Nos encontramos a conversar con el joven ovallino, Fabián Olivares Adaros en su lugar de trabajo, donde despliega su arte musical en el centro comercial de la ciudad, junto a su instrumento musical, un parlante y un micrófono, comparte su voz y su arte con el mundo. Su máxima felicidad «es percibir las sonrisas en los rostros de quienes lo escuchan cantar con el corazón». Su música es su sustento, su pasión y su forma de conectar con otros.

Desafió las barreras desde temprana edad. Cuenta lo difícil que fue ser el único no vidente de su familia. Estudió en la Escuela de Ciegos en La Serena, aprendió Braille, a leer con sus dedos, y a tocar instrumentos de forma autodidacta.

En la educación secundaría no le fue fácil, sufrió discriminación y bullying por algunos compañeros, pero Fabián perseveró: «El momento más feliz de mi vida fue cuando obtuve mi licencia de cuarto medio, haber superado mi enseñanza básica y media a pesar de lo difícil que fue ese proceso».

Con su guitarra y su voz, encontró su camino. Aprendió tocar instrumentos a oído musical y en los diferentes colegios. Tocó junto a otros compañeros con ceguera completa, con baja visión y no videntes en la orquesta sinfónica del colegio. Se encuentra, muy agradecido, de su familia y profesores que siempre lo han ayudado a desarrollar su pasión.

Aprendió a orientarse y a moverse con el bastón, así sale solo, recorre las calles que muchas veces no están tan accesibles, hace sus cosas, en la actualidad, es autovalente.

Él nos dice: «que es importante intentar ayudar a otros, aunque sea poniendo atención o escuchando o dando un consejo a otro ser humano sin esperar nada a cambio.

«Un no vidente es una persona normal, igual que todos». A otros discapacitados los ve como pares. El mensaje que les dejaría a otros ciegos chilenos «es que sigan adelante, que todo se puede, que dependan de sí mismo, no de otra persona, que se atrevan a salir, a pesar de todo, todo se puede y tiene una solución».

Es testigo que «una discapacidad no hace diferente a una persona porque todos podemos salir adelante, todos somos seres humanos diversos, esto permite desarrollarnos y potenciar nuestras mejores virtudes».

Dio la prueba de ingreso universitario aunque en lugar de seguir, eligió las calles momentáneamente, aunque en el futuro, ya tiene 25 años de edad, aspira a estudiar una carrera relacionada con la tecnología de computación. Su propósito «es salir adelante, tener mi casa, salir del país, conocer otros climas y horizontes».

Aunque fue desalojado muchas veces por los guardias de los lugares públicos donde trabajaba mostrando su música al público. Se encuentra consciente que la violencia y la discriminación deben cambiar en Chile. Se debe modificar y fiscalizar las leyes, en especial la Ley de Inclusión laboral, que en efecto que resguarda el trabajo y discapacidad: poseyendo barreras de acceso al empleo y gestión de la diversidad en el ámbito laboral que se condice con la vida real.

Fabián no solo canta; también lucha por un mundo mejor. Se une simbólicamente a la tercera Marcha Mundial que abraza el planeta desde Costa Rica y que se inicia el 2 de octubre del 2024. Da vuelta al mundo con varios equipos de voluntarios Humanistas Universalistas que viajarán de norte a sur por América, Europa, Asia, África y la India. Luego regresan a su punto de origen el día 5 de enero de 2025.

Es claro que la ceguera no limita. Él quiere ayudar a otros a encontrar su voz, a superar obstáculos y a creer en sí mismos. Su deseo «es que la paz y la no violencia sean más que palabras: sean acciones cotidianas».

Gladys Mendoza J./ Ricardo de la Fuente

Convergencia de las Culturas, La Serena

3ra Marcha Mundial por la Paz y la Noviolencia
https://theworldmarch.org/participa/

Audio exclusivo para personas ciegas: