Por Lic. Javier Francisco Cambronero Arguedas
Nunca como en estos últimos días, se siente la necesidad de palabras que inspiren paz y amor
Papa Francisco, junio 2023
Alto a la violencia y a la inútil muerte de tantos seres, como consecuencia directa de la intolerancia, la frustración, la ira y el enojo. No es asumiendo la violencia como lenguaje como podemos construir una mejor sociedad y legar un futuro más halagüeño a esta generación y a las venideras. Debemos de ser capaces siempre que la razón y no el enojo, gobiernen nuestra voluntad y emociones. Nadie debería segar la vida de otro ser semejante. Nunca nos cansemos de las formas civilizadas para resolver conflictos y diferencias.
Esta semana hemos sido testigos de macabros, perversos e infames hechos de sangre, donde con una frialdad pasmosa, una persona descarga una andanada de balas desde una arma de fuego a escasos metros de la víctima. Cuerpos mutilados de mujeres, destrozados por quienes debieron amarlas, protegerlas y hacerlas felices; y miserablemente las consideraron un objeto de su propiedad.
En medio de este frívolo contexto, una noticia que nos llena de esperanza, se escabulle y penosamente no ha sido titular de grandes letras en diarios impresos, cintillos de noticiarios televisivos o tener presencia en noticias radiales. A inicios de julio del ano pasado, la Asamblea Legislativa fue escenario de uno de los hechos más bochornosos que podamos recordar. En la barra del público irrumpió un señor, de apellido Morales, con singular violencia amenazando y vociferando contra los diputados Robles Barrantes y Nicolás Alvarado. Con insolencia, matonismo y malacrianza se quitó la camisa y “a panza pelada” blandía sus brazos en forma desafiante y gesticulaba obscenamente, constituyendo un riesgo para los allí presentes. El señor, que estaba “como poseído” pudo ser sometido y llevado a los tribunales. Esto en jun contexto nacional de crispación donde sentimos que la violencia se ha apoderado de muchos ámbitos de la vida nacional y que desde la política no se está haciendo lo suficiente por resolver los problemas del país. Evidentemente, no era la mejor forma para expresar disconformidad y desacuerdo con estos diputados. El pasado 15 de mayo ante la posibilidad de enfrentar un juicio por el delito de amenaza a funcionario público, el señor se disculpó y en consecuencia no hubo debate en materia penal. Pidió perdón y reconoció su falta y notable exabrupto. Ahora se someterá a un programa restaurador y firmó “Proclama por la discusión pacífica de los asuntos públicos”. Reconoce el señor que aunque piensa distinto a los diputados, entiende que la violencia no es el camino y agradece que le brinden una segunda oportunidad.e
Lo inusual de este relato es que además del señor, los dos diputados involucrados también firmaron dicha proclama, que a la letra dice “La libertad de expresión y de prensa son indispensables para la vida democrática. Sin un rico debate de ideas no puede haber democracia. Pero para ello, es indispensable que el camino del debate sea pacífico. Cualquier asunto que sea de interés público debe poder discutirse con respeto, y sin temor a represalias de ningún tipo. En ese espíritu democrático y pacífico que ha caracterizado a nuestro país, hoy decidimos optar por el camino de la paz. La paz que permite también resolver aquellos conflictos que superaron los límites de lo razonable por un momento, pero que permite recomponer la armonía perturbada. Rechazamos la violencia de todo tipo en la discusión política nacional, e invitamos a todos los habitantes del país a resolver sus conflictos de forma pacífica, respetuosa y por las vías institucionales. La paz es responsabilidad de todas y cada uno de nosotros y nosotras”.
Este tipo de noticias, aunque no “vende”, da esperanza a nuestros corazones. Es posible retomar la ruta de la sana convivencia y de una cultura de paz. Es lo que nos ha hecho grandes como nación. ¡Nuestros hijos y futuras generaciones lo merecen!