En fotografía se habla de imágenes en blanco y negro, pero es solo una manera de referirse a la ausencia de color. El blanco es la presencia total de luz mientras que el negro es la ausencia de ella. Si todo fuera blanco o todo fuera negro nada se vería de lo que se desea registrar. La belleza de las fotografías en blanco y negro es que ambos están combinados para dar diferentes registros de grises: luces y sombras dan sentido y fuerza a la imagen.
Luces y sombras es una expresión gráfica para comprender y explicar la complejidad de la experiencia humana. Una sociedad polarizada se vive en blanco y negro no dejan ver la riqueza de nuestro entorno. La capacidad de diálogo, diversidad, convivencia, empatía y solidaridad o falta de ella permiten construir comunidad con sus consecuentes luces y sombras.
No es bueno ni conveniente ver la vida o la muerte en blanco y negro. Y lo digo a propósito de lo que está sucediendo en nuestro país en estos días.
Los incendios que causaron más de 130 muertes y miles de hectáreas arrasadas son motivos de impotencia, dolor y rabia. Uno se puede quedar cultivando y acrecentando estas emociones o también tiene la alternativa de valorar el espíritu de superación de los afectados, el trabajo duro y arriesgado de los bomberos y brigadistas y la solidaridad expresada en pequeños gestos que dan cuenta de la bondad de muchos.
Aún no se extinguían las llamas ni terminaban de identificarse a los muertos y tampoco retirados los escombros de la tragedia cuando nos informamos de la muerte en un accidente aéreo del expresidente Sebastián Piñera. Cada uno tendrá su propio juicio sobre su actuar como persona, empresario o político, pero, como todo ser humano su vida debe ser vista, no en blanco y negro, sino que con sus luces y sus sombras.
Toda tragedia es dolorosa, pero la vida sigue. Al ligar los dos sucesos, incendios en la región de Valparaíso y la muerte de Sebastián Piñera, no debiéramos perder la perspectiva y ser capaces de abordar ambas situaciones en su real dimensión. Un funeral de Estado para el expresidente y la tan necesaria ayuda solidaria para los damnificados que lo perdieron todo: pertenencias, casa, mascotas y familiares.
Lo que no se logra entender es el comportamiento de los medios de comunicación masivos que, prácticamente abandonaron a los damnificados de los incendios, y se concentraron sesgadamente en ensalzar la figura del exmandatario sin espacios para sus luces y sombras. Más aún llama la atención la cobertura a los detractores de su mismo sector que hoy esconden la mano con la cual le lanzaron duras acusaciones en el pasado reciente.
Lo preocupante es que estos medios están contribuyendo nocivamente a la polarización del país. Cabe recordar cuán diferente fue la cobertura al funeral de Estado del expresidente Aylwin en la cual se informó sobre su vida y su obra con todas sus luces y sombras.
La vida y la muerte no son en blanco y negro; se vive y se muere con las luces y las sombras propias de nuestro pasado y de la época en que nos tocó vivir.