La boxeadora camerunesa Cindy Ngamba ganó la medalla de bronce en la categoría de 75 kilos, convirtiéndose en la primera atleta refugiada que gana una medalla en la historia de los Juegos Olímpicos.
«Solo soy un ser humano, como cualquier otro refugiado», declaró la atleta, que no puede regresar a su país por ser gay; la homosexualidad sigue considerándose un delito en Camerún.
El equipo de refugiados, fruto de la colaboración del COI con ACNUR, participó por primera vez en unos Juegos Olímpicos en Río 2016 y está formado por atletas que por diversas razones políticas y de discriminación no pueden competir en sus equipos nacionales.
Ngamba vive desde hace tiempo en el Reino Unido y entrena con boxeadores del equipo británico, pero no se le ha concedido la nacionalidad de ese país.