Este sábado 25 realizamos la última sesión del Taller de Periodismo No Violento en español, con estudiantes procedentes de distintos países del mundo hispanoparlante, sobre todo del área andina. Comenzando en agosto, consistió en 14 sesiones, y estuvo coordinado por el chileno David Meléndez Tormen.

El Taller se inspiró en el realizado en inglés por Tony Robinson y un equipo de mentores en 2022 y 2023, y las sesiones fueron traducidas al español.

Quisimos darle un enfoque experimental sobre cómo llevar el humanismo universalista o siloísmo a un medio que no necesariamente lo conoce, pero sin duda experimenta la realidad cotidiana de la violencia en sus propias vidas y el medio en que las viven. Sesión a sesión fuimos viendo que hay distintas violencias además de la violencia física, y que a menudo hay un correlato entre nuestra propia violencia interna y la que vemos o sufrimos en el mundo externo.

A varios les gustó la idea de la «intencionalidad»: no caer en actitudes pesimistas (aunque la violencia nos afecte directa o indirectamente) supone una afirmación de dignidad. Sin invisibilizar la violencia más evidente, nos atrevemos a abrir futuro en nuestra sociedad a través de un enfoque comunicacional de futuro.

Por ejemplo, prestando atención a iniciativas comunitarias como el Empoderamiento social a través del cine comunitario en Bolivia, por Luisa Achá, o dando una opinión humanista sobre la violencia escolar en Chile, por Marcelo Castillo, o entrevistar a una experta peruana en gestión hídrica, por Doris Balvín.

Muchísimas gracias a quienes impartieron sesiones sin ser parte del equipo organizador, como Fernando Torres (Perú) y, por supuesto a los miembros del equipo que se animaron, como Walker Vizcarra, Iris Colil y Nelsy Lizarazo.

Consideramos que llegaron al final lo que se sintieron suficientemente motivados, aunque por nuestra parte hay varios aspectos por mejorar  tanto técnicos como metodológicos, y esperamos seguir construyendo cambio y sentido desde nuestros distintas realidades, que estas sesiones ayudaron a entrelazar desde diversos lugares hispanoparlantes. No estamos solos.