En este 2024 una dedicatoria especial por el Día Internacional de la Mujer a las mujeres palestinas y a la actriz neoyorquina.
Susan Abigail Tomalin, más conocida como Susan Sarandon, es una mujer con principios que no se pliega a las hipocresías reinantes en el mundo del espectáculo y mantiene su compromiso con la libertad y los derechos humanos a pesar de que su agencia le haya reiterado el apoyo por ponerse del lado del humanismo y la razón; es decir, de parte del pueblo palestino.
Las mujeres palestinas mantienen con fuerza y dedicación su lucha por la defensa de su territorio y de su identidad cultural a pesar de la situación de violencia que viven y de ese “mirar para otro lado” de la mayoría de los gobiernos e instituciones internacionales con capacidad para parar el genocidio.
“Nadie es libre hasta que todas lo seamos” (“No one is free until all of us are free”) dijo la actriz en una marcha en Nueva York por la liberación de Palestina. Citó a Napoleón cuando dijo que “guerra es cuando el gobierno te dice quién es tu enemigo, y revolución cuando lo descubres por ti mismo”. Y continuó afirmando que hoy “nuestros enemigos son el odio, el racismo, el colonialismo, la codicia y el silencio”.
Por su parte, en Palestina las mujeres siguen creyendo en la libertad y en la paz y creando para alcanzarlas. Como las historias que plasman en el muro de Belén, una pared cuya altura duplica la del muro de Berlín y que es una infame frontera para la cultura y para la vida en comunidad que excluye a un pueblo de su lugar en el mundo. Es un museo a cielo abierto en el que, a iniciativa del Instituto Educativo Árabe, se concentran muestras artísticas diversas cuyas “historias expresan un rechazo al Muro, pero también muestran el sumud o firmeza de las mujeres; y el anhelo humano por la curación del hogar y la creación y preservación de la vida sobre la destrucción. Además, los relatos dan un sentido de la historia y sugieren la posibilidad de cambio”. Todo ello con “la esperanza de que las historias del museo del Muro contribuyan a las grietas del Muro, a su derrumbe y, de hecho, al colapso de todos los Muros que nos rodean y al pueblo palestino en particular”.
En este 8 de marzo, hay que seguir derribando muros para acabar con las guerras y con la discriminación de las mujeres, también las palestinas. Para que todos los días sean ocho de marzo se deben construir más puentes y menos fronteras, más lugares para la juntanza y el reconocimiento.
Voces libres, mujeres libres, Palestina libre.