En una mañana muy calurosa de mayo, Gajendra Madhei, un agricultor de la aldea Mamudiya, llega al mercado local de Udula, una aldea tribal del distrito de Mayurbhanj, en el estado de Odisha, en el noreste de India. Muestra hormigas tejedoras rojas recién capturadas, también conocidas localmente como kai pimpudi, en el bullicioso mercado tribal.
Gracias al reciente reconocimiento del chutney kai de Mayurbhanjs, o chutney de hormiga tejedora roja, que en enero recibió una etiqueta de Indicación Geográfica (IG), su negocio de venta de hormigas crudas experimentó un aumento significativo en su rentabilidad.
“Hace un tiempo, un kilo de hormigas me rendiría alrededor de 100 rupias (1,20 dólares), pero ahora los precios se han disparado. Vendo el kilo a 600 o 700 rupias (7,8 o 8,3 dólares)”, compartió.
El reconocimiento de la etiqueta de IG ha avivado la demanda de hormigas y resaltado su importancia nutricional, que anteriormente era pasada por alto como un preciado plato tribal.
El chutney es un encurtido indio salado que se come con arroz o chapati (pan de trigo). El chutney kai se prepara moliendo las hormigas tejedoras rojas con ajíes verdes y sal en un mortero de piedra.
“Por generaciones, muchos indígenas del distrito han consumido chutney de hormiga roja como remedio para el resfrío o la fiebre”, explica Madhei, de 30 años, de la tribu bathudi.
En el territorio cercano a la Reserva de Tigres de Simlipal, en el distrito de Mayurbhanj, varias tribus originarias, como los kolha, santal, bhumija, gond, ho, khadia, mankidia y lodhas, valoran mucho este plato único.
Este año, la etiqueta de IG otorgada al chutney kai de Mayurbhanj significa un importante hito en su travesía desde las remotas aldeas tribales a las mesas de todo el mundo.
Este reconocimiento valida y salvaguarda la sabiduría tradicional, reputación y distinción asociados con el encurtido, y sirve también para preservar el patrimonio cultural y el valor económico del plato mientras previene, a su vez, el uso no autorizado o imitación de su nombre y métodos de producción.
Las hormigas tejedoras rojas, científicamente conocidas como Oecophylla smaragdina, prosperan en abundancia en el distrito de Mayurbhanj durante todo el año y están habitualmente disponibles en los mercados locales.
Estas hormigas habitan en los árboles y muestran un comportamiento de anidación distintivo, porque tejen nidos con las hojas de los árboles que las albergan.
Su picadura es potente, provoca dolor agudo y abultamiento rojizo en la piel, por lo que las personas generalmente se mantienen a una distancia segura de estas hormigas.
Sin embargo, en Mayurbhanj hay una gran población tribal que las considera una delicia. Ya sea que se consuman crudas o como chutney, ocupan un lugar importante en las tradiciones culinarias de la gente local.
Ya no solo es deleite tribal
La práctica tradicional de consumir hormigas tejedoras rojas en Mayurbhanj ha ganado un mayor reconocimiento más allá de las comunidades tribales luego de que se le otorgara la etiqueta de IG.
“Las personas a lo largo del estado de Odisha conocían la tradición adivasi (miembros de grupos tribales) de comer hormigas en Mayurbhanj, pero la etiqueta de IG ha ayudado a promocionar su valor nutricional en todas las comunidades. Esto produjo una gran demanda de hormigas en el mercado local”, dijo Subhrakanta Jena, del Departamento de Microbiología en la Universidad Fakir Mohan en Odisha.
Jena resalta el valor nutricional de las hormigas tejedoras rojas y destaca su riqueza en proteínas valiosas, calcio, zinc, vitamina B12, hierro, magnesio, potasio, sodio, cobre, aminoácidos y otros nutrientes. Sugiere que el consumo de estas hormigas puede potenciar el sistema inmunitario y ayudar a prevenir enfermedades.
Estudios científicos también han indicado el valor nutricional del plato, haciendo hincapié en su alto contenido de proteínas y propiedades estimulantes del sistema inmunitario.
