La guerra de Ucrania habría significado el retorno a la Guerra Fría entre Rusia y EEUU y el retorno a la Doctrina de la Contención, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo «Las fuentes del comportamiento soviético», publicado en la revista Foreign Affairs en 1947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita «el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza».
En este contexto se incluiría la entrada de Finlandia y Suecia en las estructuras militares de la OTAN y el incremento de fuerzas militares con 4 nuevos batallones desplegados en la frontera europea con Rusia y la réplica por parte rusa con la instalación en Bielorrusia de misiles Iskander-M dotados de ojivas polivalentes así como misiles antiaéreos S-40 siguiendo la dinámica de la Guerra Fría (acción-reacción).
Por su parte, Rusia habría instalado en Kaliningrado los misiles Iskander M dotados de ojivas polivalentes así como misiles antiaéreos S-400 y en el supuesto de cerrar la OTAN la salida del enclave soviético de Kaliningrado al Mar Báltico, podría reeditarse la Crisis de los Misiles Kennedy-Jruschev (octubre, 1.962) que tendría como epicentro Kaliningrado.
¿Entrada de la OTAN en la guerra de Ucrania?
Al estar EEUU inmerso en la campaña electoral para las Presidenciales de Noviembre, Francia, Polonia y Reino Unido serían el tridente elegido por los globalistas para implosionar el frente ucraniano el próximo verano y provocar la posterior entrada de la OTAN en un conflicto abierto con la Rusia de un Putin reelegido hasta el 2030.
Polonia busca convertirse en un actor local en el avispero de Europa Oriental y extender su influencia hasta la zona ucraniana al reclamar su derecho a incorporar al mapa polaco la región ucraniana de Lviv que ya fue ocupada por Polonia de 1918 a 1939.
Así, el presidente polaco, Andrzej Duda, afirmó que su país está «dispuesto a aceptar armas nucleares» de países aliados en su territorio, lo que ha recibido la respuesta dura y contundente de Moscú al advertir que «el emplazamiento de este tipo de armamento en Polonia convertirá a este país en un objetivo prioritario en la planificación militar rusa».
Asimismo, en un comunicado del Ministerio ruso de Exteriores, Rusia ha advertido que la «llegada de los cazas F-16 a Ucrania los veremos como portadores de armas nucleares y consideraremos ese paso de EEUU y la OTAN como una deliberada provocación», al tiempo que acusa a Occidente de apoyar abiertamente las acciones de sabotaje de Ucrania en territorio ruso y de suministrar a Kiev misiles de largo alcance británicos y franceses así como los nuevos ATACMS estadounidenses, que pueden alcanzar territorio ruso.
Dentro de la dinámica de acción- reacción propio del nuevo escenario de Guerra Fría 2.0, Putin ha ordenado a las Fuerzas Armadas de su país realizar en breve maniobras con armas nucleares tácticas en la frontera sur con Ucrania. Ello, sería una respuesta rusa a las afirmaciones del presidente francés, Emmanuel Macron, y de otros altos funcionarios británicos de «estar dispuestos a enviar contingentes militares a Ucrania». Así, Francia habría ya desplegado en Ucrania sus primeras tropas procedentes del Tercer Regimiento de Infantería francés, que es una de las principales unidades de la Legión Extranjera Francesa (Légion étrangère).
¿Uso de armas nucleares tácticas?
Si nadie lo impide, todo indica que nos encaminamos a la próxima entrada de la OTAN en conflicto abierto con la Rusia de Putin, no siendo descartable el uso de armas nucleares «no estratégicas», también conocidas como «armas nucleares tácticas», según la Nuclear Threat Initiative (NTI) y de las cuales Rusia poseería cerca de 1.800 ojivas y la OTAN tendría desplegadas en Europa 250 ojivas.
Las ojivas tácticas se refieren a las diseñadas para usarse en un campo de batalla limitado, por ejemplo, para destruir una columna de tanques o un grupo de batalla de portaaviones si se usan en el mar, por lo que también son conocidas como de «bajo rendimiento».
Sin embargo, según Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados), una simulación de la Universidad de Princeton de un conflicto entre Estados Unidos y Rusia que comienza con el uso de un arma nuclear táctica predice «una escalada rápida que dejaría más de 90 millones de muertos y heridos», con lo que el inicio de un conflicto nuclear de baja intensidad podría degenerar en una conflagración nuclear a gran escala de resultados nefastos para la humanidad.