Parte III

 

Por Francisco V.J. Carpio Jordán*

La hoja de coca, en cualquier forma de consumo, repito, es un excelente complemento alimentario y tomada en mate o infusión y masticado es un estimulante similar a la cafeína del café; contiene cocaína natural en un promedio que oscila entre 0.5 y 10 por ciento, que acompaño el buen vivir de poblaciones de civilizaciones andinas por miles de años. Estudios biológicos, antropológicos e históricos, cada vez más vienen sumando argumentos que desbaratan la intención anglosajona de condenar a la hoja de coca como narcótico y terminar de prohibirla, y resguardarla para alimentar su exitoso mercado del narcotráfico. Recordamos que después de una de sus investigaciones amañadas afirmaban que los pueblos andinos vivieron narcotizados sin tener conocimiento de su estado.

En 1961, se incluyó a la hoja de coca en la lista No 1 de la “Convención única sobre estupefacientes de las Naciones unidas”, sujeta a un control y su permisión solo para usos médicos y científicos. Esta inclusión tuvo dos finalidades, terminar poco a poco con la masticación y también evitar la fabricación de cocaína; prohibiendo y erradicando los cultivos ilegales, complementada con la prohibición del masticado para desaparecerlo en un periodo de 25 años, o sea que, para diciembre de 1989 debieron de cumplirse los objetivos.

En 1971 el presidente Richard Nixon impulso un programa para combatir el narcotráfico y el consumo de estupefacientes. Estas medidas de aparente sanidad social, tiene otra faz evidenciada en las inducciones al consumo de drogas en la población norteamericana, como fue el caso de los panteras negras, a quienes en 1969 el FBI lo califico como “la mayor amenaza para la seguridad interna del país”, desarrollando un programa de contrainteligencia, vigilancia, infiltración y perjurio, incriminándolos con el consumo y tráfico de drogas, con tácticas de inducción al consumo tanto en la población como en los activistas negros. En 1989, al no haberse cumplido los objetivos de la convención única de 1961, el presidente de EE.UU. George Bush lanza “la iniciativa andina” que intensifica las intervenciones militares para erradicar los cultivos de coca.

En 1992 la OMS declara que la hoja de coca está debidamente incluida en la lista Nº1, en posteriores momentos expertos de farmacodependencia de la OMS retiraron las anteriores conclusiones, para reclasificar este consumo del masticado o chacchado como una forma de cocainismo; sin reconsiderar los errores y metodologías imprecisas, que utilizaron como fundamento, incluidas las connotaciones políticas culturales y racistas, etc.

En la Convención contra el tráfico ilícito de estupefacientes de 1988, Perú y Bolivia negociaron parcialmente, en el párrafo 2 del Artículo 14, que las medidas para eliminar la demanda y el cultivo ilícito de estupefacientes: “Tendrán debidamente en cuenta los usos tradicionales lícitos, donde al respecto exista la evidencia histórica”.

En 1994, la Junta Internacional de estupefacientes (JIFE) que supervisa la aplicación de convenciones de la ONU en control de drogas, expreso que el consumo de mate de coca en varios países de América del sur, considerado inocuo y legal, forma parte de una actividad ilegal, según lo convenido en 1961, en contraposición a la convención de 1988, aunque no era la intención de las conferencias plenipotenciarias,

En 1995 el “Proyecto cocaína” de la OMS/UNICRI concluye que: “el consumo de hojas de coca no parece tener efectos negativos para la salud”. Su publicación se bloquea ante la amenaza de perdida de financiamiento de EE. UU.

En el informe anual de la JIFE del 2007, modifica la postura anterior e insto a los países a prohibir “la práctica de masticar hoja de coca y la fabricación del mate de coca”. Ante lo cual se realizaron protestas en Perú y Bolivia; no obstante que el mismo 2007 las Naciones Unidas reconocen los derechos de las comunidades indígenas, incluidas sus tradiciones y costumbres culturales.

