En un avance diplomático significativo, China ha hecho posible la Declaración de Pekín, un acontecimiento clave en el actual conflicto Israel-Palestina. Este acuerdo, que reúne a 14 facciones políticas palestinas, significa un paso importante hacia la unidad palestina y un impulso revitalizado por la paz. A diferencia de acuerdos anteriores, la Declaración de Beijing ofrece un potencial genuinamente transformador, que representa un cambio sustancial en la dinámica de la resolución de conflictos.
Por Herta Manenti
Firmada el 25 de julio de 2024, la Declaración de Beijing marca un momento histórico para la reconciliación palestina. Por primera vez, un amplio espectro de facciones palestinas, entre ellas Fatah y Hamas, han acordado poner fin a sus divisiones internas y trabajar en pro de objetivos comunes. Esta unidad es crucial. En el pasado, la fragmentación entre los grupos palestinos ha sido un obstáculo importante para la negociación y la consolidación eficaz de la paz. Un frente palestino unificado, generado por esta declaración, fortalece la posición negociadora de los palestinos y proporciona una plataforma más coherente para defender sus derechos y aspiraciones.
El papel de la diplomacia china en este proceso resulta de un cambio estratégico en su política exterior, que muestra su creciente influencia en la diplomacia internacional. Tradicionalmente, China ha mantenido un perfil bajo en los asuntos de Medio Oriente, centrándose más en los intereses económicos. Sin embargo, la Declaración de Beijing constituye un enfoque más proactivo. Al posicionarse como mediador neutral, China ha logrado ganarse la confianza de varias facciones palestinas y partes interesadas internacionales, una hazaña que las potencias occidentales no han conseguido lograr debido a sus diferentes prejuicios.
La declaración misma reafirma el objetivo de establecer un Estado palestino independiente junto a Israel, basado en las fronteras de 1967 con Jerusalé Este como su capital. Esto está en línea con el consenso internacional de larga data y las numerosas resoluciones de la ONU. Al apoyar este marco, China alinea sus esfuerzos diplomáticos con el derecho internacional, en particular las sentencias de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que ha considerado ilegales los asentamientos israelíes en los territorios palestinos. Este respaldo jurídico aumenta la legitimidad de la Declaración de Beijing y subraya la necesidad de adherirse a las normas jurídicas internacionales en el proceso de paz.
Además, en la declaración se hace hincapié en la urgente necesidad de levantar el sitio sobre Gaza y la Ribera Occidental, garantizando la ayuda humanitaria y médica sin restricciones. La crisis humanitaria en estas regiones es grave, y los bloqueos restringen seriamente el acceso a los bienes y servicios esenciales. Al dar prioridad a la asistencia humanitaria, la declaración se ocupa de las necesidades inmediatas y subraya el objetivo más amplio de aliviar el sufrimiento de los palestinos como paso hacia la paz a largo plazo.
No, este no es como otros acuerdos. La Declaración de Beijing se distingue por varios aspectos singulares:
1. Representación inclusiva: Los acuerdos anteriores a menudo involucraban sólo a ciertas facciones o se limitaban a regiones específicas. En cambio, la Declaración de Beijing incluye 14 grandes facciones políticas palestinas, garantizando una amplia representación y legitimidad. Esta inclusión mejora el potencial éxito del acuerdo, ya que refleja una voluntad colectiva en un amplio espectro político.
2. Mediación equilibrada : El papel de China como mediador neutral constituye un cambio significativo en los procesos de paz tradicionalmente dominados por Occidente. La participación de China aporta una nueva perspectiva y un enfoque equilibrado, ganándose la confianza de las diversas partes interesadas. Esta mediación equilibrada es fundamental para fomentar un verdadero diálogo y cooperación.
3. Alineación con el Derecho Internacional: La Declaración de Beijing está firmemente arraigada en las normas jurídicas internacionales, en particular en las decisiones de la CIJ sobre la ilegalidad de los asentamientos israelíes. Esta alineación constituye una sólida base jurídica para el acuerdo, mejorando su credibilidad y exigibilidad.
4. Apoyo multilateral: A diferencia de los esfuerzos pasados que a menudo eran de alcance unilateral o limitado, la Declaración de Beijing goza de un amplio apoyo internacional de países como Egipto, Argelia y Rusia. Este respaldo multilateral es crucial para garantizar la aplicación y la sostenibilidad del acuerdo.
La estrategia diplomática de China también refleja un cambio geopolítico más amplio hacia un orden mundial multipolar. A diferencia de los esfuerzos anteriores dominados por las potencias occidentales, la Declaración de Beijing se beneficia con un enfoque multilateral, que incluye el apoyo de varios aliados internacionales. Este esfuerzo colectivo mejora la credibilidad de la declaración y el impacto potencial, demostrando que un enfoque equilibrado e inclusivo de la mediación puede dar resultados significativos.
La alineación de la Declaración de Beijing con las decisiones de la CIJ sobre la ilegalidad de los asentamientos israelíes refuerza aún más su posición. La CIJ ha defendido sistemáticamente los derechos de los palestinos a la libre determinación y la condición de Estado, reforzando los principios del derecho internacional que sustentan la solución de los dos Estados. Al abogar por estos principios, la declaración no sólo legitima las reivindicaciones palestinas, sino que también presiona a Israel para que cumpla las normas internacionales.
Los países que apoyan la solución de dos Estados y respetan el derecho internacional deben apoyar activamente la Declaración de Beijing. No hacerlo podría considerarse como una aprobación tácita de las acciones que puedan constituir crímenes de guerra o genocidio. La declaración pide un alto al fuego y las negociaciones se ajustan al marco jurídico internacional, por lo que es un imperativo moral y jurídico que la comunidad mundial apoye esta iniciativa. El silencio en torno a este gran éxito diplomático puede ser visto como indicador de su importancia y también como generador de problemas para la comunidad occidental de doble rasero. Esta renuencia a reconocer la importancia de las declaraciones subraya la necesidad de un enfoque más equilibrado y equitativo para resolver el conflicto Israel-Palestina.
La Declaración de Beijing, facilitada por la diplomacia china, representa un punto de inflexión histórica en el conflicto Israel-Palestina. Al fomentar una unidad palestina sin precedentes, promover la adhesión al derecho internacional y aprovechar un enfoque diplomático multipolar, esta iniciativa tiene el potencial de romper el estancamiento de larga data y allanar el camino para una paz sostenible. La comunidad internacional debe aprovechar esta oportunidad para apoyar y aprovechar este avance diplomático, garantizando que se respeten los derechos humanitarios y jurídicos del pueblo palestino y que se logre una solución justa del conflicto.