La paradoja o aporía sería «una idea, hecho o proposición que contradice la lógica o infringe el sentido común» y la más conocida sería la paradoja de Zenón de Elea, conocida como «Aquiles y la tortuga». La tesis central de dicha aporía sería que «Aquiles puede correr más rápido de lo que avanza la tortuga pero no puede atraparla, porque cuando llega al punto en el que ella estaba antes, ya se ha movido».Así, Aquiles deberá cubrir una distancia infinita, para lo cual necesitará un tiempo infinito de manera que el infeliz Aquiles nunca alcanzará a la tortuga.
El planteamiento base de Zenón se resumiría en la paradoja de la dicotomía según la cual » el movimiento es imposible porque para que un objeto en movimiento avance una determinada distancia, antes debe avanzar la mitad de ésta y antes la mitad de ésta, así hasta el infinito, de modo que en realidad el móvil no avanza en lo absoluto».
Si extrapolamos dicha aporía a las relaciones geopolíticas, el Norte opulento sería Aquiles y el Sur Global la tortuga, y aunque Aquiles vaya más rápido y sobrepase en la carrera a la tortuga, nunca podrán coincidir en el punto de partida de la tortuga, con lo que en realidad, el mundo no se movería.
De ello se deduce la imposibilidad de alcanzar acuerdos entre ambas partes, pues nunca coincidirán en el punto de partida de cualquier negociación ya que el movimiento es imposible.Sin embargo, es evidente que esta paradoja, bajo una apariencia de razonamiento correcto, esconde algún fallo descubierto gracias a la Teoría de los Límites que indica que «la suposición de que infinitos trayectos deben sumar una distancia infinita y necesitan un tiempo infinito no es correcta».
Trasladado al escenario mundial, podemos deducir que «si ambas zonas económicas aplicaran la teoría del consenso, se rompería la maldición de Aquiles pues al ser posible el movimiento, irremediablemente llegarían a un punto de encuentro para alcanzar los acuerdos que demanda la sociedad mundial para paliar el grave cambio climático y las hambrunas así como encauzar los inevitables movimientos migratorios que se avecinan en las próximas décadas».
Así, en el informe final de la Cumbre cambio climático 2023 (COP28) celebrada en Dubai, suscrito por 180 países y con la ausencia de los mandatarios de los dos países que más gases de efecto invernadero producen del mundo, (China emite casi un tercio del CO₂ del mundo y Estados Unidos sería el mayor emisor histórico), se destaca que » los países en vías de desarrollo son especialmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático y se necesita de opciones de mitigación viables, eficaces y de bajo coste en todos los sectores».
Asimismo, para limitar el calentamiento global a 1,5º C, el acuerdo establece que «se deben reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero un 43 por ciento hasta 2030 y un 60 por ciento hasta 2035 en relación con los niveles de 2019, y alcanzar las emisiones netas de dióxido de carbono cero para 2050», medidas plausibles pero cuya implementación dependerá de la voluntad de los principales países contaminantes encuadrados en la zona geoeconómica del Norte Global.