El 27 de Setiembre del 2005 el Tribunal constitucional del Perú resolvió, exhortar al presidente de la República reevaluar la política nacional e internacional antinarcóticos para que sea más eficiente y acorde al derecho y a la realidad nacional y regional; expresando también: “de lo expuesto en los fundamentos 28 y siguientes, supra, resulta claro y evidente que la cocaína ni es de origen natural ni se extrae de la hoja de coca, la cual no es más que su insumo básico”. Exhortar al Congreso de la República, a incluir, en el más breve plazo posible, a la planta de la hoja de coca en la lista de cultivos reconocidos como Patrimonio Natural de la Nación. En el mismo sentido, se exhorta al Instituto Nacional de Cultura a iniciar trámites para evaluar la conveniencia técnica de la declaración de uso tradicional de la planta de hoja de coca como patrimonio cultural inmaterial, de conformidad con el ordenamiento internacional.

En noviembre del 2006, Bolivia consiguió de la Organización mundial de la Salud, que el tema de la hoja de coca, sea introducido como parte de la medicina tradicional en la agenda del principal órgano subsidiario que toma las decisiones en la OMS, el Consejo Ejecutivo integrado por 34 países de las naciones Unidas. También Bolivia consiguió en enero del 2007, en la 120 reunión del Consejo ejecutivo de la OMS (Ginebra) el apoyo técnico para un estudio sobre “la contribución de la hoja de coca a la medicina tradicional y a la salud pública”.

El 23 de octubre del 2006, el Parlamento Andino decidió, considerar a la hoja de coca en su estado natural, Patrimonio Cultural de los Pueblos Andinos, debido a su presencia en el uso alimenticio, medicinal, rituales ancestrales sociales y religiosos de los pueblos andinos.

El 21 y 22 de setiembre del 2006, en la VI reunión de la Comisión de Pueblos Indígenas y etnias del Parlamento latinoamericano en Potosí-Bolivia, resolvió respetar el cultivo ancestral de la hoja de coca….. en ese marco, los pueblos indígenas solicitan la despenalización de la misma en los organismos internacionales, a efectos de racionalizar el accionar del producto.

Del 8 al 10 de marzo del 2007, la Unión Interparlamentaria Latinoamericana y del Caribe, reunida en Caracas Venezuela, declaro a la hoja de coca como Patrimonio Cultural de los Pueblos Indígenas y Andino-Amazónicos.

En el 2009, la nueva constitución de Bolivia declara a la hoja de coca como patrimonio nacional. En marzo del mismo año, Bolivia solicito a la ONU la suspensión de los párrafos 1c y 2e del Articulo 49 de la convención Única de 1961, para que se elimine la expresión: “la masticación de la hoja de coca quedara prohibida”, teniendo un plazo de 18 meses para responder a la propuesta boliviana. Al 31 de enero del 2011, fecha de vencimiento del plazo, se presentaron objeciones de 17 países, por lo que el trámite no prospero quedando estancada la modificación.

El 2011, Bolivia denuncia la Convención Única para su retirada, entrando en vigencia en enero del 2012 y posteriormente se adhirió al tratado del 2013, con una nueva reserva sobre la masticación de la hoja de coca, logro que solo se aplica en territorio boliviano y sigue proscrita internacionalmente.

En el 2019, Bolivia anuncia en la CND (Comisión de estupefacientes del Consejo económico y social de Naciones Unidas) un estudio de la OMS sobre las propiedades terapéuticas de la hoja de coca. Por falta de recursos económicos, el golpe de estado y la pandemia estuvo imposibilitado la realización del estudio.

En marzo del 2023, en la sesión 66 de la Comisión de estupefacientes (CND), el órgano rector de la oficina de las naciones Unidas contra la droga y el delito (UNDDC), Bolivia y Colombia presentaron una solicitud pidiendo la revisión de la clasificación de la hoja de coca, retomando la reivindicación de los pueblos andino amazónicos, de que la hoja de coca es parte de su cultura y tradición. Por los procedimientos de estas instituciones la CND no podrá decidir sin informe previo de la OMS.

