmente apoyan a Israel para sustentar una postura islamofóbica. También estos, en lugar de promover la reconciliación entre los pueblos, aumentan el odio y la violencia.

El gobierno de Israel debería considerar que sus acciones desmesuradas fomentan e incrementan el antisemitismo preexistente. Así como Israel pide el apoyo de las comunidades judías, debería también considerar el impacto que sus acciones tienen en ellas. Sin embargo, los judíos en el mundo no son representantes del gobierno de Israel. De hecho, israelíes y también comunidades judías en otros países promueven numerosas acciones de protesta contra la política violenta del gobierno israelí y de todos los grupos extremistas. Igualmente hay acciones llevadas a cabo por pacifistas israelíes y palestinos conjuntamente en favor de la paz y la convivencia. De estas manifestaciones se habla muy escasamente en los medios de difusión y en las redes sociales.

Reflexiones para una propuesta humanista
• Cese total del fuego en todos los frentes (con o sin liberación de rehenes).
• Liberación inmediata de todos los rehenes (con o sin alto al fuego).
• Los líderes y gobiernos de ambos bandos deben ser vistos como responsables de sus acciones criminales, y tanto los lideres militares y políticos israelíes, así como de Hamas, deben ser enjuiciados por la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya (corte que juzga individuos, no estados).
• Rechazar y denunciar a los grupos judíos fanáticos que promueven un “Gran Israel” o la aniquilación del pueblo palestino. Al mismo tiempo, rechazar y denunciar a las organizaciones, grupos o individuos, sean estos árabes, islamistas o de cualquier religión, raza o cultura, sean derechistas, izquierdistas o simplemente “progresistas” que validan o promueven la destrucción del estado de Israel y/o un genocidio contra los judíos.
• Fortalecer los procesos democráticos y desmantelar el poder destructivo de las facciones violentas en ambos pueblos. Los grupos que promueven la violencia para sus causas deben excluirse del juego democrático y sus actos deben ser perseguidos judicialmente.
• El gobierno de Israel debería considerar que, aunque el antisemitismo sea injustificado, sus acciones desmesuradas lo fomentan e incrementan. Así como Israel pide el apoyo de las comunidades judías, debería también considerar el impacto que sus acciones tienen en ellas.
• Es necesario avanzar en la solución que plantea Naciones Unidos de dos estados, aunque la situación actual con Gaza semidestruida, más de 700.000 colonos israelíes en asentamientos en territorios ocupados, la no continuidad del territorio palestino por la aislación de Gaza, los checkpoints de Cisjordania y el no reconocimiento de facciones palestinas del derecho de existencia del estado de Israel, dificultan avanzar en esta solución y son resistencias por superar.
• Asimismo, hay que propiciar el dialogo entre los propios pueblos acerca de su modelo de coexistencia y convivencia, sea éste basado en dos estados para dos pueblos, un solo estado para ambos pueblos o un modelo confederativo. Este modelo debe considerarse en el contexto de la integración y normalización de las relaciones entre los países de la región, y la solución justa al problema de los refugiados palestinos, tal como está esbozado en la propuesta de la Liga Árabe del 2002.
• El retiro de tropas de Gaza y de los territorios ocupados a partir de 1967, así como el reconocimiento pleno al derecho de existencia de Israel de parte de todas las organizaciones palestinas, son precondiciones ineludibles del diálogo y hay que implementarlas a la brevedad.
• Todos los países de la zona (actualmente Israel e Irán) deben hacer transparente su potencial nuclear y asumir las regulaciones internacionales que esto implica.
• El conflicto solo se solucionará en el momento en que se agote la vía de la destrucción mutua y el ciclo de la venganza. Esto solo puede solucionarse de manera intencional, creando condiciones idóneas para el diálogo entre las partes. Es necesario que ambos pueblos estén genuinamente dispuestos a buscar una paz verdadera y duradera, cuya implementación solo puede ser lograda acabando con palabras y acciones destructivas, por un lado, y por otro lado fomentando un proceso de reconciliación con la larga cadena de heridas padecidas y ocasionadas. Reconciliar no es olvidar ni perdonar, es reconocer todo lo ocurrido y proponerse salir del círculo vicioso del resentimiento y de la venganza. Hay que emprender nuevos caminos que lleven a nuevos horizontes.

Hacia la Nación Humana Universal
La situación es crítica. Es necesario rescatar el humanismo de la propia cultura y ponerlo al servicio del desarrollo social y del conjunto de los seres humanos en todas las latitudes. Es necesario cuestionar las tradiciones de la propia cultura que promuevan el odio, la venganza y la discriminación. Tenemos que aprender a converger desde la diversidad de los pueblos y desde cada uno, teniendo como marco la declaración de los derechos humanos de Naciones Unidas.

En la aspiración a una Nación Humana Universal, se requiere fortalecer el dialogo entre las identidades culturales que permitan avanzar hacia la convivencia, fortaleciendo la convergencia de la diversidad. Esta no se creará a través de la ampliación del odio y la negación del otro.

