Estimado Mauro, gracias por tu interés por mi país, igual que tú soy profesor (por lo menos según mi título), periodista no profesional y aspirante a ser humanista. También gracias por recordar a Vittorio Arrigoni, a quien también admiro.

Te escribo y hago esto público porque pienso que la palabra periodística, en estos tiempos de confusión y manipulación total ya es un salvavidas o un arma de la destrucción masiva  y la inexistente “neutralidad objetiva” que siempre se usó para las peores mentiras mediáticas, ahora ya parece un chiste de mal gusto.

Te escribo también porque no creo en el “periodismo serio”, que se presta para cualquier cosa y, desde una digna prostitución profesional pasó al terreno de pura violación y abuso.

Pero el motivo principal de esta carta es otro. Pienso que una parte en tus recientes reportajes desde Ucrania y sobre todo la entrevista con el pacifista ucraniano Yuri Sheliazenkho (su apellido correcto es Sheliazhenko) confunden al lector en la comprensión de la tragedia de mi país, porque omiten las causas y su contexto histórico. No es porque discrepo de una u otra opinión, sino porque están descontextualizadas, como nos enseña la gran maestra de eso, la prensa occidental.

La guerra en Ucrania, algo que no tenía por qué suceder y era fácilmente evitable, tiene su historia que merece ser explicada al mundo y que dista mucho de la caricatura dibujada por la “prensa democrática mundial”. Como mencionaste a Arrigoni, podríamos compararla con la manera de la prensa israelí de cubrir el “conflicto palestino”, que en realidad no es ningún “conflicto” sino despojo y genocidio, muy independientemente de lo que opinemos de Hamas.

En el mundo que tiene la arrogancia y estupidez de autoproclamarse “civilizado”, el que aplicó cerca de 15 mil sanciones económicas contra Rusia y ni una sola contra Israel, se construyó una gran mentira sobre la guerra en Ucrania, presentándolo como un consenso de la condena “al invasor”.

Creo que una cosa es decir que “no estoy de acuerdo con el gobierno ruso porque optó por una solución militar”, lo que me parece comprensible y válido y otra decir que “Rusia es un imperio que invadió Ucrania con el fin de la conquista territorial” que es una mentira instalada por la prensa que promueve la guerra. Me refiero sobre todo a la entrevista de Yuri. Lo conocí en Kiev hace 3 años y me solidarizo totalmente con él más allá de sus opiniones, que ahora son lo de menos. Creo entender lo que dice de Rusia por desde donde lo dice; cualquier otra opinión en Ucrania de estos días implica un riesgo mortal. Hay en Ucrania entre 12 y 15 mil presos políticos ucranianos de quienes ni “el mundo democrático” ni Rusia no dicen ni mu.

Pero reproducir su discurso sobre la “agresión rusa”, repitiendo así el discurso de la OTAN y del régimen de Kiev, y además su traducción a varios idiomas, creo que es un grave error tuyo y de Pressenza. El sistema no necesita Pressenza, tiene para eso todos los medios del mundo.

Creo que antes de opinar o interpretar los hechos trágicos en Ucrania de estos días deberías conocer más la historia de mi país. Las ingenuidades ya no son excusa, los cientos de miles que salieron a Maidan hace un poco más de 10 años actuaron de buen corazón con ingenuidad, pensando que luchan contra la corrupción y por la libertad, y así llevaron al poder un régimen colonial nazi que ya tenía programado la actual carnicería. El gobierno de Putin cometió muchos errores, pero jamás buscó ni deseó esta tragedia. El occidente sí. Hace solo 30 años éramos un solo pueblo y el proyecto mediático, económico, político, militar, cultural, religioso y cognitivo de las transnacionales que gobiernan el mundo es que dejemos de ser el mismo pueblo y que nos matemos todos (no solo los rusos y los ucranianos). Y la guerra en Ucrania (que no es una guerra contra Ucrania y Rusia, como dice la prensa) es un gran triunfo de ellos y una gran derrota nuestra.

Yo también quiero un cese de fuego en Ucrania y paz y amor. Nadie en Rusia disfruta esta guerra, no conozco a ningún ruso sin familiares o amigos cercanos en Ucrania; es la misma cultura, la misma historia y la misma sangre. Pero,¿cómo se negocia paz con quienes buscan la guerra y nuestra destrucción? No la de Putin, sino de toda nuestra cultura e historia para tomar control de los enormes recursos rusos y luego enfrentar a su enemigo principal: China.

Mauro, revisa todos los acuerdos que buscó Rusia con Ucrania y Occidente en la última década y en qué terminaron. Llevaron al poder en Kiev a los nazis que oficialmente destruyen los monumentos a los soldados soviéticos que liberaron el mundo del fascismo. No me gusta la guerra pero, ¿te atreverías respecto a los partisanos italianos o al ejército Rojo a aplicar la metodología de la no violencia activa contra el fascismo? ¿Qué pasaría entonces con el mundo?

Mauro, te invito a Rusia. Aquí podemos reunirnos con los periodistas rusos, ucranianos y de otros países, perseguidos y amenazados por discrepar con las grandes verdades oficiales de este mundo. También con los militares a quienes no les gusta la guerra pero quienes no saben combatir al fascismo de otro modo. Aquí también tenemos muchas preguntas, dudas y pesadillas. Pero pensamos que estamos defendiendo a la humanidad. Desde nuestra imperfección. Como podemos. Es decir, seguimos siendo humanos.