El año 2023, Bolivia notifica al secretario Gral. de la ONU acerca de la activación de un examen critico de la OMS sobre la clasificación de la hoja de coca. El 2024 en la CND propone proteger la hoja de coca como un recurso genético. El ECDD (Comité de expertos en drogas) de la OMS inicia un proceso de revisión critico e invita presentar aportes en la audiencia pública del ECDD en octubre.

El presidente Colombiano Gustavo Petro planteo descolonizar la política global antidrogas, la vice presidenta Francis Márquez expreso: “Llego el momento de plantear el debate para despenalizar el uso de la hoja de coca”. También planteo el reconocimiento de las drogas, como un problema de salud, en lugar de un problema militar.

Para el año 2026 se espera que la CND de la ONU, compuesta por 54 países, vote por sobre cualquier cambio recomendado en la clasificación de la coca, lo cual requiere una mayoría simple para su aprobación.

Trasfondo de la prohibición. Industrialización y comercialización de los derivados de la hoja de coca

La hoja de coca considerada estupefaciente y prohibida a nivel global, solamente se continúa consumiendo en algunos países de América del sur, como Perú y Bolivia; sin embargo, varias empresas norteamericanas exportan hoja de coca con el aval de algunos de sus organismos prohibicionistas, para diversos fines poco conocidos, hecho que confirma el potencial exportador que podría tener a nivel global, tanto la hoja de coca como sus derivados para fines alimenticios y medicinales.

Se desprende la interrogante, de por qué no se permite que haya más productos legales de hoja de coca en el mundo, mientras el producto ilegal de la coca, la cocaína, está presente y en expansión en los mercados del mundo sin competencia con los derivados alimenticios y medicinales. Al mismo tiempo que las costosas acciones de erradicación de cultivos de coca y la persecución de determinados niveles de narcotraficantes, no afectan la productividad, el tráfico y su destino final; mientras, continua el ingreso y flujo del narcótico plena y puntualmente a sus mercados de alta rentabilidad.

La empresa norteamericana Stepan Company, importa hojas de coca de Perú a EE.UU. con autorización de la DEA. ENACO declaro que la Compañía Stepan es la única que adquiere 120 toneladas anuales; empresa con sede en Nueva Jersey, quien tiene licencia para importar desde 1994. Al mismo tiempo varias cifras indican que también otras empresas estarían importando hojas de coca desde el Perú. Del 2003 al 2016 Perú vendió 1,643 Tn. de hojas de coca a EE.UU. por 7 millones de dólares. Bolivia vendió al 2003, 22 Tn. por 67,500 dólares, datos ubicados en USA TRADE online. No transparentan los movimientos de empresas importadoras de hojas de coca, que tienen licencia para hacerlo, como Johnson Matthey live y Cambrex Charles City, mientras que ENACO y la DEA lo sigan negando.

Stepan procesa y entrega un extracto de hojas de coca al laboratorio Mallencrodt Pharmaceuticals, el que elabora cocaína y clorhidrato de cocaína, usando la cocaína en procedimientos legales, como usos quirúrgicos, anestesia para los ojos, nariz, orejas y garganta, para la investigación y otros usos médicos, en cantidades convenientes con permiso de la DEA. El clorhidrato también es consumido ilegalmente como droga psicoactiva que aumenta la dopamina del cerebro.

Stepan extrae el alcaloide para el laboratorio Mallen, vende las hojas a cocacola, en condiciones que ya no necesita autorización; sin embargo, años anteriores usaba la cocaína en sus formulaciones. Para facilitarles, el convenio del 61 incorpora la siguiente disposición sobre la hoja de coca, indicando que: “los suscritos pueden permitir el uso de coca en la preparación de un agente saborizante que no contenga alcaloides y permitir la producción, importación y exportación de hojas de coca”.

Es importante destacar que ya en 1938 EE.UU. importaba 107 Tn. Incrementando en los años 40 a 200 Tn. de hojas de coca anuales. Algunos de estos datos y cifras, los tomo como muestras que no podrían ser más abundantes en un enfoque panorámico de la temática que estamos tratando, asimismo hay varios libros que podrían ser citados como el de Paul Gootemberg “La cocaína andina y el proceso de una droga global”.

