El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), rector Elvis Amoroso, anunció en este domingo la victoria en las elecciones presidenciales del candidato del Gran Polo Patriótico, Nicolás Maduro Moros, reelecto para el período 2025-2031, con 5.150.092 votos o 51,20%.
La participación electoral se situó en el 60%, una cifra estable, ya que la participación electoral nunca ha sido alta en las últimas elecciones en Venezuela.
El segundo lugar lo ocupó el candidato de la oposición de derecha pro-atlántica, Edmundo González, de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), con 4.445.978 votos que representan el 44,2% de los sufragios.
Las elecciones se desarrollaron con normalidad, salvo un intento de pirateo que fue rápidamente bloqueado – y que la fiscalía de Caracas ya ha empezado a investigar – con la presencia de observadores internacionales acreditados.
La derecha fascista clama «fraude» por un nuevo golpe de Estado
A esta elección se presentaron 10 candidatos en representación de los más de 20 partidos que participaron en esta ronda electoral.
A pesar de la amplia participación democrática y de la garantía de la libertad de expresión, la líder de la oposición derechista, María Corina Machado, afirmó que «el nuevo presidente electo de Venezuela es el embajador Edmundo González Urrutia» quien, según ella, «ganó con el 70%» de los votos.
Una falsedad que subraya una vez más el carácter golpista de la derecha venezolana, a pesar de que el Consejo Electoral anunció la victoria de Nicolás Maduro.
En línea con la práctica golpista, el régimen de Washington también apoyó la expresión de Machado. El Secretario de Estado de los EE. UU., Antony Blinken, declaró que Washington tiene «serias preocupaciones» de que los resultados de las elecciones presidenciales de Venezuela «no reflejen la voluntad o los votos del pueblo venezolano».
Por su parte, el anarco-capitalista y fascista Milei, presidente de Argentina, se pronunció en contra del resultado electoral en Venezuela.
En Caracas y otras ciudades se están celebrando manifestaciones chavistas en apoyo a Maduro y contra el intento golpista de Machado.
La imposibilidad de error en el sistema electoral venezolano de recuento manual automatizado
Muchos periodistas de la prensa occidental hablan ya de una «farsa electoral», alimentando los rumores de la derecha y de Washington, sin saber siquiera cómo se desarrollan las elecciones en Venezuela, con total transparencia.
Resulta incomprensible que se cuestione a priori un sistema que lleva veinte años en funcionamiento -utilizado en más de veinte elecciones- sin ninguna base racional para decirlo.
El sistema electoral automatizado venezolano -implementado en 2004 por Hugo Chávez- ha sido reconocido por organismos internacionales como la Fundación Carter como uno de los mejores sistemas electorales del mundo en transparencia antitrampas.
Las personas que acuden a votar, una vez que entran en su colegio electoral, deben dejar todos sus objetos personales en la entrada y está prohibido hacer fotos.
La mesa electoral está compuesta por el presidente, el secretario, el vocal A, el vocal B (que moja el dedo del votante en tinta como prueba del voto) y la persona del CNE encargada de la máquina de votación. La persona que vota deposita su documento de identidad en un soporte especial para que la persona encargada no lo toque mientras teclea el número en una máquina especial conectada a la máquina de votación. Una vez tecleado el nombre, la persona que vota baja el pulgar para la comprobación de las huellas dactilares y recupera su documento de identidad. Si todo coincide, la máquina emite un sonido de confirmación. La persona pasa junto al presidente, que le pregunta si sabe votar. Si no, le explica desde lejos, detrás de la máquina, cómo hacerlo. En caso afirmativo, lo pasa directamente a la máquina, que se desbloquea. A partir de ese momento, el votante dispone de tres minutos para votar. Una vez que ha pulsado el logotipo de su partido en la pantalla digital de la máquina, esta emite un recibo que el votante dobla sobre sí mismo, tras comprobar que coincide con su voto, y deposita en una urna. Pasa junto al secretario, coloca de nuevo el DNI, firma en el registro con su nombre, deposita el bolígrafo en un recipiente para que pueda ser higienizado y deja la huella dactilar de su pulgar derecho. En este momento finaliza la votación y debe abandonar el colegio electoral. El tiempo total de votación oscila entre tres y cinco minutos.
El detalle de cómo votar descrito más arriba deja claro que cualquier tipo de fraude es prácticamente imposible. La persona que vota comprueba su resguardo, que no es más que la prueba del voto (el famoso «recuento manual»). El voto es el voto de la máquina que se transmite al final de la jornada. El doble control de la huella dactilar impide que una persona vote dos veces.
También hay que tener en cuenta que en Venezuela se lleva a cabo una auditoria en tres fases, según explica el CNE:
1) fase de control de las máquinas antes de la votación;
2) fase de control el día de las elecciones, con verificación ciudadana y control de cerca del 54% de las máquinas por sorteo;
3) después de la votación, con 3 fases
a) verificación ciudadana el día después de la votación;
b) los partidos políticos que participan en la competición electoral comprueban que los canales de transmisión de datos no han sido alterados
c) y se comprueban las coincidencias entre las huellas dactilares y los datos de los votantes y electores.
Para garantizar que nada se modifica después de cada paso de control, se «construye» un código segmentado al que todos los participantes dan una parte para construir una firma electrónica que permita los cambios.
De este modo, solo con el acuerdo de todos es posible intervenir.
El control de la votación es un acto legal y los resultados son públicos.
Los votos son electrónicos, se almacenan en las máquinas y se envían electrónicamente a través de sistemas seguros. Se puede hacer otra comparación con los recibos de los votos emitidos (el famoso «recuento manual»), que no son el voto: un concepto difícil de entender para aquellos que pueden haber pasado noches contando cruces y papeletas.
Al día de hoy, a pesar de las declaraciones de Machado y Blinken, no hay motivos para llorar fraude electoral en Venezuela y Maduro es el presidente legítimo y constitucional.