Del 31 de enero al 2 de febrero de 2024 se celebrará en Washington la 16ª Cumbre anual sobre Disuasión Nuclear. Esta cumbre reúne a personas y empresas que se benefician del desarrollo y mantenimiento de armas nucleares. Aunque actúan legalmente, la moralidad de sus acciones es cuestionable.
Estos grupos dan prioridad al beneficio económico sobre la vida humana. Al igual que los narcotraficantes, facilitan el daño y la violencia, pero sin consecuencias legales. Con su búsqueda de tecnologías nucleares cada vez más letales, demuestran un cruel desprecio por la sacralidad de la vida humana. Con su creatividad y recursos, promueven armas peligrosas que arriesgan un sufrimiento incalculable.
Aunque la disuasión nuclear se basa en la amenaza de destrucción mutua, debemos cuestionar la sensatez de una política que pone en peligro millones de vidas inocentes. No hay palabras que puedan captar plenamente la inmoralidad de dar prioridad al beneficio sobre la vida humana.
Sin embargo, acontecimientos como la Cumbre de Disuasión Nuclear normalizan lo impensable. Debemos condenar la pérdida innecesaria de vidas y abogar por la resolución no violenta de los conflictos. El progreso exige que demos prioridad a la dignidad humana sobre el beneficio económico.
Es hora de que la humanidad evolucione más allá de la justificación de los asesinatos en masa.