Una de las ocurrencias más originales y lúdicas del Estallido Social del 2019 fue la creación del perro Matapacos, inspirado muy probablemente en la cantidad de perros vagos que se unían a los manifestantes y que demostraban toda su destreza en esquivar las balas, los palos e incluso los carros lanza aguas y gases de la policía. Seguramente existió un can de las características que se estamparon en las poleras que empezaron a vestir cientos o miles de jóvenes y chilenos de todas las condiciones a lo largo de todo el país. Muy especialmente en las de los estudiantes de izquierda más combativos, es decir en no pocos de los que, casi se la noche a la mañana, llegaron al Parlamento y al actual Gobierno, convirtiéndose en ministros, subsecretarios, diputados y hasta posiblemente en algún senador.
El Matapacos se convirtió en símbolo y moda. Su bella y corajuda ilustración llegó a representar un verdadero atentado, como en un verdadero “ají en el traste” (como se dijo) para los sectores de la derecha y de quienes abjuraron de esta masiva protesta social reprimida criminalmente por quienes en Chile son motejados de “pacos”. Represión que dejó decenas de víctimas con las órbitas de sus ojos vaciadas, un sinnúmero de contusos y no pocos activistas detenidos y procesados por actos que fueron sindicados como vandálicos por los detractores de la movilización social. Aunque exista prácticamente consenso respecto de que los millones de manifestantes se movilizaron pacíficamente.
Un símbolo y una anécdota porque en ningún caso al Matapacos y los cientos de perros vagos constituyeron amenaza alguna contra las llamadas fuerzas del orden que, entre sus recursos disuasivos, cuentan con feroces perros amaestrados para perseguir a los delincuentes y a quienes practiquen el derecho ciudadano de protestar en la calles y plazas. Lo único cierto es que suele ser muy poco grata para los perros callejeros la presencia de cualquier tipo de uniformados, cuestión que no tiene una explicación muy plausible. Fenómeno que podría ser motivo de investigación para la biología, la química y las ciencias sociales
Pero lo que no tiene explicación es la bochornosa forma en que el Jefe del Estado y algunos de sus colaboradores más solícitos han decidido hoy darse una “vuelta de carnero” respecto del Matapacos que con tanto entusiasmo enarbolaron en sus vestimentas y banderas de lucha. “Yo jamás festiné ni me hizo ningún sentido esta imagen burda del perro aquel”, dice Boric, y agrega: “me parece ofensiva, denigrante y no es la manera que yo entiendo cómo se tiene que hacer la política…” según lo consigna El Mercurio.
Y detrasito de él surgieron los pateros con sus autocríticas, mea culpas como otras deshonrosas expresiones que tienen por objeto inclinar su cerviz ante el mandamás, demostrando buena conducta frente al Cuerpo de Carabineros y a sus aliados políticos. Toda vez que el propio Director General de esta policía uniformada pueda ser próximamente formalizado por su presunta omisión o complicidad como superior jerárquico en el uso desmedido de la fuerza contra quienes salieron a las calles a manifestar su descontento. Confiados, como seguimos estando, en que la hipotética independencia del Poder Judicial se imponga frente al deseo general de la clase política, de derecha a izquierda, de conseguir ahora su impunidad.
¡Vaya cómo podrían ser todavía más graves las defecciones respecto del quehacer político en los dos años que le restan en La Moneda al actual Mandatario! Por ejemplo, respecto de la promesa de condonar las deudas estudiantiles del crédito con aval del Estado, además de pagar la deuda histórica con los profesores. O de acabar con las isapres y las AFPs tan ferozmente condenadas en el mismo Estallido Social. Tanto como implementar una reforma tributaria en que los ricos paguen los impuestos que deben, evaden y eluden, o aquella reforma previsional que ahora no parece concitar el suficiente apoyo en el Poder Legislativo.
Hubo quienes llegaron a pensar y proponer que el Matapacos podría reemplazar al huemul de nuestro escudo nacional, pero lo cierto es que ello parece ahora totalmente delirante, por lo que podría ser mucho más plausible que el cóndor le cediera su espacio al camaleón en nuestro emblema patrio.