Son las 1:55 hrs del lunes 8 de julio y acabo de pasar todo un día, de 7:30 hrs a 23:30 hrs, presidiendo un colegio electoral en la tercera circunscripción de París.
Este domingo 7 de julio fue un día extremadamente intenso, con muchos anuncios contradictorios hacia las horas finales y, finalmente, un alivio absolutamente increíble al ver que todos los sondeos de opinión que «machacaban a Mélenchon», es decir, que situaban al RN (Rassemblement National: partido de extrema derecha) en una posición de mayoría relativa o incluso absoluta, quedaban completamente desmentidos por el resultado final. Efectivamente, la unión de las fuerzas de izquierda obtuvo una mayoría relativa y se erigió en la mayor fuerza política de la Asamblea Nacional.
Así que es un verdadero giro de la situación. Yo lo llamaría «la sorpresa de las sorpresas». Una sorpresa poderosa, incluso más intensa que la cascada de sorpresas que ya hemos vivido con el 32% de RN en las elecciones europeas, el anuncio de la disolución de la Asamblea y, finalmente, la formación súper rápida del Nuevo Frente Popular. Realmente no nos lo podíamos creer. Todo iba en contra de la existencia de una mayoría de izquierda en la Asamblea. Todo resultó exactamente lo contrario de lo que los medios de comunicación y los sondeos de opinión anunciaban constantemente. Fue, pues, un acontecimiento histórico, unido a una importante victoria en la circunscripción 3a de París, donde Léa Balage El Mariky, candidata ecologista del NFP, se impuso francamente a Stanislas Guérini (campo presidencial: amplia derecha), diputado saliente y Ministro de Educación, por más del 53%. Desde el domingo estamos viviendo una alineación de los planetas totalmente inesperada en la situación francesa.
Esta noche de la segunda vuelta, todos estábamos en las nubes, y pasamos parte de la noche festejando en el bar Les Phénomènes (¡muy buen nombre!), en el distrito 17, y nos sentimos tan bien después de la carga emocional de angustia, depresión e impotencia que habíamos estado experimentando desde hace más de un mes.
Lo repetimos una y otra vez para llegar a integrarlo: ¡mayoría para el Nuevo Frente Popular NFP en la Asamblea! ¿Y después qué? El NFP, con 193 diputados, tiene ciertamente la mayoría, superando al equipo presidencial (164) en casi treinta escaños y al RN (143) en más de 50, pero aún está lejos de la mayoría absoluta (289). Y ahí es donde las cosas se complican rápidamente. Lo que está en juego desde el lunes 8 de julio es complejo. En primer lugar, está la dificultad de identificar a un Primer Ministro. Desde hace dos días circulan muchos nombres… El NFP está en pie de guerra para obligar a Macron a nombrar a alguien de las fuerzas de izquierda. Incluso si Macron acepta nombrar a una figura de la izquierda, tendrá que ser suficientemente unificadora. En consecuencia, no será Jean-Luc Mélenchon (LFI) ni Raphaël Glucksmann (PS Partido Socialista). ¿Quién será entonces? ¿Clémence Guettée, de LFI (La France Insoumise)? ¿Olivier Faure, secretario del PS? ¿Clémentine Autain (LFI)? Todo sigue abierto en esta etapa.
Pero eso no es todo, ni mucho menos. Aunque el Nouveau Front Populaire NFP (coalición de izquierdas) ha logrado «contener» el ascenso del RN (Rassemblement National: partido de extrema derecha) en estas elecciones legislativas, la extrema derecha sigue creciendo en poder, obteniendo varias decenas de escaños más que en 2022. A estas alturas, nada indica que el ascenso no vaya a continuar de aquí a las elecciones municipales de 2025 y a las próximas presidenciales y legislativas de 2027. La amenaza me revuelve el estómago y me oprime el corazón. Pienso en todos esos franceses que viven en nuestros campos, en nuestras provincias, que han votado RN, no por convicción ideológica, no porque sean racistas, sino sencillamente porque los grandes discursos, las discusiones interminables y los debates en la televisión les dan ganas de vomitar. Todas estas personas están hartas de esta logorrea mediática y política. Desde este punto de vista, la RN les ofrece un discurso tranquilizador, incluso protector, y su misma ausencia de programa les tranquiliza: ¡no se verán defraudados por promesas incumplidas!
La pregunta que se plantean las fuerzas de izquierda es la siguiente: ¿cómo llegar a todas esas personas y ofrecerles algo mejor que el RN (Rassemblement National: partido de extrema derecha)? ¿Cómo tranquilizarles? ¿Cómo evitar el desprecio? ¿Cómo responder a su sentimiento de abandono? En mi opinión, este es el principal reto al que se enfrenta la izquierda en estos momentos. Se nos acaba el tiempo. Esta vez hemos contenido a la RN. Pero su ascenso es inevitable. No tenemos otra opción, y no se producirá sólo en la Asamblea: tenemos que estar en los territorios, a nivel local, en cada región de Francia, para darnos a conocer a personas que no esperan otra cosa que ser valoradas, reconocidas y escuchadas. Ese es nuestro reto.