Tradicionalmente, se agrega a un plato para el resfrío común, fiebre o dolor corporal. Se considera que la hormiga tejedora, aclamada como superalimento, mejora las defensas debido a su alto contenido de proteínas y vitaminas.
«El chutney picante, célebre en la región por sus propiedades curativas, se considera vital para la seguridad nutricional de la población tribal. Los curanderos tribales también crean un aceite medicinal empapando hormigas en aceite de mostaza puro», cuenta Nayadhar Padhial, otro vecino de Mayurbhanj.
Explica que ese mismo aceite, un mes después de ser elaborado, «se utiliza como aceite corporal para bebés y para tratar el reumatismo, la gota, la tiña, etc. Los residentes locales también lo consumimos para la salud y la vitalidad».
Padhial, miembro de una comunidad perteneciente a los Grupos Tribales Especialmente Vulnerables (GTPV), subraya la gran dependencia de la comunidad de los medios de subsistencia basados en los bosques.
Durante generaciones, las comunidades indígenas del distrito de Mayurbhanj se han adentrado en los bosques cercanos para recolectar las kai pimpudi (hormigas tejedoras rojas). Unas 500 familias tribales viven de la recolección y venta de estos insectos y del chutney que elaboran con con ellos.
Padhial fue quien presentó la solicitud de registro de IG del chutney en 2022, lo que se concedió en enero último.
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Los vendedores se adentran en la Reserva de Tigres de Simlipal y sus alrededores para recolectar hormigas tejedoras rojas, que anidan en árboles altos con grandes hojas.
«Recoger hormigas de los árboles es un proceso laborioso», explica Madhei. Los recolectores utilizan hachas para cortar las ramas donde las hormigas hacen sus nidos.
«Tenemos que ser rápidos para guardar las hormigas en tarros de plástico después de que caigan al suelo desde los árboles porque pican con fuerza, lo que puede causar un dolor extremo», añade.
El kai chutney de Mayurbhanj es famoso entre las comunidades indígenas que residen más allá de Odhisa, particularment en los estados vecinos de Chhattisgarh y Jharkhand.
En la región de Bastar, en Chhattisgarh, se conoce como «caprah», mientras que en Chaibasa, su nombre se transforma en «demta». Reciba el nombre que reciba, es apreciado como un manjar tribal.
El valor creciente atribuido a los insectos
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) resalta que las hormigas y otros insectos comestibles son mucho más que un manjar para diferentes poblaciones, porque son rica fuente de fibra y proteína.
También ofrecen importantes beneficios para la salud de los humanos y el planeta. La entomofagia, es decir la práctica de consumir insectos como alimento, ha estado arraigada en diversas culturas a lo largo de la historia y sigue prevaleciendo en muchas partes del mundo, en especial las culturas asiática y africana.
La percepción de comer insectos, en algún momento considerada tabú o repulsiva en el mundo occidental, está cambiando gradualmente. Los informes indican que la Unión Europea invierte más de cuatro millones de dólares en la investigación de la entomofagia como fuente de proteínas viables para humanos.
A nivel internacional, la entomofagia ha transcendido su “factor de repulsión” inicial y algunos emprendedores culinarios la elevaron a la categoría de alimento gourmet. Entre algunos ejemplos, se incluye la pasta proteica hecha de harina de grillo y snacks de grillo, que están ganando popularidad en los mercados occidentales de alimentos.
A lo largo de la historia, los seres humanos han dependido de la recolección de varias etapas de vida de insectos de los bosques para sustentarse. Si bien Asia tiene una larga tradición de cultivar y consumir insectos, ahora esta práctica se ha extendido a nivel mundial.
“Con un aumento en la población humana y una creciente demanda de carne, las hormigas comestibles tienen el potencial de convertirse en una fuente principal de proteínas”, sugiere Padhial.
Este cambio podría traer beneficios ambientales significativos, que incluyen menores emisiones, reducción en la contaminación del agua y disminución del uso de tierras. Adoptar los insectos como un alimento básico en la dieta ofrece una alternativa prometedora para incorporar alto contenido de fibra y proteína en nuestra alimentación.