Claudia entró a la Universidad cuando tenía 21 o 22 años y llevaba el cabello cortito y muy rizado. Primero estudió licenciatura en física. ¿Por qué? Pues porque casi todos los miembros de su familia eran científicos y el que más influyó en esa decisión fue su hermano mayor, Julio Sheinbaum Pardo, que ya era físico.
Después estudió una maestría y posteriormente un doctorado en Ingeniería energética. Pero lo que más interesa fue su actuación en sus comienzos universitarios, en la carrera de física.
En el año 1986 había detonado un nuevo movimiento estudiantil, basado en que en la UNAM querían imponer pagos de cuotas a los alumnos, eliminar el pase automático desde la preparatorias (PREPAS) y desde los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH’s) de la UNAM para ingresar, así como otras obligaciones a los estudiantes.
El rector era el doctor Jorge Carpizo, militante del PRI como mucha gente en esos tiempos. Pero Carpizo era un hombre muy decente, honesto e íntegro, pues al poco tiempo, en 1990, creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) un gran organismo autónomo que se ocupa de los derechos humanos en este país. Y allí Carpizo, como su primer presidente, demostró que de verdad le importaban los derechos humanos. Los defendió con pasión y a veces hasta con lágrimas y escribió numerosos textos simples, fáciles y al mismo tiempo fundamentales sobre la materia. Falleció en 2012 a consecuencias de un shock anafiláctico que le provocaron en una clínica privada de la Ciudad de México, cuando concurrió a hacerse una operación de hernia muy sencilla.
Sin embargo, el doctor Carpizo como rector de la UNAM en 1984, quiso aumentar considerablemente las cuotas de los extranjeros, pues generalmente los que vienen a estudiar a México son hijos de gente pudiente.
Pero eso afectaba a los exiliados que eran muchos y a sus hijos. Se hizo un escrito firmado por cientos de exiliados, y el rector comprendió inmediatamente que había cometido un error, que teníamos razón y excluyó a los exiliados y sus hijos de tales cuotas.
Pero en 1986 el movimiento estudiantil continuaba cada vez más poderoso.
En esa época, Claudia estaba dedicada a asistir y atender a comunidades indígenas en Michoacán y no le interesaba demasiado lo que ocurría en la UNAM, de la cual era alumna. Pero la movilización estudiantil la terminó por conmover y se unió al movimiento, pues al fin y al cabo, la política constituía su preocupación principal.
Claudia fue elegida representante ante el Consejo Estudiantil Universitario (CEU), que se había creado apenas en 1984.
El CEU tenía cuatro dirigentes máximos:
1. Imanol Ordorika, que estudiaba física en la Facultad de Ciencias.
2. Guadalupe Carrasco, llamada “la Pita»,estudiante de matemáticas, también de la facultad de Ciencias. Se la consideraba “ultra”, identificada con un grupo que se llamaba el BIP (Buró de Información Política).
3. Carlos Imaz Gispert, politólogo, de la Facultad de Ciencias Políticas.
4. Antonio Santos, de la Facultad de Filosofía y Letras.
También había dos compañeras muy cercanas a este equipo dirigente: Mireya Imaz Gispert, hermana de Carlos, estudiante de biología en de la Facultad de Ciencias, que fue novia, luego esposa, y finalmente divorciada de Imanol Ordorika y Claudia Sheimbaum, estudiante de física, de la Facultad de Ciencias, que fue novia, luego esposa y también finalmente divorciada de Carlos Imaz.
Igualmente, había varios profesores excelentes en sus materias, que además impartían formación política.
Y había dos mamás en este mismo grupo, profesoras en la Facultad de Ciencias, muy activas: Montserrat Gispert, bióloga, de origen catalán, madre de Carlos y Mireya Imaz y Annie Pardo, bióloga también, la mamá de Claudia Sheinbaum.
Todas estas personas, alumnos y profesores, constituían una especie de “familia real” en el movimiento estudiantil de la época.
Naturalmente, había muchos otros grupos políticos en la UNAM: de izquierda, de derecha, de centro, de arriba, de abajo y del medio. En el auditorio de la Facultad de Ciencias se solían reunir y todos discutían y gritaban a más y mejor.
Quien conoció bien a Claudia en la Universidad, fue Alvaro García Linera, ex vicepresidente de Bolivia, que estudiaba en México y tiene muchos amigos por estos lados. Pues en una entrevista que se le hizo en 2010, García Linera declaró que Claudia, como delegada ante el CEU, a menudo hablaba en el podio ante sus compañeros. Y ella, una chica con poco más de 20 años, con voz potente pero tranquila y pausada, lograba imponer silencio a lo que era una “verdadera asamblea de talibanes”.
Su licenciatura en física la obtuvo Claudia en 1989. Posteriormente, en 1994 obtuvo un grado de maestría en Ingeniería Energética en la misna UNAM, y en 1995 le dieron una beca para el Lawrence Berkeley National Laboratory, el cual está asociada a la Universidad de California en Berkeley.
Para este doctorado, Claudia ha contado que se fue a California, Estados Unidos, junto con su marido, Carlos Imaz, que también estaba estudiando un doctorado allá y con sus dos hijos pequeños. Vivieron allí cerca de 4 años en una casa modesta proporcionada por la Universidad, cuyas puertas traseras daban a un patio común donde los niños se la pasaban jugando con niños de todo el mundo.
Ella se integró muy bien a la vida académica en un campus norteamericano, lo que sin duda le ayudará a entenderse con mayor facilidad con quien sea el próximo presidente de los Estados Unidos