En estos días de bombardeo mediático y desinformación sobre los recientes acontecimientos políticos en nuestra América Latina, he recordado el lema con que iniciaba mis clases con estudiantes universitarios del posgrado: “Aprender a mirar más allá, no solo ver”.

Ante la campaña fabricada por los medios internacionales semanas atrás anticipando resultados en las elecciones en Venezuela y la actual cascada de amenazas que cautivan al oyente como simple espectador hipnotizado y condenado a la pasividad, siento la necesidad de “mirar más lejos” y no quedarme memorizando respuestas ajenas. Me pregunto con sospecha, por ejemplo, sobre los fundamentos que llevaron de manera apresurada a la Asamblea Nacional de Ecuador a su “rechazo de “manera enérgica” a las elecciones presidenciales en Venezuela con los adjetivos de “fraudulentas, represivas y engañosas”. Igualmente, observo el aplomo con que la Ministra de Relaciones Exteriores de Ecuador –quien enfrenta actualmente un juicio político- emitió ayer su voto acusatorio en la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, en la misma sala en que el Ecuador fue condenado por la mayoría de países el pasado mes de abril por el escándalo internacional de la invasión a la Embajada de México. A propósito, un meme que me llegó hoy: “hipermetropía es cuando ves de lejos, pero no ves de cerca; por ejemplo, ves lo que pasa en Venezuela pero no ves lo que pasa en tu propio país”.

Para mirar de cerca, traigo dos datos oficiales que recoge UNICEF (2024) sobre Ecuador: “apenas el 36% de la población económicamente activa tuvo un empleo adecuado” y el “14,3% de adolescentes entre 15 y 17 años se encontraban fuera del sistema educativo”, en 2023. Para mirara más allá, destaco el siguiente panorama: “nos encontramos inmersos en una guerra mundial híbrida que tiene diversos frentes. En juego está la caída del imperialismo hegemónico colonialista frente al nuevo mundo multipolar solidario, convergente y no belicista” (Javier Belda, Pressenza, 31-07,2024).

Es en este contexto que “la política se somete a la lógica de los medios de masas”, señala Byung-Chul Han. En una época en que la globalización neoliberal busca modelar las subjetividades en función del mercado y el capital, se multiplica la acción hipnótica que impide mirar más allá, dificultando establecer relaciones entre hechos, comprender las raíces de los acontecimientos o experimentar empatía con otros. Tal vez uno de los mayores retos que tenemos para avanzar con una educación transformadora que contribuya a la construcción de ese nuevo mundo solidario, convergente y no belicista sea promover capacidades para una actitud humanista con mirada activa, desprejuiciada y no ingenua de la realidad, animar espacios que nos permitan experimentar empatía con los demás y desarrollar una atenta práctica sobre nuestra propia mirada.