El pasado lunes 22 de julio, en Ginebra, ONUSIDA ha presentado su último informe «La urgencia del ahora: El SIDA frente a una encrucijada». En el destaca que el mundo se encuentra en un momento crucial para determinar si los líderes globales cumplirán con su compromiso de poner fin al sida como amenaza para la salud pública para el año 2030. Este informe compila datos recientes y casos prácticos que subrayan que las decisiones políticas que se tomen en este año definirán el destino de millones de vidas y el avance o retroceso en la lucha contra esta pandemia.

El informe señala que, aunque el fin del SIDA está a nuestro alcance en esta década, el mundo actualmente se ha desviado del camino previsto. De los 39.9 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo, 9.3 millones no reciben el tratamiento necesario para salvar sus vidas. Como resultado, una persona muere cada minuto por causas relacionadas con el sida. Además, las nuevas infecciones por el VIH se mantienen en 1.3 millones en 2023, muy por encima del objetivo de reducirlas a menos de 370,000 para 2025.

La directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, destacó la importancia de asegurar los recursos necesarios y proteger los derechos humanos para cumplir la promesa de poner fin a la pandemia. Según el informe, si los líderes mundiales toman las medidas adecuadas ahora, el número de personas que necesitan tratamiento de por vida podría reducirse a 29 millones para 2050. Sin embargo, si no se actúa correctamente, esta cifra podría aumentar a 46 millones.

Por otra parte, el documento muestra un progreso continuo en la provisión de medicamentos para las personas que viven con el VIH. Actualmente, 30.7 millones de personas están en tratamiento, lo que representa más de tres cuartas partes de las personas con VIH. Desde 2010, las muertes relacionadas con el sida se han reducido a la mitad, de 1.3 millones a 630,000 en 2023. No obstante, aún no se ha alcanzado el objetivo de reducir las muertes relacionadas con el sida a menos de 250,000 para 2025.

A pesar de los avances en la prevención de nuevas infecciones por el VIH, que han disminuido un 39 % globalmente desde 2010, el informe señala que las infecciones siguen aumentando en regiones como Oriente Medio y África del Norte, Europa Oriental y Asia Central, y América Latina. La desigualdad de género también exacerba los riesgos para niñas y mujeres, especialmente en África oriental y meridional, y África occidental y central.

El estigma y la discriminación contra las comunidades marginadas siguen siendo barreras significativas para los servicios de prevención y tratamiento del VIH. Los grupos de población clave, incluidos los trabajadores sexuales, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y las personas que se inyectan drogas, representan el 55 % de las nuevas infecciones en todo el mundo.

Los cálculos de ONUSIDA indican que, aunque el 20 % de los recursos para el VIH deberían destinarse a la prevención en las poblaciones más afectadas, solo el 2.6 % del gasto total en VIH en 2023 se destinó a estas intervenciones. La financiación global para el VIH también se ha reducido, con un descenso del 5 % en los recursos disponibles de 2022 a 2023, dejando una brecha de 9.5 mil millones de dólares de los 29.3 mil millones necesarios para 2025.

El Dr. Anthony Fauci, exasesor científico del presidente de los Estados Unidos, enfatizó la necesidad de un esfuerzo proactivo y colaborativo para alcanzar el objetivo común de poner fin a la pandemia de sida. La Sra. Byanyima concluyó que la falta de solidaridad está poniendo en peligro el progreso, pero que aún es posible elegir el camino correcto y cumplir con las promesas hechas por los líderes mundiales.

ONUSIDA sigue liderando los esfuerzos globales para alcanzar cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida, trabajando en conjunto con 11 organizaciones de las Naciones Unidas y otros socios globales y nacionales para poner fin a la epidemia para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El momento es ahora. Las decisiones que se tomen este año determinarán si se puede cumplir el objetivo de terminar con el sida como una amenaza para la salud pública para 2030. La urgencia del momento exige acciones audaces y comprometidas por parte de los líderes mundiales para asegurar un futuro libre de sida.