La inmensa mayoría de los habitantes del planeta ha crecido en un sistema social basado en la violencia y la guerra. Nuestro sistema económico, en su forma neoliberal actual, aspira al crecimiento ilimitado, la explotación máxima y la maximización inmediata de los beneficios. Nuestra cultura occidental en particular, que ha dominado la escena mundial durante unos cinco siglos, está profundamente arraigada en la violencia y se caracteriza por una cultura de venganza. Con un sistema social caduco desde hace mucho tiempo, cuya crisis y decadencia son cada vez más evidentes, no es de extrañar que esta crisis se manifieste en un enorme aumento de la violencia en todas sus formas, por no hablar de los innumerables conflictos bélicos.
La gente anhela tener paz y actuar con no violencia, pero al mismo tiempo se siente impotente e insignificante. Los gobiernos actuales ejercen un poder que hace que el individuo parezca pequeño. Pero, en última instancia, son las personas y sus acciones las que dan forma a la historia.
¿Qué hay que hacer? En este punto de inflexión de la historia de la humanidad, es de la máxima urgencia superar la violencia. La sociedad nos moldea, y al mismo tiempo nosotros moldeamos a la sociedad a través de nuestras acciones o de nuestra pasividad. Por supuesto, la influencia del mundo sobre el individuo suele ser mayor que viceversa, pero no deja de ser una interacción constante. Mi búsqueda de la paz debe empezar por mí mismo y dirigirse hacia el mundo. Hay que desarmar la violencia dentro de mí y en el mundo. La meditación puede ayudarnos en este sentido, aunque me gustaría subrayar que no se trata de una sugerencia individualista y consumista, sino de un camino hacia dentro que conduce hacia fuera. Un camino que se centra en el prójimo y conduce a la acción social y colectiva.
Dados los retos a los que nos enfrentamos para superar la violencia en nuestro interior y en el mundo, surge la pregunta de cómo podemos emprender acciones concretas. La meditación nos ofrece ese camino de transformación, no sólo a nivel personal, sino también a nivel social. Sin embargo, para recorrer esta vía con eficacia, es crucial comprender la diversidad de formas de meditación que existen y reconocer cómo podemos explotar plenamente su potencial. En la segunda parte de este artículo, volvemos a profundizar en el tema, explorando diversas prácticas de meditación y arrojando luz sobre cómo no sólo nos cambian internamente, sino que también nos hacen eficaces externamente. En particular, examinamos la motivación que subyace a la práctica de meditación, un elemento clave que determina lo profunda y auténtica que es nuestra búsqueda de paz y no violencia.
Haz clic aquí para ver la Parte 1: La paz empieza en el interior: La meditación como medio para superar la violencia social –
Meditación reflexiva
Es un método especialmente poderoso y, sin embargo, muy poco utilizado. Hablamos de meditación reflexiva como un acto de reflexionar sobre uno mismo, reflexionar sobre lo que me hace sufrir, reflexionar sobre para qué vivo, reflexionar sobre quién soy, adónde voy, qué me impulsa en la vida, por qué esto o aquello me hace sufrir.
Utilizamos esta forma de actividad o, más exactamente, de capacidad de nuestra conciencia demasiado poco. Nos iría mucho mejor si aprendiéramos a pensar en nosotros mismos y a reflexionar sobre nosotros mismos. Diversas formas de meditación resultan ser herramientas extremadamente útiles y valiosas que pueden llevarnos desde un mundo lleno de contradicciones y confusión a un mundo de bienestar y alegría. Este tipo de meditación requiere aprendizaje, sobre todo aprender a ser honesto con uno mismo y también requiere cierto valor para cuestionarse. Es importante aprender a diferenciar entre pensamientos tóxicos y positivos. Los pensamientos tóxicos, como los sentimientos de culpa y los complejos de inferioridad, hay que identificarlos, soltarlos y procesarlos. Una vez superados, se puede pensar y actuar con mayor fuerza y sinceridad.
