“La panza nunca entendió / que pa´l pión hay diferencia, / pero entiende la conciencia / y eso es lo triste paisano; /el hambre es un gusano / que hace perder la paciencia. /Lo malo es cuando uno olvida / estatuto, regla, ley” (“Herencia pa’ un hijo gaucho”, parte II, de José Larralde).

Por: Edith Vera – Resumen Latinoamericano.

5.9 millones de kilos en productos alimenticios tiene el Gobierno nacional retenidos en dos galpones, uno en Tucumán y otro en la provincia de Buenos Aires; alimentos que están por vencerse y no entregan a los comedores populares, donde concurren cientos de miles de argentinos, en muchos casos para recibir su única comida diaria. Esta semana, el presidente Javier Milei fue abordado por un grupo de periodistas para preguntarle si consideraba que la gente no llegaba a fin de mes, y respondió: “Si no llegaran a fin de mes se estarían muriendo en la calle y eso es falso”…Pocos días después fue más allá en su aseveración, durante una exposición que brindó en la Universidad de Stanford, invitado por el Instituto Hoover en California, Estados Unidos, durante el séptimo viaje al exterior que realizó en apenas cinco meses de gestión: “Se creen que la gente es tan idiota que no va a poder decidir… va a llegar un momento en el que la gente se va a morir de hambre y van a decidir alguna manera para no morirse”.

El sentido que construye el Presidente, y que repite cada funcionario de su gestión, está basado en el “sálvese quien pueda”, en la meritocracia, en la individualidad. No tiene que ver con la no intervención del Estado en los ámbitos de la vida de la gente, la matriz es destruir cualquier signo comunitario que tenga un aire de solidaridad. Un ataque directo al sentido de la comunidad organizada.

El Presidente no va a ningún hospital. Ninguna universidad. Ningún club de barrio, menos al barrio. Ni al barro. Solo fue a su escuela primaria y aprovechó la oportunidad para burlarse del estudiante que se desmayó detrás de donde él se encontraba. ¿Cómo vamos a pretender que tenga idea de qué es el hambre o de qué significa estirar el mango hasta volver a cobrar?, todo el sentido que construye en su discurso es aguantar hasta que salgamos a flote, para él y su gobierno nos encontramos en un momento de transición hacía algo mejor. Hay una promesa a futuro que no sabemos cuándo va a llegar, ni si va a llegar pero “hay que esperar”. Algo así como el famoso “segundo semestre” del expresidente Mauricio Macri, que nunca llegó o sí pero tibio y sin tirar una para la gente.

Me pregunto si hay temas de los cuales solo hay que hablar si se pasó por la experiencia. ¿Solo puede hablar de hambre alguien que lo experimentó?, ¿puede el Presidente decir que no te vas a morir de hambre porque estás vivo?, el mismo Presidente dijo en una nota que no le daba placer comer, que él si pudiera comer en cápsulas lo haría. ¿Estamos viviendo un revival de los ´90?, ¿se acuerdan de la nena tucumana que le contaba a María Julia Oliván, para el programa de Jorge Lanata, que habían cenado mate cocido con su familia?, el caso conmovió a todos y estremeció porque fue una cachetada al “dame dos” que se vivía en la época. No había Estado intervencionista ahí, solo yerba para hervir y pasar la noche. Cuando escuché esta semana al vocero presidencial Manuel Adorni decir que en los depósitos “hay solo yerba”, me acordé de este caso. Es que imaginar que la cena de una familia es yerba hervida para quien tiene un sueldo millonario debe ser imposible, te explota la cabeza.

Y en esta nueva ola de querer teñir toda política pública pasada como “corrupta”, ahora se la agarraron con los comedores y merenderos. No sabemos si la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, habrá ido alguna vez a un comedor, pero en los barrios en donde el hambre se vive, y se huele muchas veces, una vecina abre la puerta de su casa y deja pasar a los pibes para que coman algo, o se organiza con otras mujeres para cocinar y repartir en las familias. Hay un grado de solidaridad y amor que claramente desprecia este gobierno, y lo dicen todos los días.

Detestan a las personas de bajos recursos, no los quieren; o si los quieren, pero borrados del mapa. Por eso banalizan la pobreza y no les importa si los víveres secos se pudren en un galpón o si es solo yerba. Hay muchos roles que el Estado puede tomar, pero que un Estado no sea intervencionista no significa que abandone a los ciudadanos. Se deben garantizar las cuestiones mínimas para vivir en un país donde el futuro no sea incierto.

Sin embargo, el Presidente está feliz con el contenido de sus redes sociales. Él y sus seguidores, obvio. Además de Presidente es creador de contenidos. Y para alimentar el famoso algoritmo esta semana se armó una gira por el país modelo que tanto ama, Estados Unidos, y bueno, volvió por otra vez porque le faltaba la foto con Mark Zuckerberg. Subió tres en su cuenta de Instagram. “Fenómeno barrial”, puso en la descripción. No sabemos a qué barrio se refiere, pero a un barrio popular de la Argentina seguro que no.

Otras de las fotos que más lo puso contento al presidente este año fue con Elon Muskahí paramos todos las antenas, porque Elon necesita el litio y Argentina lo tiene. La revista Forbes denominó a la Argentina como “La Arabia Saudita del litio”, el país contiene el 25% de este mineral a nivel mundial. Esto significa una capacidad de producción de 500 años aproximadamente, fundamento suficiente para crear una nueva industria. El litio es el mineral indispensable para el funcionamiento de los productos tecnológicos que se utilizan a nivel mundial: celulares, tablets, computadores, y dispositivos móviles, como así también en el ámbito automotriz. El Historiador y Doctor en Ciencias Sociales (UBA) y en Geopolítica (París VIII), Bruno Fornillo, explica que la matriz de energías alternativas que producen electricidad como la energía eólica, la solar y la mareomotriz, necesitan un lugar en donde reservar esa energía, por lo cual, las baterías de litio cumplen esa función, y hoy se encuentran en el corazón del nuevo paradigma energético que está emergiendo en el mundo.

El triángulo del litio, compuesto por Bolivia, Chile, y Argentina, tiene el 85 % de reservas del mundo. A Elon le gusta esto. Hay dos explotaciones importantes en Argentina: una es la del Salar del Hombre Muerto, Catamarca, y la otra en el Salar Cauchari Olaroz, ubicado en Salta. El principal riesgo que se corre es que se extienda una política extractiva en el país y se pierda la oportunidad de generar una verdadera industria nacional de litio.

La comida no se tira y con el hambre no se juega. Con pocas esperanzas, pero veremos si el Gobierno se hace eco de estas frases populares, y pone en marcha la entrega de mercadería porque “el hambre es un gusano que hace perder la paciencia”.  Hay un límite que no cuenta con los mismos tiempos que nos pide el gobierno para llegar al futuro prometedor, y nos hace pensar que estamos todos dentro de una olla a presión.

FUENTE: Mariano Moreno Noticias