Por Pato Díaz.

Han pasado 37 años desde la construcción del monumento “La tumba de la guerra” único en su sentido y erigida por la acción participativa de los residentes del barrio de la Prosperidad en Madrid.

Es mejor conocido como el “Nostrolito” en alusión a que este monolito es nuestro, del popular vecindario madrileño.

En este punto de la Plaza de la Prosperidad, se celebra el enterramiento de la guerra, con la firme creencia de que la educación para la paz es la herramienta transformadora que puede dar resultado para la desaparición de la guerra; más conocida como la cultura de la paz.

En  1986, gracias a la movilización de la Asociación de Vecinos Valle Inclán de la FRAMV, organizó un concurso entre los centros educativos del barrio, siendo ganador la idea de un chaval con el lema: “Aquí yace la guerra”.

Monolito original 

Desgraciadamente, fue demolido un día de enero de 2013, (luego se supo que fue por una orden gubernamental) colocando en su lugar un monumento de la Osa y el Madroño traída desde otro punto del barrio, sin entender cómo y por qué se había trasladado o, con sorna, cómo había “volado” hasta aterrizar en ese punto exacto. Desde entonces se lo llamó, la “Osa levitante”

Después de muchos años de pedimentos, búsquedas y actuaciones reivindicativas del tejido asociativo y durante la legislatura de Carmena en el Ayuntamiento, con la implicación de la Junta Municipal de Chamartín, se pudo restituir el monumento en 2018, con la asistencia de Fedor, quién esculpió la lápida original.

El próximo sábado 27 de enero en un encuentro vecinal se darán cita para conmemorar el día Escolar de la No Violencia y La Paz, reconocido por la ONU desde el año 1993, cuando un 30 de enero de 1948 fue asesinado a tiros Mahatma Gandhi por un integrista hindú.