Con motivo de la vista oral, que se está celebrando en Londres, en la que el Tribunal Superior valorará la apelación contra la extradición de Julian Assange a EEUU, este 20 de febrero también en Madrid se han concentrado alrededor de 200 personas frente a la embajada de EEUU, para pedir su liberación. Ha sido convocada por Amnistía Internacional y la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) junto a otros colectivos comprometidos con la causa del fundador de WikiLeaks, la libertad de información y de expresión, y los derechos humanos.

En el acto, el secretario general de la FeSP, Agustín Yanel, ha leído el manifiesto que reproducimos.

Manifiesto por la libertad de Julian Assange

Ningún estado que se defina como democrático puede violar el derecho fundamental a la libertad de expresión e información, ni permitir o ayudar a que se vulnere este derecho por terceros, más aún cuando afecta al conocimiento de presuntos crímenes de guerra. El Derecho Internacional considera que estos crímenes gravísimos afectan a toda la comunidad internacional, estén o no incluidos en las legislaciones nacionales.

La transparencia y el acceso a la información son indicadores de la relación que un Estado mantiene con sus ciudadanos y la garantía de que éste no sirve a intereses particulares en vez de al bien común. El periodismo libre e independiente es la única receta para conseguir esto y para luchar contra la manipulación de grandes medios, la desinformación y las noticias falsas.

Julian Assange fue detenido ilegalmente en Londres, el 11 de abril de 2019, en la embajada de Ecuador, a petición del Gobierno de Estados Unidos. Los cargos que se le imputan y, por los que se exige su extradición a Estados Unidos, son solicitar, obtener, poseer y publicar información clasificada. Se trata de información de evidente interés público, acerca de las guerras de Irak y Afganistán, que mostraba que el Ejército de EEUU practicaba y ocultaba (y, por tanto, conocía y asumía) presuntos crímenes de guerra, prácticas de tortura y operaciones encubiertas, que han sido posteriormente corroboradas por los informes de la Comisión de Inteligencia  del Senado y que continúan impunes a día de hoy.

Hoy y mañana (20 y 21 de febrero) se celebra en el Tribunal Superior del Reino Unido la audiencia que decidirá si se admite el último recurso presentado por Julian Assange contra su extradición a EEUU. Si alguno de los ocho puntos de su apelación es admitido, será debatido en su fondo en una nueva vista oral, y en caso de perderse podría ser recurrido de nuevo ante la Corte Suprema. Si, por el contrario, el Tribunal Superior volviera a rechazar los ocho puntos de la apelación, se habrían agotado todas las instancias judiciales en el Reino Unido y solo quedaría la posibilidad de acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Para explicarlo de una manera simple: Julian Assange corre grave peligro de ser extraditado a EEUU, pese a encontrarse en un estado de salud muy delicado, en lo que es un claro ejemplo de persecución política y sed de venganza.

Pero la causa de Julian Assange nos representa a todas y todos. Representa nuestros Derechos Humanos humillados. Es la pura violencia de los intereses particulares d ellos ejércitos y gobiernos contra el derecho fundamental a la libertad de expresión e información. Es la desinformación propagandística e idiotizante contra el poder de la verdad. Es la guerra contra la paz, los negocios de la muerte y el horror contra la opción real de un mundo más democrático y pacífico.

Por todo ello, y en defensa de nuestros Derechos Humanos más básicos e inalienables, de la paz y la verdad, exigimos:

  • Al Gobierno del Reino Unido, que respete tanto sus compromisos internacionales en materia de Derechos Humanos como la legislación de su país (en particular, el artículo 4 del Tratado de extradición entre el Reino Unido y Estados Unidos) y que ordene la liberación inmediata de Julian Assange.
  • A la administración Biden, que acate el Derecho Internacional, que retire todos los cargos contra Julian Assange y le compense por los daños infligidos desde el año 2010; y que investigue a los que cometieron los crímenes que WikiLeaks dio a conocer.

Asimismo, pedimos:

  • A nuestros representantes políticos, que protejan de manera efectiva la libertad de expresión y nuestro derecho a la información como elementos fundamentales de una sociedad democrática.

Y apelamos:

  • A la prensa, a que ejerza el periodismo con rigor y dignidad profesional, que revise el caso de Julian Assange y que utilice todos los medios a su alcance para promover la verdad, y así mostrar solidaridad no solo con él sino con los principios de libertad que están en juego, a los que él ha dedicado su vida.

¡Libertad para Julian Assange!