La estrella del firmamento neoliberal argentino, Javier Milei, se habría convertido en el vivo reflejo de la incongruencia trumpiana y habría conseguido suplir su bisoñez en la gestión pública con el impacto mediático de sus intervenciones públicas al tiempo que se habría convertido en una «rara avis» que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional.
Así mismo, Milei sería portador de un peligroso virus político que podría arrasar con los principios de la democracia argentina al poseer un ADN dotado de la triple enzima DXH (dictadura blanda, xenofobia y heteropatriarcalidad) y cuyo primer efecto visible fue el finiquito de lo «políticamente correcto».
Milei y el populismo
El ideario de Milei tendría la paternidad del anterior asesor de Trump, Steve Bannon, que consiste en «crear un mundo virtual y paralelo aderezado de mentiras y medias verdades que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racionales».
Igualmente, Bannon le transmitió los puntos esenciales del ideario populista: mensajes cortos y xenófobos en las redes sociales, culto al líder y utilización de las fake news para sumir a la población en la duda existencial. Así, el pensamiento de Milei no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción e incluiría los puntos esenciales del ideario populista: maniqueísmo (Comunismo o libertad), culto al líder y finiquito de lo «políticamente correcto».
Así mismo, Milei sufre de un delirio de grandeza que provoca que «el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión» (Salvación de Argentina). En consecuencia, la propaganda de Milei estuvo dirigida «no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustenta».
Final del paraíso económico neoliberal de Milei
Según el FMI, la inflación en Argentina seguirá desbocada en el 2024, (rozando el 140%), lo que provocará la pérdida de competitividad de los productos argentinos con la consiguiente constricción en las exportaciones e incremento del déficit comercial que desembocará en una tasa de paro desoladora del 13% prevista para el 2024. Una inflación descontrolada conlleva la pérdida de poder adquisitivo de trabajadores y pensionistas, la contracción del consumo interno y la desincentivación del ahorro y búsqueda de rentas fuera de las actividades productivas que podría desembocar en una desertización productiva que fuera incapaz de satisfacer la demanda de productos básicos.
Así mismo, el FMI prevé que el PIB se contraiga un 3,5% en el 2024 debido a la reducción de las exportaciones y una drástica reducción del consumo interno (7% en el segundo trimestre), con lo que asistimos a escenarios de estanflación. Por estanflación se entiende la suma de una inflación desbocada y un escenario de recesión económica y se trata de una de las más peligrosas combinaciones para la economía ya que ambos elementos distorsionan el mercado y la terapia de choque para combatir el estancamiento económico tiene como efecto secundario el incremento de la inflación.
Así, para incentivar el consumo y salir de la recesión se requieren terapias basadas en la expansión fiscal y monetaria, medidas que a su vez generan más inflación, lo que al final deviene en un círculo explosivo pues conlleva incrementos del precio del dinero por parte de los bancos centrales que provocarán la asfixia económica de países como Argentina con una desorbitante deuda externa de 290.000 millones de dólares.
Ello conlleva el brutal aumento de las tasas de pobreza (según ODSA-UCA, cerca del 55 % de los argentinos rozaría ya el umbral de la pobreza), un severo retroceso de las libertades democráticas y un notable incremento de la inestabilidad social que tendrá a los sindicatos Confederación General del Trabajo (CGT) y Central de los Trabajadores de la Argentina de los Trabajadores (CTA-T), como puntas de lanza de la lucha callejera.
Dicho estallido social estará motivado por el hambre y la miseria y podría desembocar a finales del 2024 en la dimisión del Gobierno de Milei, el intento de asalto de la Casa Rosada y la huida de Milei de una Argentina huérfana de sus reservas de oro y más expuesta a una posible apreciación del dólar y la reversión de los flujos de capital asociados, lo que anticipa un sombrío panorama económico para Argentina, rememorando la «Década perdida de América Latina» (década de los 80).