La meditación debe estar alimentada por una necesidad interior
Otro apoyo para la reflexión es el contacto con los buenos sentimientos. Cuando reflexionas y entras en contacto conscientemente con buenos sentimientos, el proceso es más eficaz y las percepciones resultantes son más positivas e integradoras. Este punto se aplica a los tres tipos de meditación. A menudo se da por sentado que se trata principalmente de dominar una técnica difícil. Pero eso no basta. La eficacia de una técnica depende de la medida en que seas capaz de activar tu experiencia emocional y mental. Hay una diferencia fundamental entre realizar una técnica según un libro de texto y meditar con plena devoción y afecto. Al poner todo tu afecto en el proceso de meditación, se moviliza un poder interior mucho mayor y suceden cosas profundas. Esta movilización de la experiencia emocional y espiritual, la implicación del corazón, es esencial para todas las técnicas tratadas y representa el verdadero desafío. Una aplicación puramente mecánica de la técnica no tiene ningún efecto profundo.
No basta con años de práctica. Las acciones deben tener un significado real y estar impulsadas por un profundo deseo interior. Sólo cuando un deseo surge sinceramente del corazón, como el deseo de reconciliación, se abordará una meditación guiada sobre este tema con la actitud adecuada. La rec
onciliación no se consigue aplicando una técnica, sino activando el corazón. Las técnicas son necesarias, pero sin la participación del corazón, la verdadera reconciliación no puede tener lugar. La técnica por sí sola no es eficaz. Esto también se aplica a las prácticas de yoga, a las técnicas de meditación mental y a los ejercicios de concentración para crear quietud mental. Es el corazón el que provoca el cambio. Cuando reflexionas sobre ti mismo, libre de toxicidad, y activas la bondad, encuentras cosas maravillosas dentro de ti.
¿Por qué meditar?
La pregunta crucial al final es: ¿Por qué meditas? ¿Qué buscas, qué necesitas? Quizá tengas mucho estrés en la vida y busques un poco de paz, por eso recurres a la meditación. Es un enfoque muy sensato. Pero puedes ir más allá. Si buscas algo significativo que ilumine tu vida, una experiencia espiritual o mística, la meditación te ofrece una forma de profundizar en estas dimensiones. La meditación puede ser algo más que un método de gestión del estrés: puede abrirte las puertas a profundas realizaciones y a una percepción más plena de tu propio ser y del mundo que te rodea.
Se puede llegar a estas experiencias profundas por cualquiera de estos caminos. Reflexionando a diario sobre el sentido de la vida, sobre tu existencia y tu dirección en la vida, también puedes llegar a este tipo de comprensiones. Esta búsqueda, este deseo de otro tipo de experiencias, este interés sincero, pueden conducir a experiencias muy significativas. Se trata de descubrir una conexión más profunda con tu interior y con el universo, para obtener percepciones que van mucho más allá de la comprensión cotidiana.
Existen muchos mitos y confusiones en torno al tema de la meditación. Tal vez te preguntes: ¿Cómo reconozco si la meditación es realmente buena para mí? Para responder a esta pregunta, hay varias señales claras.
Por un lado, la meditación debería darte más claridad y contribuir a tu bienestar. Ganar en claridad significa ser más consciente de uno mismo. Te vuelves más consciente de ti mismo y de ciertos aspectos de tu ser que antes podían permanecer ocultos, tanto positivos como negativos.
También debería hacerte sentir bien. Es importante que te sientas mejor contigo mismo en la vida cotidiana. Un aumento del bienestar debería manifestarse en la forma en que tratas mejor a los demás y a ti mismo. Este bienestar se manifiesta en tus relaciones interpersonales. Si no empiezas a tratar a los demás con más amabilidad, comprensión y simpatía -así como a ti mismo-, entonces la meditación no está cumpliendo su propósito.
Se trata de desarrollar la coherencia armonizando lo que sientes, piensas y haces. El objetivo es tratar mejor a las personas que te rodean y a ti mismo. Si es así, enhorabuena, tu práctica de la meditación está funcionando.
Parte 1: La paz empieza en el interior: La meditación como medio para superar la violencia social
Esta explicación de las técnicas de meditación se inspira en el vídeo de Juan Espinosa Meditación y los tipos que existen.