George Orwell, en el prólogo revolución en la granja, decía “hagan del encarcelamiento de fascistas sin juicio previo una costumbre y tal vez, ese proceso no se limita a los fascistas”. Cambie fascistas por mapuche y comprenderá el Chile de hoy.

Una prueba de esto, es la operación Huracán, fue hecha al amparo de la ley y de inteligencia nacional, con acciones de los propios agentes del Estado, Fiscalía y tribunales. inventaron evidencias para dejar en prisión preventiva a 8 mapuche. condenados antes de la audiencia, sin presunción de inocencia, mi debido proceso. Este montaje terminó con el jefe de inteligencia de carabineros como el principal formalizado.

Este nivel de operación se repite hoy, por la diferencia que es el fiscal que le inventa pruebas y se le han comprobado 16 mentiras, inventó cargos para formalizar y mantener la prisión preventiva, con la complicidad de un juez salvado de denuncias en Antofagasta, por favores políticos. Es tan burdo que hace recordar el fiscal de alta complejidad en Araucanía, que terminó procesado por este tipo de acciones, qué me persiguió también.

El Ministerio público levantó algunos cargos falsos (fraude al fisco, cohecho, obtención ilegal de fondos públicos) aún así, se vanaglorian por mantenerme en prisión, con un solo falso cargo, el único líder mapuche en Chile que jamás ha firmado ni recibido fondos públicos de un Gore. El primer formalizado en el caso convenios. Manteniendo en libertad a los verdaderos culpables, que gozan de la protección y defensa del fiscal cabe preguntarse ¿a cambio de qué?

La otra diferencia es que en contra de toda lógica moral, han encarcelado a mi esposa, detenida en la calle, gracias obligándola a abandonar a mis pequeños hijos de 3 y 4 años, ambos con Tea. Una mujer que jamás ha recibido un peso, ni ha cometido delito alguno, salvo casarse con un mapuche. Versus Caty Barriga, formalizada por más de 33.000 millones de fraude al Fisco, con arresto domiciliario por ser la esposa del diputado Lavín, a lo menos hace dudar de la igualdad ante la ley.

La Corte Interamericana condenó a Chile por violación del debido proceso en casos mapuche, como el caso Loncos por ejemplo. En mi caso el alto comisionado de asuntos indígenas de la ONU, recibió informe que acredita violación al debido proceso, solicitó respuesta a Chile, aún esperamos respuesta del presidente Boric.

Resulta paradójico que todos los líderes mapuches con voz, estén presos o muertos, al igual que los líderes del levantamiento del 2019. Casualmente el primer mapuche que enfrentó a la casta política en el debate democrático, al ganar la primaria presidencial del sector nacido con el levantamiento nacional del 2019, esté sometido a una injusta prisión. El gobierno “progresista” qué prometió actuar contra los privilegios de los poderosos de siempre, terminó siendo su lacayo. El principio fundamental para la gobernabilidad, decía Max Weber; es la igualdad ante la ley, la violencia de este principio hace que el sistema político pierda legitimidad, en efecto, “el poder del Estado termina cuando deja de servir a sus ciudadanos” decía Aristóteles. Esto hace que un ciudadano busque resolver sus dolores por sí mismo, la casta política en quien depositó sus esperanzas, lo ha traicionado. Esto generó el estallido del 2019.

Las élites acordaron resolver ese vacío de poder con Boric presidente, pero este vacío no se llena con falsos profetas.
La responsabilidad de la gobernabilidad del país, es del Presidente de la República, velando por la viabilidad el Estado de Derecho, para asegurar la legitimidad del sistema político que permita la paz social.
Pero estamos inmersos en una profunda crisis de legitimidad y conducción política, para sacar adelante esta nación se necesita recuperar el respeto de la institución presidencial, que es un principio de nuestra República, la impersonalidad de la Presidencia en que el gobierno es una entidad, un símbolo llamado Presidente de la República absolutamente separado de la persona que lo ejerce. Esta máxima hoy ha sido reemplazada por un show circense.

Este abismo entre élite y ciudadanos, no se resuelve con demagogia su Excelencia, ni copiando ideas como lo hizo con el buen vivir, casualmente similar a “buen vivir para Chile como modelo de desarrollo” Libro del suscrito. Mucho menos se resuelve con ese show de gags con cachetadas falsas entre derecha económica y derecha social-demócrata que usted lidera, porque esta no es una lucha de izquierda contra derecha, si no de la ciudadanía contra la élite.

Se resuelve evitando que sean los propios agentes del Estado quienes viven en el Estado de Derecho. Evitando la corrupción en las instituciones policiales para que nunca más en Chile tengamos casos Hurarán, Hermosilla, fraude al fisco FF. AA y PDI. Un Gobierno de verdad debe asegurar que la ley sea la misma para ricos y pobres, sin importar su origen étnico o color de piel.

Estoy consciente que para los que no han sentido nunca los golpes de la segregación racial y la pobreza, es un triunfo eliminar de la escena a un outsider político que no les teme. Una alegría encarcelar a un inocente, una muestra de poder contra los plebeyos que osan enfrentarlos porque han secuestrado al Estado para sus intereses privados.

Pero tengan presente que pertenezco a un pueblo milenario, el mapuche, en cuyo diccionario no existe la palabra rendirse.