Por embajador Clarems Endara*

Colaborador de Prensa Latina

Entre estos figuran la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (ONU, 1969), y reconocido como una norma consuetudinaria y anunciada como uno de los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas:

Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión… (ONU, 1945, Art. 1 Ord. 3)

[Y] fomentar la cooperación internacional en materias de carácter económico, social, cultural, educativo y sanitario y ayudar a hacer efectivos los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión (ONU, 1945, Art. 13 Ord. 1b).

El propósito de la cooperación internacional es invitar a los Estados a lograr metas comunes que serían imposibles de alcanzar de manera individual o independiente, mediante el uso de diversos mecanismos como tratados, convenios, acuerdos bilaterales y multilaterales, programas de ayuda y de cooperación técnica o asistida, entre otros.

Por tanto, se trata de un conjunto de actividades y mecanismos jurídicos que los Estados establecen entre sí para alcanzar objetivos comunes de manera concertada.

Quizás la expresión más evidente de esto es la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible con sus 169 metas conexas, en donde se enrumba “de forma colectiva la tarea de lograr el desarrollo mundial y una cooperación en la que todos salgan ganando, (…) puede reportar enormes beneficios a todos los países y en todas las partes del mundo” (ONU, 2015, Nral. 18)

La cooperación internacional reviste especial relevancia para América Latina y el Caribe (ALC), dado que ha sido uno de los principales mecanismos utilizados por los países de la región en las últimas décadas, para promover su desarrollo económico y social; así como para enfrentar desafíos globales de forma conjunta, buscando romper brechas desiguales y generar oportunidades compartidas en un contexto de creciente interdependencia global.

En este orden de ideas, la “Resolución de la Comisión Económica para ALC” acerca de la creación del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible trata de:

La promoción de la cooperación internacional y de la creación de capacidades a nivel nacional para la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, por medios como la cooperación Sur-Sur y triangular y otras modalidades de cooperación, a fin de fortalecer y complementar las modalidades tradicionales de cooperación (ONU, 2018, Art. 7, Ord. f / pág 87).

Por tanto, en un mundo cada vez más interconectado, la cooperación internacional se vuelve esencial para superar las brechas de desigualdad y garantizar que todos los países tengan acceso a las mismas oportunidades; por lo que la cooperación internacional, y más específicamente la cooperación técnica, se convierte en una herramienta clave para el desarrollo y la integración regional en ALC.

LA COOPERACIÓN TÉCNICA

En este contexto de los espacios de integración regional latinoamericano, la Cooperación Técnica, anclada dentro del Derecho Internacional Público, puede entenderse como los mecanismos de asistencia regidos por principios y normas del Derecho Internacional, mediante el cual, países u organizaciones internacionales transfieren conocimientos especializados, experiencias, recursos y capacidades técnicas a naciones o bloques regionales de ALC, para fortalecer sus capacidades y potenciar sus procesos de desarrollo e integración económica y comercial.

La cooperación técnica internacional se debe regir por varios principios establecidos en el Derecho Internacional; como el respeto al principio de soberanía estatal, según el cual cada país puede tomar decisiones soberanas sobre sus asuntos internos y externos; y el principio de no injerencia, el cual prohíbe intervenir en los asuntos internos de otros Estados.

Otros principios buscan garantizar que la cooperación sea beneficiosa para todas las partes; es decir, el principio de mutuo beneficio, el cual establece que debe ser ventajosa para los países participantes; y el principio de respeto a los derechos humanos, con el fin de que esta los promueva y proteja. Para el caso de la integración regional, estos principios no son diferentes.

Es decir, “guiados por los principios de respeto a la soberanía nacional, propiedad e independencia nacionales, igualdad, no condicionalidad, no interferencia en los asuntos internos y beneficio mutuo” (Unossc, 2024, Principios rectores), la cooperación internacional debe buscar fomentar la colaboración entre Estados para alcanzar metas en común, bajo principios relacionados con el desarrollo, que promueva la transferencia de tecnología y capacitación, entre otros objetivos a los cuales responde la integración regional, de manera importante.

Al requerirse de forma a priori velar por la soberanía estatal, la no injerencia en asuntos internos, el mutuo beneficio, la no condicionalidad, entre otros, se exhorta a una cooperación técnica internacional que esté comprendida en el marco de acuerdos o tratados bilaterales, regionales o multilaterales, que son muchas veces promovidos por mecanismos regionales de integración y concertación como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), o el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), y el Mercado Común del Sur (Mercosur).

Contemplan los mecanismos para ser facilitadores de transferencia de conocimientos Sur-Sur (entre países del Sur global) y triangular (entre países del Sur global y organizaciones internacionales).

En ALC, se han ido configurando espacios subregionales de integración regional que van respondiendo a contextos distintos, necesidades y propósitos cambiantes ajustados a objetivos diversos.

La diversidad geográfica, económica y cultural de la región ha dado lugar a la conformación de diferentes espacios subregionales de integración como iniciativas que responden a la necesidad de los países de profundizar la cooperación con sus vecinos más cercanos, a fin de impulsar un desarrollo compartido a través de la articulación de esfuerzos.

El SELA desempeña un papel fundamental en la generación y liderazgo de oportunidades de cooperación técnica en los espacios subregionales y regionales de integración para el desarrollo y crecimiento de la región.

Por tal razón, actúa como un facilitador y promotor de la cooperación técnica en la región al brindar un espacio de diálogo y colaboración entre los países miembros. A través de diversas iniciativas, programas y proyectos, fomenta la transferencia de conocimientos, tecnología y buenas prácticas entre los países de la región, contribuyendo así al desarrollo sostenible y al crecimiento económico.

arb/CE

 

*Secretario Permanente del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).