Desde que se desató el conflicto en la Franja de Gaza, son muchas las posiciones encontradas que van crispando los ánimos y dividiendo más de lo imaginable a quienes rechazamos la violencia en todas sus formas y sostenemos que es la diplomacia, el diálogo, el respeto recíproco y las actitudes no violentas las únicas que pueden validarse como herramientas para la construcción de la paz.
Así, pese a que los medios parecen exhortar hacia el belicismo creciente, hay algunos escasos titulares que nos llaman la atención porque levantan una voz alternativa a favor de la paz. Ojalá se multiplicaran las acciones tendientes a la búsqueda de acuerdos, acercamientos y los intentos por detener los derramamientos de sangre y la guerra en curso.
Tal es el caso del artículo publicado ayer por la Deutsche Welle, escrito por Astrid Prange De Oliveira, en el que se relata el caso de dos jóvenes palestino-israelíes que buscan un camino para superar la violencia y la polarización, mediante un podcast, y demandan que se reconozca su identidad.
Allí se relata que los padres de Maoz Inons estaban entre las primeras víctimas de los ataques lanzados por Hamás contra Israel el 7 de octubre. Pese al dolor, dos días después de la tragedia tuvo claro que no quería venganza. «La venganza no me devolverá a mis padres. Tampoco traerá de regreso a otros israelíes y palestinos muertos”, escribió poco después.
Esa misma noche, el empresario y activista en pro de la paz israelí tuvo un sueño. Vio calles inundadas de sangre y lloró. «No lloré solo, sino con todos los heridos por esta guerra. Nuestras lágrimas limpiaron la sangre de las calles”. Así lo describe en el podcast «Unapologetic: The Third Narrative». Lo que Maoz vio no fue para él una pesadilla, sino la visión de un futuro mejor, sin derramamiento de sangre.
«La esperanza es algo que se hace”
También Hamze Awawde sueña. El autor y activista pro paz palestino cuenta en el mismo podcast cómo ve en sueños imágenes de soldados israelíes. Vienen a matarlo a él y a su familia, tal como mataron a su primo. Hamze abrazó el activismo por la paz porque, para él, la esperanza es algo que se hace. «Esperar por los dos Estados es como esperar al Mesías”, escribió en uno de sus más recientes ensayos.
Amira e Ibrahim se definen como israelíes palestinos, al igual que la mayor parte de su comunidad. Eso los obliga a dar una lucha política, porque el Estado israelí no acepta que sus ciudadanos tengan una identidad palestina y los considera «árabes israelíes”.
Amira está convencida de que las personas como ella podrían y deberían tener un rol clave en el conflicto del Cercano Oriente. «No nos pondremos de acuerdo, ya sea en cuanto a lo que ocurrió exactamente el 7 de octubre, o si hablamos de guerra o de genocidio, o de cuántas personas han muerto en la Franja de Gaza. Pero tenemos que ponernos de acuerdo en cuanto a un futuro», dice a Deutsche Welle.
¿»Demasiado israelí”, o «mala árabe”?
Pese a todo el éxito, los activistas sufren reveses a diario. Amira señala que encuentran resistencia de todos lados. Si habla árabe en público, los israelíes la miran asustados. Si habla hebreo sin acento árabe, muchos palestinos desconfían de ella, cuenta.
Piensa que su identidad dual, y la de muchos otros, tiene un potencial que no se ha aprovechado. «Conocemos ambas culturas y sentimos el dolor de ambas partes. Pero mientras no seamos reconocidos como israelíes palestinos, no podremos asumir nuestro papel mediador. Somos una minoría, pero queremos ser representados como lo que somos”, dice Amira.
«Todos merecemos algo mejor»
Más de nueve meses después del ataque de Hamás contra Israel, la guerra continúa. El balance es sangriento: por lo menos 38.000 personas han muerto a consecuencia de los ataques israelíes en la Franja de Gaza, según datos de la ONU, 120 rehenes se encuentran aún en poder de Hamás. La paz no parece vislumbrarse.
Pero los autores del podcast siguen adelante. Quieren solidarizarse con palestinos e israelíes, y poder criticar a ambas partes, sin tener que justificarse, señala Amira. «Queremos detener el derramamiento de sangre y la guerra. Palestinos, israelíes, cristianos, judíos, musulmanes, todos nosotros merecemos algo mejor”.