Las disposiciones adicionales sobre la hoja favorecen a Cocacola y otras empresas que importan y procesan derivados, reservando el proceso industrial de coca para estas empresas del norte, limitando y prohibiendo que lo realicemos los países que producimos y consumimos milenariamente este vegetal. Un funcionario de Cocacola expreso: “Nuestras formulas son los secretos comerciales más valiosos de la compañía. No confirmamos ni discutimos las fórmulas ni los ingredientes de nuestros productos, más allá de los enumerados en las etiquetas”, lo cual indica y confirma las reservas privilegiadas de estas empresas, que estarían armando un monopolio de la producción formal de derivados de la coca y, por otro lado, una mano invisible favorece el subterráneo, tenebroso y rentable negocio transnacional de la cocaína.

En los países donde se han implementado las diversas operaciones de erradicación de cultivos de coca, no hubo resultados favorables en la evaluación final; contrariamente se ha vuelto a resembrar y se amplió la frontera de sembríos cocaleros, además de la conflictividad social provocada, la contaminación del ecosistema y, complementada con  la permanencia misteriosa y duradera en zonas como el VRAE en el Perú, donde conviven cultivos, producción del narcótico y tráfico de entrada de insumos y salida del producto final, con la presencia de unidades policiales y militares del estado, más la presencia de grupos armados derivados del senderismo, que ahora son uno de los guardianes del narcotráfico.

La erradicación forzosa por aspersión se realizó principalmente en Colombia, usando el producto químico paraquat y posteriormente glifosato, en todos los países objetivo se probaron también otros herbicidas, todos contaminantes de los ecosistemas. También se realizaron operativos terrestres y destrucción manual de cultivos de coca. Asimismo, la erradicación voluntaria con la sustitución de cultivos alternativos, en el caso del Perú con la intervención de DEVIDA.

La erradicación forzosa no concluye en resultados efectivos, porque el productor-agricultor maneja sus tiempos y espacios de probable intervención, considerando la demanda en el mercado de compradores de sus cosechas, favoreciendo la oferta de sus precios. Además, el agricultor, el comprador y productor de la cocaína dependen de una red, organizada internacionalmente que monitorea los procesos, los accidentes y orienta las alternativas para que el sistema siga funcionando. Consecuentemente, las erradicaciones disminuyeron solamente el margen de ganancias, mas no su rentabilidad.

La experiencia en los cultivos de coca y el proceso de producción del narcótico ha evolucionado, mejorando la productividad de la hoja de coca y la producción de más cocaína con menos hojas de coca. En los países implicados se va reconfigurando la frontera agrícola; en el caso del Perú, ahora existen 14 zonas de producción, en 13 departamentos y 137 distritos, articulándose nuevas zonas de actividades de la cadena productiva y comercial del mercado de drogas. El reporte global de la cocaína (ONUDD, organismo especializado de las Naciones Unidas) indica el 2023, que los cultivos de coca al 2022 llega a un rendimiento máximo de 355,000 has. Disgregadas en: Colombia con 230,000 has. Perú 95,000 has. Y Bolivia con 30,000 has. 61 % de plantaciones en el área andina, duplica la cifra del 2015; en cuanto a cocaína dos mil toneladas de cocaína producida globalmente al 2020, en el Perú al 2022 se produjeron 2,757 tn. de cocaína, cifras que responden eficazmente a la demanda de los mercados.

Esta sucesión de hechos y procedimientos muestran que la clasificación de la coca como narcótico, favorece a los objetivos de la transnacional de narcóticos del capitalismo anglosajón (EE.UU. e Inglaterra) en sostener la industria de las drogas formalmente ilegales, en particular en América del sur,  controlando los cultivos de hoja de coca, para alimentar su cadena productiva del narcótico cocaína y pasta básica, y la provisión continua a las redes de distribución y comercialización, que hasta el momento nunca han interrumpido sus procesos y flujos hacia el consumidor final, Norteamérica y Europa principalmente; asimismo, también derivar parte de la producción de hojas de coca hacia empresas del norte para procesar derivados legales dirigido al mercado de los medicamentos y alimentos.

