Por Israel Coelho Quirino (Asistente de programas de la CLADE. Integrante del Grupo de Trabajo de Juventudes (GT).)
El 12 de agosto se celebra el Día Mundial de las Juventudes, fecha establecida por las Naciones Unidas y celebrada desde 1999 para reiterar la relevancia de incluir a las juventudes en los debates políticos globales. La CLADE celebra esta fecha valorando los compromisos históricos y contemporáneos de juventudes por el derecho humano a la educación transformadora, pública, laica y gratuita para todos y todas, a lo largo de la vida, como responsabilidad del Estado.
Las juventudes del pasado y del presente
Hoy en día puede parecernos obvio que las juventudes desempeñan un rol significativo en la sociedad, ya sea económico, político o social. Sin embargo, esta comprensión es resultado de disputas históricas por el reconocimiento de las juventudes y sus demandas.
La definición corriente de “juventud” es una definición relativamente nueva. Por un largo periodo en la historia de la humanidad, la infancia precedía la edad adulta, sin intermediaciones. Eso significaba, para la gran mayoría de la población, la interrupción de la jornada educativa y la inserción temprana al mundo laboral, al matrimonio y al trabajo de cuidados.
A lo largo de los siglos, especialmente durante el siglo XX, movimientos por la equidad de género, ambientalistas, estudiantiles, en favor de la democracia y contrarios a la colonización lograron poner en el centro del debate político categorías marginalizadas. Entre ellas, la comprensión de la juventud como una comunidad diversa, conformada por sujetos de derechos y que no podría estar reducida a la noción de personas incompletas frente aquellas de edad adulta. El poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade ilustra esta percepción en parte de su poema “Verbo ser” de 1973:
“¿Qué será cuando sea mayor?
Siguen preguntando por ahí. ¿Qué es ser?
¿Es tener un cuerpo, un camino, un nombre?
Tengo los tres. ¿Y soy?
¿Tengo que cambiar cuando sea mayor?
¿Usar otro nombre, cuerpo y manera?
¿O sólo empezamos a serlo cuando crecemos?”
traducción libre del original en portugués
Los avances del siglo XX para comprender la juventud y las personas jóvenes, a pesar de ser sumamente importantes, son desiguales. Una mirada crítica a partir de la sociología de la juventud nos lleva a comprender que no todas las personas viven una etapa intermedia entre la niñez y la vida adulta. La interrupción de las jornadas educativas por causas como el embarazo adolescente, el trabajo de cuidados y la inserción temprana en el mundo laboral siguen siendo temas contemporáneos relevantes.
Por otro lado, se nota una ampliación de los espacios de participación política de jóvenes a nivel nacional, regional y global en los más diversos temas. Sin embargo, hay que tener atención para que la participación sea siempre de manera significativa, buscando identificar y evitar la inclusión simbólica y superficial de juventudes así como otros grupos vulnerabilizados, práctica conocida por tokenismo. Simultáneamente, está presente un discurso falsamente meritocrático y basado en la lógica neoliberal que valora jóvenes a partir de competencias entre pares, movilizando conceptos como “liderazgo” y “protagonismo”, poniendo al lado las ideas de cooperación y representación.
Por eso, la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) celebra esta fecha enmarcando la necesidad de co-creación y co-organización intergeneracional de espacios de discusión, debate político y defensa de derechos de manera colectiva.
Las juventudes del presente hacia el futuro: perspectiva de las juventudes CLADE
La participación de jóvenes en la Red CLADE tiene un largo historial, que incluye los movimientos estudiantiles que conforman los foros nacionales de muchos países de América Latina y Caribe. Esta participación tiene el compromiso con la superación del adultocentrismo en la educación y la inclusión de las juventudes en la toma de decisiones en los asuntos públicos. En el Plan Estratégico 2023-2026, eso se traduce en el fortalecimiento de liderazgos democráticos de organizaciones sociales y movimientos juveniles, ampliando su capacidad de incidencia.
Para eso, se conformó el Grupo de Trabajo permanente de Juventudes CLADE (GT Juventudes CLADE). Además de una plataforma de diálogo entre jóvenes, el grupo es un espacio de formación, fortalecimiento institucional de las coaliciones y trabajo intergeneracional. Este último es fundamental en todo el proceso, una vez que posibilita el intercambio entre las personas que llevan más tiempo en el trabajo por el derecho humano a la educación y aquellas que aportan con nuevos temas y perspectivas a la agenda. El objetivo nunca fue crear un espacio exclusivo para jóvenes, como una mesa de niños y niñas, sino abrir espacio para que las juventudes puedan sentarse al lado de las personas adultas.
Para alcanzar sus objetivos, el primer paso del GT de Juventudes CLADE fue mapear las organizaciones cercanas a la CLADE que actúan con y/o para juventudes, a fin de conocer sus acciones, temas prioritarios y necesidades. Eso sirvió como insumo importante para orientar el trabajo del grupo hacia una hoja de ruta clara, también basada en el debate interno y construida de manera conjunta. Se definieron tres ejes prioritarios: la representación en espacios de incidencia, la capacitación intergeneracional y el intercambio entre experiencias juveniles.
El eje de representación tiene el objetivo de potencializar la participación de juventudes CLADE en los espacios de incidencia. Para eso, los posicionamientos deben ser creados de manera conjunta y se debe evaluar conjuntamente cuáles serán los espacios de participación, a fin de evitar el tokenismo, y quienes van a representar el grupo, de manera a diversificar la representación.
Para la capacitación intergeneracional, se considera la relevancia de debatir con las juventudes sobre temas vinculados a la agenda del derecho humano a la educación y discutir sobre las herramientas para la incidencia política. Estos espacios no deben reproducir estándares adultocéntricos en los cuales las personas adultas son las que detentan el conocimiento y el lugar de privilegio para hablar, sino que deben ser espacios en los cuales se reconozcan las contribuciones de todas las personas para la construcción conjunta del saber y donde se valoren las distintas perspectivas sobre el mismo tema. Con ese horizonte de crear espacios cada vez más democráticos se realizó el espacio formativo en el marco de la SAME en 2024.
Finalmente, el intercambio entre experiencias es un elemento indispensable para seguir reflexionando sobre el derecho humano a la educación. Se parte del reconocimiento de que las juventudes son plurales, sus vivencias son distintas, viven en zonas desiguales y que, por esa razón, pueden aprender conjuntamente al compartir sus experiencias. Esas estrategias y acciones fortalecen la idea de lo colectivo al negar la existencia de una narrativa única sobre las juventudes, admitiendo los progresos desiguales y comprometiéndose en reducir las brechas.
La experiencia a nivel regional se inspira y aporta a las experiencias a nivel nacional, lo que se ejemplifica en los audios:
Argentina, Marisol Maidana
Colombia, David Ruge
La co-creación intergeneracional de la estrategia de la CLADE con, para y en tema de juventudes, así como el acompañamiento de actividades a nivel territorial, nos da indicadores claros para acoger las demandas de las juventudes de la región. Con esta experiencia, vemos como imperativo que las y los jóvenes sean escuchados significativamente en la toma de decisiones. Al mismo tiempo, la participación, que también es formativa, debe construirse colectivamente entre pares y de manera intergeneracional, enmarcada en el respeto y valoración de los derechos humanos. La participación significativa de jóvenes depende del aprendizaje activo, del trabajo intergeneracional y de la construcción colectiva de saberes, que son elementos indispensables en el fortalecimiento de las democracias y en la educación que queremos.