Aproximadamente en 30 años hay una transformación social en toda la Sierra Central.
Por: Nilo Calero.
Hasta la década del 70 se hacía notorio, al menos en los departamentos de Ayacucho, Huancavelica y Huánuco, un ambiente de fervor religioso, con la celebración en medio de gran recogimiento para acompañar la pasión y muerte de Jesucristo.
Se notaba un ambiente tranquilo, casi silencioso, menudeaba la música sacra por emisoras de radio, no se consumía la carne.
En los días centrales jueves y viernes, las comunidades guardaban riguroso luto y acompañaban las procesiones.
En los últimos tiempos, todo ha cambiado. Con el pretexto de impulsar el turismo y reactivar la economía de los pueblos, se organizan bulliciosas fiestas, ferias donde abundan bebidas alcohólicas, infinidad de gastronomía con abundante pachamanca, carnero al palo, el humeante mondongo, caldo de gallina, chicharrones, en fin.
Todo se traduce en manifestaciones culturales que identifican a los pueblos. En Huancayo, se convierte en grandes atractivos festivos con preámbulos de concursos de danzas.
En Huancvelica, se acostumbra la preparación del plato bandera el “Puchero” consistente en una torre de carnes, yuca, col, camote, una manzana, que se sirve en estos días festivos como en carnavales.
A un extremo de la plaza, la venta de «calientitos» de diversos sabores, para combatir el frío para después de la procesión nocturna; igual en Ayacucho, se prepara el conocido plato de “Puca Picante” que siempre es rociado con algún licor casero.
En Cerro de Pasco y los demás asientos mineros, generalmente celebran con paseos campestres y el preparado de la pachamanca, siempre con infaltables copas y vasos de licor.
Monumentos y flores sanadoras en Huancavelica
Una costumbre de Semana Santa en la región Huancavelica es la colocación de “monumentos”, altares armados en cada una de las siete iglesias de la ciudad por el mayordomo o el grupo de catequesis de cada iglesia.
En los monumentos, adornados con flores, cirios, telas finas y luces, se ubican imágenes de santos y un cáliz. La población huancavelicana visita los distintos monumentos en las siete iglesias de la ciudad y enciende velas en cada uno. Al atardecer comienza el tradicional “llavero”, costumbre que consiste en la entrega de las llaves de la iglesia por parte del mayordomo a un devoto, el cual se encargará de estas por dos días y diseñará el “monumento” de esa iglesia para el año siguiente.
Otra tradición muy arraigada en la Semana Santa de Huancavelica, por parte de la población, es el recojo, de las flores con las que se hicieron las alfombras florales luego del paso de las procesiones.
Existe la creencia local que, una vez que la procesión pasa sobre las alfombras, las flores y plantas con las que estas fueron elaboradas se convierten en curativas de diversos males propios de la zona, tales como el “susto” y el “mal viento”.
Las posas de Omate
La celebración de la Semana Santa en el distrito de Omate, en la provincia de General Sánchez Cerro del departamento de Moquegua, tiene como elemento particular de esta tradición religiosa a las “posas” o zonas de descanso, versión original de las capillas mortuorias establecidas en la liturgia católica.
Al parecer, proceden de una costumbre española que consiste en hacer cuatro capillas piramidales en los extremos del atrio en el exterior de la iglesia para el descanso de las procesiones. Las imágenes colocadas en las posas son de todo el santoral católico peruano, desde el Corazón de Jesús hasta la Virgen de Chapi.
En el Domingo de Pascua se acostumbra agradecer a los encargados de instalar las posas. A continuación, se recibe a la imagen del Señor de las Piedades de Quinistacas, anexo del distrito de Omate, que transita por las cuatro esquinas de la plaza de Armas, donde se colocan alfombras florales hechas por los pobladores; raíces, tallos, hojas y flores con propiedades medicinales.
En esta feria temporal que se desarrolla en Viernes Santo se exhibe el conocimiento ancestral popular destinado al tratamiento de diversas dolencias con medicina natural.
Pascua toro en Ayacucho
En Ayacucho, la Semana Santa tiene una tradición practicada el Sábado de gloria llamada “Pascua Toro”, similar al “San Fermín” que se desarrolla en España, que este año es organizada por miembros de la comunidad de Quicapata, ubicada en el distrito de Carmen Alto, de la provincia Huamanga.
Se trata del paseo de toros por calles del distrito especialmente habilitadas antes de ser obsequiados al asilo de adultos mayores u otra institución donde reside población vulnerable.
Durante el paseo de los vacunos, la población vestida con camisas y blusas blancas con pañoleta roja en el cuello, con polos de color rojo u otra indumentaria que los identifique, conforman comparsas que bailan y elaboran “pirámides humanas”, en un ambiente de frenética alegría. Además de la Pascua Toro se realizan ferias gastronómicas y agropecuarias.
Gastronomía de Semana Santa
Si bien en Semana Santa los fieles católicos en todo el país cumplen con la tradición cristiana de no consumir carnes rojas, principalmente de vacuno ni de cerdo, sobre todo desde el Jueves Santo al Domingo de Resurrección, existe una tradición culinaria variada en la que destacan diversos ingredientes oriundos de cada provincia.
En estos días de conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús se consumen potajes a base de pescado, entre los que destacan el cebiche, embajador de la gastronomía peruana en el mundo, en sus diversas presentaciones; así como el pescado sudado; y guisos como la parihuela, el escabeche o el chupe, un tipo de sopa donde el ingrediente estrella es la carne de pescado servida en trozos.
En la región La Libertad se prepara la tradicional sopa teóloga, guiso elaborado con carnes de pavo, gallina y cabrito, que va acompañado por arroz blanco y garbanzos cocidos.
En el departamento de Piura se acostumbra cocinar la popular malarrabia, guiso cuyo ingrediente estrella es el pescado sudado, preferentemente mero o cabrillón, que va acompañado de plátano verde sancochado, arroz blanco, menestras, ají amarillo y queso fresco en cubos.
El chupe de viernes es el plato estelar de la Semana Santa en Ayacucho. Se trata de un tipo de sopa preparada con ollucos y oca, papas, leche y culantro, que se consume fundamentalmente en Viernes Santo.