Los instrumentos formales y legales están a cargo de los organismos de las naciones unidas y de la organización mundial de la salud en particular, la DEA, la CIA y otros organismos sucedáneos de control y coerción policial; tratados comprometidos con los estados de Colombia, Perú y Bolivia, con bases militares para la erradicación, coordinación y acciones con instituciones del ministerio del interior y de las fuerzas armadas. Los resultados muestran nuevamente que los cultivos se acrecientan y se mueven a nuevas áreas, la producción también continua y las rutas de tráfico varían tanto localmente como dentro de América del sur, como es evidente de la nueva plataforma de distribución desde el ecuador, así como las rutas globales de tráfico de cocaína y otros estupefacientes.

Finalmente, es evidente que este procedimiento establecido de facto y ayudado con normativas, perjudican el uso intensivo de la hoja de coca para fines alimenticios y medicinales, no solo en los países de tradición andina sino también la posibilidad de producir para el mercado mundial los derivados alimenticios y medicinales, con posibilidades de procesar toda la producción actual de hojas de coca. Es indudable que poderes ocultos o semiocultos impiden esta alternativa legal, para que siga la hegemonía de la producción y tráfico del narcótico. Constatándose que las fallidas medidas, o constituyen una mascarada o perjudican a redes de competencia de cadenas centrales de tráfico.

Es también importante destacar que EE.UU. y sus organismos internacionales no dan prioridad ni atención a otras alternativas por razones no visibles; como las siguientes:

Transferir todo el potencial económico que se diluye en operaciones que mantienen un status quo al que se combate sin resultados, transferirlo al desarrollo económico integral de las zonas rurales afectadas e infectadas; reforzar la erradicación voluntaria y sustitución de cultivos, con asistencia técnica y proyección de sus productos hacia el mercado interno y exportaciones, con vías de transporte de salida; los productos de los cultivos alternativos deben tener un soporte en el mercado norteamericano que es el principal interesado en las erradicaciones; complementada con el impulso de la industrialización de la hoja de coca con derivados alimenticios y medicinales, para lo cual el juego sucio e injusto de los diversos organismos de la ONU, la OMS, la CIA, la DEA y los estados de Sudamérica, debe terminar, para lo cual, tiene que suprimirse la estigmatización de la hoja de coca en la lista No 1 de la “Convención única sobre estupefacientes de las Naciones unidas”; nueva condición que impulsaría la venta legal de hojas de coca y derivados en los mercados internacionales, que por ahora los domina el tráfico ilegal sin competencia alguna, propiciándose una creciente demanda de hojas de coca, que hasta ahora la consideran equivocada o intencionalmente estupefaciente.

Esta es una demanda que emana del corazón de nuestras culturas ancestrales, desde una cosmovisión y un modo de vida que vamos recreando, para desprendernos de un modo de vida individualista, competitivo y violento, que, como expresiones del enriquecimiento, el éxito personal a cualquier costo, impulsan la industria y el mercado de los narcóticos, tráfico y trata de personas y tráfico de armas, como una de las manos del mismo cuerpo sistémico imperante. Deseamos recuperar nuestra soberanía en general, soberanía cultural y alimentaria en particular y un modo de vida complementario reciproco y no violento. La recuperación de nuestra hoja de coca, para compartirla con todos los pueblos del mundo para un buen vivir.

Perú, agosto del 2024

 

*Francisco Carpio Jordán

Periodista, Analista Político, Promotor del Instituto de Gestión Pública, Promotor del Proyecto Nación Humana, participa en el Movimiento Humanista, La Comunidad y el Centro Humanista de comunicaciones.

Ver Parte I: https://www.pressenza.com/es/2024/08/la-hoja-prohibida-y-el-triunfo-de-la-cocaina-coca-hoja-sagrada-de-las-culturas-andinas-ritual-medicinal-y-complemento-alimentario/

Ver Parte II: https://www.pressenza.com/es/2024/08/coca-cocaina-narcotrafico-y-prohibicion-de-consumo-de-la-hoja-de-coca/