POEMA
Entre las ruinas de un mundo desorientado
estoy condenado en cada paso
en cada momento del alma
cuando busco palabras
encuentro lágrimas intangibles,
en el despertar de la mañana,
cuando la humedad se levanta
entre los rayos de sol,
un niño sale entre los escombros
en busca de un parque
otros hablan entre alfombras
sonríen y se van.
¿Quién acabará con el estruendo de las bombas?
¿Quién sembrará flores para acabar con este holocausto?
Basta ya de las sonrisas de odio
de la aniquilación de la vida.
Las lágrimas no cesan
con cada niño, cada anciano
una vida rota en una ciudad fantasma
un campamento que perece cada día.
Llevaos vuestro odio,
vuestras armas
alejaos en el cielo estrellado
dejad que la lluvia vuelva en cada nube.
Allí en los olivos de Gaza
volverá a nacer la sonrisa de un niño.