A su paso por Trieste, las activistas han afianzado el movimiento de solidaridad y apoyo mutuo entre organizaciones que trabajan en la ruta balcánica, para colocar en el centro los testimonios de las personas en tránsito y de quienes les acogen. El foco de esta etapa ha sido la Piazza de la Libertá, más conocida como Piazza del Mondo donde habitan personas en tránsito de múltiples nacionalidades y, entre las diferentes acciones realizadas destacan la manifestación frente a un centro de repatriación (equiparable a un CIE), la visita al único campo de concentración nazi, o la participación en la protesta Resistire o Dormire.
La Casa de los Hermanos Cervi es una de los últimas paradas de la novena edición de la Caravana Abriendo Fronteras, un lugar que durante la segunda guerra mundial fue un punto de referencia y de ayuda concreta para personas antifascistas, desertoras y se ha convertido en el sìmbolo de las personas que se identifican con el antifascismo y la democracia.
Anteriormente, la caravana se había detenido ante uno de los eslabones más opacos de la política europea, el Centro de repatriación (CPR) y el Centro para solicitantes de asilo (CARA) de la ciudad de Gradisca para apoyar a las personas internas privadas de libertad por una mera causa administrativa. «No han cometido delitos penales, es algo que va contra la ley, es privación de libertad. Hemos aprendido que ahí dentro hay muchísima gente que sabe organizarse y luchar, es importante que estemos nosotras fuera para que sepan que no están solas.”
Alrededor de 300 personas han acudido hasta este punto para exigir el fin de la violencia institucional, después de unirse a la acción Resistire o Dormire, en apoyo a las personas migrantes de la ruta balcánica que han sido expulsadas de Vía Gioia, un espacio donde dormían bajo techo. Por eso, las activistas de la ciudad de Trieste se solidarizan para exigir al ayuntamiento una solución digna de acogida, y cada miércoles, con mantas térmicas se realiza una protesta, en la que está vez participó la Caravana.
Durante esta etapa, la Casa del Poppolo ha sido uno de los espacios principales, pero el foco fundamental ha sido la Piazza del Mondo, un lugar habitado por personas en tránsito de múltiples nacionalidades en condiciones críticas, y a quienes el gobierno de la ciudad trata de despojar de dignidad. Allí, se compartió una cena comunitaria con el objetivo de abrazar y crear un espacio seguro de convivencia, organizada por Fornelli in Lotta. Allí, también estuvieron con Lorena Fornasir, que cada noche, con un carro verde de tela lleno de material sanitario cura a quiénes llegan en malas condiciones físicas y sin saber dónde están.
Como cierre de esta etapa la visita al campo de concentración de Risiera di San Sabba permitió hacer un homenaje a las víctimas del exterminio nazi, donde habrían sido asesinadas unas cinco mil personas. No se preservan registros oficiales.
Aún con miles de kilómetros antes de llegar a casa, la Caravana llega al final de este recorrido fortalecida para seguir denunciando la situación crítica de la ruta balcánica, el Pacto Europeo sobre Migración y Asilo, la criminalización de la solidaridad, el comercio de armas y las guerras, y exigir rutas seguras para migrar. Igualmente, y dentro de este contexto que equipara la migración con terrorismo, se exigen otras medidas inmediatas para reparar a las familias, como la creación de un procedimiento para la identificación de cadáveres y una base de datos para las personas desaparecidas.
Caravana continuará durante todo el año trabajando para seguir ampliando está red de lucha frente a las necropoliticas europeas.