La población indígena de Nueva Caledonia se rebeló esta semana ante una medida legislativa de Francia que pretende otorgar derecho a voto a aquellos colonos que vivan en el país por más de diez años, ya que lo ven como continuación de la política colonial y temen ver reducida su autonomía y sus posibilidades de autodeterminación.
La protesta derivó en disturbios y desde el domingo 12 de mayo más de doscientas personas han sido detenidas, lamentándose además varias muertes.
El gobierno imperial francés ha anunciado una operación para recuperar el control de la carretera que conduce de la ciudad de Numea al aeropuerto de La Tontouta, anunció este sábado el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin. Los vuelos están suspendidos y rige el toque de queda debido a los disturbios en el archipiélago.
Nueva Caledonia es un territorio situado en el Pacífico Sur, al este de Australia y al noreste de Nueva Zelanda que, pese a los esfuerzos de movimientos independentistas, todavía se halla bajo tutela francesa.
Según el censo de 2019, el pueblo kanak representan el 41.2 por ciento de la población total de Nueva Caledonia, lo que corresponde a unas 112 mil personas.
En 2018, se llevó a cabo un referéndum en el que una ajustada mayoría decidió mantener la pertenencia de Nueva Caledonia a Francia. El resultado reflejó la división en la sociedad entre aquellos que desean mantener los lazos con la potencia colonial y aquellos que abogan por la independencia total.
El principal partido político independentista en Nueva Caledonia es el Frente de Liberación Nacional Kanak y Socialista (FLNKS), que ha abogado por la soberanía plena y la independencia del territorio.
Los levantamientos contra el colonialismo francés han sido un hecho repetido en la historia del archipiélago. Durante la década de 1980, Nueva Caledonia experimentó una escalada significativa del conflicto, marcada por enfrentamientos entre el FLNKS y las fuerzas armadas francesas.
En 1989 fue asesinado el líder kanak y defensor de la independencia Jean-Marie Tjibaou, hecho que generó conmoción en Nueva Caledonia y en toda la región del Pacífico.
Estos eventos jugaron un papel importante en la creación de un clima de negociación y diálogo entre las partes involucradas, lo que finalmente condujo a la firma de los acuerdos de Nouméa entre el gobierno francés y los líderes kanaks.
Este Acuerdo estableció un proceso de descolonización gradual y otorgó un alto grado de autonomía al territorio, aunque la cuestión de la independencia sigue siendo un tema importante en la agenda política de la isla.
Desde la creación de las Naciones Unidas, más de 80 antiguas colonias habitadas por unos 750 millones de personas han obtenido la independencia. En la actualidad, en la lista de Territorios No Autónomos quedan 17 Territorios No Autónomos en todo el mundo, donde viven casi 2 millones de personas. Nueva Caledonia es uno de ellos.
Tres de los 4 países llamadas por Naciones Unidas “potencias administradoras” son en realidad rémoras del poder colonialista: Reino Unido, Estados Unidos de América y Francia. A ellas se suma Nueva Zelanda, que tiene bajo su tutela la isla de Tokelau.
Es hora de que esta monstruosidad del pasado llegue a su fin y se repare el ultraje sufrido por millones de personas, recuperando los pueblos la efectiva libertad de decidir por sí mismos su futuro.