A raíz de los últimos temporales en Chile, se ha producido en el borde costero un fenómeno que no se observaba hace muchos inviernos: los humedales aumentaron considerablemente su caudal, rompiendo los diques naturales de arena para ir con fuerza a desembocar al mar.
Consultamos sobre el comportamiento que corresponde tener al respecto al Presidente del Directorio de la Fundación Tunquén Sustentable, José Fliman, quien nos ilustró al tiempo que exhorta a las autoridades a normar sobre esto:
«Nuestra experiencia, como Fundación Tunquén Sustentable, en la observación del comportamiento del Humedal de Tunquén nos permite decir que cuando cae mucha lluvia el humedal rompe y comienza a desaguar en el mar. Este proceso se regula por sí solo y llegado el momento deja de fluir el agua y el humedal retoma su nivel.
Hace veinticinco o quizás treinta años atrás, fuimos testigo de un administrador que envió una cuadrilla de trabajadores que con pala abrió un paso por el que desaguó el humedal. Esa es la única vez que recordamos de una intervención humana en el proceso, pero es posible que en otros tiempos cuando, aguas arriba, estas tierras eran productivas, haya sido una práctica habitual.
Es distinto cuando la población corre riesgos de inundaciones de viviendas o cortes de caminos que puedan interferir en forma grave en el acontecer diario. En ese caso es habitual que las autoridades hagan lo que hizo la Municipalidad de Algarrobo abriendo la salida del agua hacia el mar de los Humedales San Jerónimo y El Membrillo. El caso de El Membrillo no parece tener justificación y lo conveniente hubiese sido respetar los ciclos naturales.
No estamos en conocimiento de sobre la existencia de una legislación que regule el procedimiento de forzar la evacuación del agua de los humedales, pero en caso de que no lo haya , pensamos que es de mayor importancia que las autoridades, asesoradas por expertos académicos, estudie y norme este procedimiento para la preservación de los humedales, fuentes de vida para la biodiversidad.»