La mayoría de los partidos europeos, a pesar de opiniones aparentemente diferentes, coinciden en apoyar la escalada bélica, continuando así con la conducta de echar gasolina al fuego.
Por el contrario, todos los sondeos de opinión muestran que la mayoría de los italianos desean una resolución diplomática del conflicto en Ucrania, se oponen al envío de armas y están a favor de sanciones contra Israel. Los partidos tienen plena consciencia de ello y evitan deliberadamente el tema, desviando la atención hacia cuestiones secundarias.
Esta tendencia socava profundamente no sólo los fundamentos de la democracia, sino que aleja a la gente de la vida y participación política.
No nos dejemos manipular. Los discursos incomprensibles y alejados de la vida real, la violencia con que se degradan las opiniones distintas de la propia, las mentiras repetidas y el abismo entre lo que se dice y lo que se hace crean desconfianza, desorientación y desinterés. No ir a votar en estas elecciones significa ser víctima de esta estrategia.
No nos confundamos. Está claro que ningún programa electoral puede realizarse sin la condición esencial de mantener un estado de paz. Si Europa se sumerge en una guerra, ninguna de las tan ansiadas reformas ni ninguna de las promesas electorales verán la luz.
No nos dejemos engañar por palabras vacías. Muchos hablan ostensiblemente de paz y negociaciones o se distancian de las declaraciones de los líderes extranjeros sobre el envío de personal militar a Ucrania, pero luego en la práctica avalan toda escalada.
Refiriéndonos solo a Italia, la voluntad explícita de poner fin a los conflictos mediante la diplomacia y de detener el envío de armas sólo aparece expresada en el programa de las siguientes listas electorales: Paz Tierra Dignidad, Movimiento 5 Estrellas, Alianza de los Verdes y de la Izquierda, Democracia Soberana y Popular (sólo circunscripción de centro).
Reconocemos las limitaciones de estas listas: la incapacidad de converger en un frente electoral único ante la gravedad de la situación, la falta de una crítica profunda al sistema neoliberal (verdadera causa de todas las guerras) y, sobre todo, la ausencia de una visión clara del futuro de una nueva sociedad verdaderamente humana. Sin embargo, hoy es esencial tomar posición contra la guerra. No podemos permitir que los partidos de siempre, incluida la posición de la abstención, sigan arrastrándonos sin oposición por un camino oscuro.
No nos dejemos paralizar por la vieja ideología pragmática del «voto desperdiciado por los partidos pequeños». Es precisamente este chantaje el que nos ha llevado, votando siempre por los mismos partidos, a la situación en la que nos encontramos hoy. Es importante hacer lo que uno cree que es la elección correcta, ética y de futuro. Un voto claro por la paz y contra la guerra, aunque no dé resultados inmediatos, es una semilla que germinará en el futuro. Sin estas semillas, ¡nunca podrían abrirse nuevos caminos!
Esperemos que estas reflexiones no se queden sólo en nuestras cabezas, sino que todo el mundo se comprometa activamente con sus familias, amigos y compañeros de trabajo. Hagámoslo de forma directa y personal, superando las dificultades de la comunicación, las diferencias de opinión y el miedo a no ser comprendidos.
¡Voto por la paz!