La liberación personal y de los pueblos solo es posible en el marco del principio universal que nos impulsa a “tratar a los demás como queremos que nos traten”. Esta nueva actitud de vida nos lleva a buscar respuestas creativas a la violencia en las sociedades y en la propia conciencia, nos aleja de la venganza, y nos orienta en el trato de uno con otro, de un pueblo con otro, de una cultura con otra. Ese principio de Solidaridad, también enunciado por Silo y
conocido desde antiguo como la Regla de Oro, nos da inspiración, protección y dirección, nos pone en presencia de lo humano en el otro y en nosotros, que es a lo que aspiramos y necesitamos.

 

1 Artículo 6 del estatuto de Roma de 2002:
A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “genocidio” cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.

2 El texto siguiente son citas de la Carta Fundacional de Hamas del 18 de agosto 1988 (versión en castellano publicada por México Diplomático): «El Día del Juicio no vendrá hasta que los musulmanes combatan a los judíos, cuando el judío se oculta detrás de las piedras y los árboles; las piedras y los árboles dirán: «Oh musulmanes, oh Abdullah, hay un judío detrás de mí, ven y mátalo!… “(Art.7). Esta carta nunca fue invalidada.

3 La hostilidad generalizada hacia los judíos tiene una tradición que se remonta a unos 2.500 años. A diferencia de la xenofobia, se justifica con características supuestamente inmutables de los judíos, a menudo etiquetados y
representados de forma similar. Desde la Antigüedad, por ejemplo, se consideraba a los judíos «enemigos de la humanidad», desde la Alta Edad Media «envenenadores de pozos», «asesinos rituales» y «conspiradores» secretos, y
desde principios de la Edad Moderna «usureros» o «parásitos», «explotadores» y «dominadores del mundo». El termino antisemitismo como tal aparece por primera vez en diciembre de 1879 Coincide con la época en la cual las
antiguas formas de odio a los judíos se reemplazan y se justifican con el concepto aparentemente científico-biológico de diferentes «razas humanas».

4 Diccionario Humanista: DISCRIMINACIÓN (del lat. discriminare: separar, diferenciar). Designa un tipo de trato de inferioridad en cuanto a derechos y consideración social de las personas, organizaciones y estados, por su raza, etnia, sexo, edad, cultura, religión, ideología, según los casos. Privación premeditada o limitación de los derechos y ventajas. Una de las formas de la d. política es la restricción de los derechos para elegir o ser electo. La d. es una acción manifiesta o larvada de diferenciación de un individuo o grupo humano en base a la negación de sus intenciones y libertades. Esto se efectúa siempre en contraste con la afirmación de especiales atributos, virtudes o valores que se arroga para sí el discriminador. Tal proceder se correlaciona con una “mirada” (con una sensibilidad o con una ideología) objetivante de la realidad humana.
El N. H. condena la d. en todas sus manifestaciones y llama a desenmascararla públicamente en cada caso.

 

Glosario
Sionismo
El sionismo fue un proyecto que comenzó hacia fines del siglo 19, época de formación de estados nacionales e ideales libertarios. La idea principal del proyecto era la constitución de un Hogar Nacional para el pueblo judío en la tierra de Sion (en base al Monte Sion, en Jerusalén).
El proyecto sionista concluye con el establecimiento y la consolidación del Estado de Israel.
Para nosotros el sionismo o la adhesión al sionismo se refiere a todo aquel que apoya la existencia de Israel como país con acento cultural judío, sin necesariamente estar de acuerdo con la política expansionista de ciertos sectores de Israel.

Musulmanes, islamistas y árabes
En tanto los musulmanes son personas de origen islámico (la fe de Mahoma), no deberían confundirse con los árabes, es decir las personas que pertenecen a la cultura árabe. Por ejemplo, el país musulmán con la población más grande del mundo es Indonesia, aunque los indonesios no hablan árabe. Tampoco los iranies (persas) son árabes. Árabes son aquellos (en una simplificación muy grande) que su idioma natal es el árabe. Del mismo modo que no todos los musulmanes son árabes, tampoco todos los árabes son musulmanes, sino que también hay árabes cristianos, árabes drusos y muchos más. Los palestinos son árabes oriundos de Palestina.
Entre los musulmanes, se denomina islamistas a aquellos musulmanes que no solo profesan el islam, sino que también proponen regir los países según las leyes y normas del islam y sus derivados.

Judíos e israelíes
De un modo similar a la diferencia entre musulmanes y árabes, tampoco deberían confundirse los judíos (también denominados hebreos o israelitas) con los israelíes (ciudadanos de Israel).
Judíos son todos aquellos que se reconocen como miembros del pueblo judío.
Aproximadamente un 45% del pueblo judío está establecido en Israel, y el resto en muchos otros países (35% en EE. UU. y el resto en Francia, Canadá, Reino Unido, Argentina, Rusia, Australia, algunos países de Europa del Este, entre otros). Acerca de los israelíes, si bien el 80% aproximadamente son judíos, hay también israelíes árabes (tanto israelíes árabes musulmanes como israelíes árabes cristianos) y otras minorías.