Esta semana en Beijing, en el “III Foro Internacional de Democracia: el valor compartido de la humanidad”, se dieron cuatro paneles con cincuenta y cinco ponencias de catedráticos y políticos de diversas nacionalidades.
La sola realización del evento amplía los criterios sobre democracia por sobre el copyrigth que buscan imponer una serie de países, para justificar con esto sus intervenciones e invasiones en distintos lugares. Múltiples voces de países emergentes buscan que prevalezcan los valores del respeto mutuo, fraternidad, igualdad y equidad. Yendo más allá del sufragio universal y la alternancia política para llevar los derechos democráticos a todos los aspectos de la vida política, económica y social a lo largo del proceso completo, antes, durante y después de la toma de decisiones.
En el foro sobre Inteligencia artificial y el futuro de la democracia participaron quince ponentes. Cada uno aportó con su estudio desde su ámbito de especialidad.
Se puede englobar a las inteligencias artificiales dentro de las tecnologías de la nueva sociedad digital, en que se busca fortalecer las cualidades mentales y relacionales, para mantenerse en la ola del progreso civilizatorio con herramientas de gestión intelectual rápidas y multidimensionales. Desde el punto de vista de la finalidad de la tecnología difiere de los desarrollos anteriores que reemplazaron a las personas en su trabajo físico.
El estado de situación se caracteriza por la imposibilidad de arbitrio del desarrollo tecnológico por parte del conjunto de la sociedad y la disparidad de visiones respecto a las tecnologías digitales.
El profesor y director del Instituto de Filosofía de la Academia Nacional de Ciencias de Bielorrusia, Anatoly Lazarevich, identificó el problema como la necesidad de ceder criterio, a nivel personal y público, a una minoría de desarrolladores de sistemas de inteligencia artificial. Se refirió a la ambigüedad de conceptos, la insuficiente experiencia empírica y la falta de estudios a largo plazo, y propuso afrontar juntos los nuevos retos del mundo digital, considerando que la naturaleza aguda de estas contradicciones impone la necesidad de fundamentar las condiciones marco para la participación coordinada de varios actores sociales (el Estado, las instituciones públicas, la comunidad de expertos, las instituciones educativas) en la solución de una nueva clase de problemas en el mundo digital.