Con ocasión de su anuncio de retirarse de la vida pública, el ex presidente Ricardo Lagos ha recibido reconocimientos desde diversos ámbitos políticos. Pero estos palidecen respecto de los fervorosos elogios recibidos por quienes se consideraron en su momento como los más favorecidos por su obra de gobierno: los grandes empresarios, y políticos y economistas de derecha.
Así, en el Encuentro Nacional de la Empresa (ENADE) que todos los años reúne a altas autoridades de Gobierno con grandes empresarios, a fines de su gobierno en noviembre de 2005 Lagos fue varias veces ovacionado por la concurrencia a lo largo de su discurso (ver La Nación; 30-11-2005). Asimismo, en octubre de 2005, el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, Hernán Somerville, expresó que a Ricardo Lagos “mis empresarios todos lo aman, tanto en APEC (el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico) como acá (en Chile) porque realmente le tienen una tremenda admiración por su nivel intelectual superior y porque además se ve ampliamente favorecido por un país al que todo el mundo percibe como modelo” (La Segunda; 14-10-2005).
A su vez, el destacado empresario y economista, César Barros, sostuvo el día final del gobierno de Lagos que “las alabanzas empresariales dejan pequeñas a las ‘declaraciones de amor’ que le hiciera la cúpula empresarial finalizada la APEC. Un grupo de amigos empresarios que denominaban a Don Ricardo ‘El Príncipe’ (tanto por aquello de Maquiavelo como por ser el primer ciudadano de la República) han optado en llamarlo, de ahora en adelante, ‘Zar de todos los Chiles’ (…) Antes de este gobierno, los empresarios repetían el padrenuestro del rol subsidiario del Estado (…) Y, por lo tanto, un príncipe socialista solo podría hacernos daño. Pero el hombre, trabajando con cuidado y con inteligencia, los convenció de que estaba siendo el mejor Presidente de derecha de todos los tiempos; y el temor y la desconfianza se transformaron en respeto y admiración” (La Tercera; 11-3-2006).
Y el mismo Barros comparó la situación de Lagos con la del hijo pródigo de la parábola evangélica (Lucas 15; 11-32), efectuando una analogía del padre (Dios) con la derecha económica; del hijo mayor –que siempre se mantuvo apegado al padre- con la derecha política; y del hijo pródigo -el pecador arrepentido- con Lagos y la izquierda. Y concluyó señalando que cuando la derecha económica comprueba que la conversión de Lagos y sus ministros a las políticas liberales “es sincera y decidida, no quedaba más que hacer una gran fiesta; esta vez de discursos y abrazos. Porque nos habíamos reencontrado con la izquierda en lo fundamental” (Ibid.).
Por su parte, el dirigente de la UDI y empresario, Herman Chadwick, declaró respecto de Lagos en marzo de 2006 que “considero que su gobierno fue muy bueno y que el ex Presidente tiene una importancia a nivel mundial que no podemos desaprovechar”; e incluso dijo que “el Presidente Lagos nos devolvió el orgullo de ser chilenos. Hizo grandes reformas en la sociedad chilena que estaba muy ahogada, había muchos problemas, temas que no se colocaban en la agenda” (El Mercurio; 21-3-2006).
A su vez, el ultra-pinochetista Hermógenes Pérez de Arce planteó luego del fin del gobierno de Lagos que “la derecha ha visto como el modelo de desarrollo económico-social que ponen en práctica los sucesivos gobiernos concertacionistas se parecen mucho más al que ella siempre prohijó que a los proyectos propios y originales de la izquierda y de la DC” (El Mercurio; 19-3-2006). Y también el connotado empresario pinochetista, Ricardo Claro, en lo que fue quizás su última entrevista pública, dijo: “Lagos es el único político en Chile con visión internacional, y está muy al día. No encuentro ningún otro ni en la derecha ni en la DC” (El Mercurio; 12-10-2008).
Y a nivel internacional el principal adlátere de Milton Friedman en la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago, Arnold Harberger, señaló en 2007 “que estuve en Colombia el verano pasado participando en una conferencia, y quien habló inmediatamente antes de mí fue el ex presidente Ricardo Lagos. Su discurso podría haber sido presentado por un profesor de economía del gran período de la Universidad de Chicago. El es economista y explicó las cosas con nuestras mismas palabras. El hecho de que partidos políticos de izquierda finalmente hayan abrazado las lecciones de la buena ciencia económica es una bendición para el mundo” (El País; 14-3-2007).
Por cierto, los panegíricos de la derecha y el gran empresariado chileno no solo han estado referidos al gobierno de Lagos. Así, la senadora de la UDI Ena von Baer señaló en 2019 que “Chile Vamos es el heredero de la Concertación, porque estamos orgullosos del país que la Concertación, en conjunto con nosotros, construyó” (La Tercera; 20-4-2019). A su vez, el mismo Harberger dijo en una entrevista en 2010 que “yo creo que el motivo principal (…) de la Universidad de Chicago, fue traer la buena ciencia económica a Chile, y yo creo que tuvimos éxito en eso. Ese convenio con las Universidades Católica y de Chile generó que tuviésemos representantes de nuestro grupo en cada gobierno”; y “yo creo que ha habido una gran evolución de política económica en Chile durante el período del gobierno militar, y una vez que se formó el equipo de Patricio Aylwin con Alejandro Foxley y otros, ellos siguieron el mismo rumbo (…) y eso ha seguido hasta hoy que yo sepa. Claro que (…) hay diferencias de milímetros y centímetros, pero no grandes diferencias” (El Mercurio; 19-12-2010).
Y quizás el más elocuente en sus alabanzas al conjunto de la Concertación fue el cientista político de RN, Oscar Godoy, quien al ser consultado si observaba un desconcierto en la derecha por “la capacidad que tuvo la Concertación de apropiarse del modelo económico”, respondió: “Sí. Y creo que eso debería ser un motivo de gran alegría, porque es la satisfacción que le produce a un creyente la conversión del otro. Por eso tengo tantos amigos en la Concertación; en mi tiempo éramos antagonistas y verlos ahora pensar como liberales, comprometidos en un proyecto de desarrollo de una construcción económica liberal, a mí me satisface mucho” (La Nación; 16-4-2006).