Por Ivette Fernández

Corresponsal jefe en Colombia

Ese es el argumento que anima la aplicación paulatina de la Ley 2232 de 2022, cuya implementación eliminará gradualmente la fabricación y la comercialización de algunos de estos productos empleados por amplios sectores de la sociedad.

Ya el pasado 7 de julio entró en vigor la prohibición de ocho de esos artículos, entre los que se hallan mezcladores y pitillos para bebidas, soportes para las bombas de inflar, los aditamentos usados en los hisopos flexibles con puntas de algodón y las bolsas empleadas en los supermercados y lavanderías.

De acuerdo con declaraciones de la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, el espíritu de la norma es que a 2030 todo el plástico que se produzca y consuma esté incluido en un proceso de economía circular, o sea, que puedan ser absorbidos por la cadena industrial y se vayan eliminando los no reciclables.

En la actualidad, alertó, hay un millón de toneladas de este material que termina siendo vertido todos los años al medio ambiente especialmente a cuerpos de agua, y ese constituye uno de los temas de mayor impacto en la biodiversidad a nivel mundial.

La prohibición, sin embargo, no significa que estos implementos dejen de usarse del todo pues existen alternativas dispuestas por el marco jurídico.

Una de ellas es que los materiales alternativos que suplan la función de los anteriormente descritos sean 100 por ciento compostables a temperatura ambiente, es decir, que puedan degradarse biológicamente formando compost.

La otra es que puede seguir empleándose el plástico, siempre y cuando este sea completa y reconocidamente reciclable y provenga de la cadena nacional de producción.

La ley de prohibición de plásticos de un solo uso es una regulación pionera en América Latina y también ha generado una preparación temprana de la industria y del comercio en Colombia.

Asimismo, toma en cuenta el fortalecimiento de la cadena del reciclaje y la inclusión de los recicladores de oficio, apuntó Muhamad.

Con esa norma, y con su implementación, abundó la funcionaria, el país toma un papel de liderazgo.

Por eso, apuntó la ministra, la nación se adhirió a la alianza mundial por la eliminación del plástico de un solo uso y por eso también firmó el pacto para erradicar aquellos de un solo uso de toda la cadena productiva.

“Sabemos que las transiciones traen retos, pero también oportunidades y llamamos a los empresarios y a los emprendimientos de Colombia a usar estas nuevas oportunidades que en futuro generaran mucho más valor social, ambiental y económico”, reconoció.

LOS PLÁSTICOS EN LA COP16

La nación sudamericana, según apuntó Muhamad, espera que su ambición de transitar a una economía circular pueda hacerse visible de una manera muy potente en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), que se llevará a cabo del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024 en la ciudad de Cali, al suroeste del país.

Justamente, uno de los objetivos del evento es abordar la crisis de contaminación por microplásticos.

El otro es examinar el avance del tratado de plásticos de un solo uso que se negocia actualmente a nivel mundial para la eliminación de esos de estos productos que no sean esenciales, como en el sector médico, donde no hay un reemplazo.

Por eso, la ministra espera que en la rueda de negocios y de la biodiversidad prevista para realizarse dentro del encuentro se pueda mostrar la innovación que empieza a despuntar en Colombia, y se visibilicen las alternativas para un cambio de modelo económico amigable con la naturaleza y capaz de fomentar las cadenas sostenibles y no aquellas contaminantes.

Según declaró Muhamad a Prensa Latina, la COP16 debe convertirse en una tribuna desde donde se le dé un gran empuje al tratado internacional sobre plásticos para que pueda ser firmado este año.

Reconoció que la adopción de ese convenio vinculante, y que se tomó en la Asamblea de Naciones Unidas de Ministros de Ambiente, enfrenta hoy escollos ante la resistencia que ponen algunos países, especialmente los productores de petróleo.

URGE LA ACCIÓN CLIMÁTICA

Aunque resulta fundamental, las ambiciones de Colombia en la COP16 van más allá de la acción contra el plástico.

El propio presidente del país, Gustavo Petro, indicó a los recientemente posesionados embajadores de Colombia en Estados Unidos, Daniel García-Peña, y en Chile, Sebastián Guanumen, así como al recièn nombreado vicecanciller general, Jorge Rojas, trabajar para lograr una declaración a favor del cambio climático.

“Un cambio de deuda pública por acción climática” fue el enfoque que el mandatario orientó defender en la labor que deben desplegar los diplomáticos, previo a un evento al que se espera acudan representaciones de 190 países.

Recordó que los pronósticos para su país vaticinan lluvias e inundaciones por la presencia durante el segundo semestre del año del fenómeno La Niña, situación que costará mucho dinero del dinero en un momento de crisis presupuestal y por lo cual insistió en la necesidad de priorizar el asunto.

Colombia tiene que desempeñar, incluso, contra el poder mundial, porque no tenemos ni los dólares ni los aviones de guerra, pero tenemos la vida como potencia en el territorio y que hay que hacerla jugar como poder, porque el verdadero poder en este planeta es la vida, y la tenemos, y mucha, y en eso creo que consiste nuestro relacionamiento internacional allá en Washington”, remarcó.

Consciente de los gigantescos riesgos que implica la desatención de los problemas generados por el cambio climático, el Gobierno de la nación sudamericana planteó cuatro objetivos fundamentales a tratar en la cita de octubre próximo.

El primero es el lanzamiento de la Coalición Paz con la Naturaleza, que es una iniciativa que busca impulsar la regeneración de la vida y revertir la crisis climática.

Propondrá Colombia asimismo la unificación las agendas del clima y la biodiversidad en una, es decir, que ambas convenciones converjan para hacer frente al cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.

Otros de los ejes que promoverá será un sistema de reparto de beneficios de los recursos genéticos, una discusión en las que están inmersos los países ricos en biodiversidad para recibir beneficios por sus contribuciones de cadenas genéticas de organismos empleados por distintos sectores industriales.

Por último, trabajarán para llegar a acuerdos sobre la financiación para proteger la biodiversidad para el 2030, con el fin de lograr las 23 metas establecidas en el Marco mundial Kunming-Montreal acordado en la COP15.

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