Primeramente, ciudadanía activa y comprometida, y después, profesionales de cualquier área
La sociedad francesa, con la izquierda política a la cabeza, ha dado una lección a Europa y al mundo. Se les podrá criticar por haber tenido que llegar hasta aquí, pero han reaccionado a tiempo y han mostrado a las sociedades globalizadas que sí se puede, que es posible mantener ese cordón social, y yo diría que humanitario, tan necesario para detener los peligrosos avances de la extrema derecha y la derecha extrema.
Una parte de esa sociedad son los futbolistas de su selección que se han manifestado, durante la celebración del campeonato de Europa de naciones en Alemania, pidiendo el voto y la participación ciudadana para frenar a la derecha de su país. Primero ciudadanos, después futbolistas.
Algún comentario ha habido señalándolos como señoritos millonarios que tienen la vida resuelta. Igualito que otros deportistas de élite, sean de la selección española, de la colombiana, la argentina o la gringa. Pero, a diferencia de la mayoría de estos, los futbolistas franceses se han atrevido a opinar y a tomar partido, y con ello reivindicar sus raíces sociales y la democracia política.
Para eso está la libertad, para decir o para callar, y los jugadores franceses han preferido hablar defendiendo los valores democráticos, alegrándose por “la victoria del pueblo” y mostrando que sí se sienten parte de la sociedad de su país, un país diverso y multirracial que, pese a todo, sigue siendo ejemplo de “libertad, igualdad y fraternidad”.