Por Ahmet T. Kuru
Los acontecimientos de Oriente Medio tendrán consecuencias a largo plazo para la política mundial. Analizar las percepciones es crucial para predecir las consecuencias. Así pues, ¿cómo percibe la comunidad musulmana mundial el apoyo de los gobiernos occidentales al asedio israelí y al bombardeo aéreo de Gaza?
Como académico musulmán-estadounidense nacido en Turquía, me he relacionado con académicos, intelectuales y activistas musulmanes en muchos países, como Indonesia, Malasia y los Países Bajos, a cuyos idiomas se han traducido mis escritos; Marruecos y Bosnia, que visité hace tres meses; y Pakistán y Alemania, que visitaré próximamente.
Mis amigos musulmanes rara vez están de acuerdo: algunos son laicistas, mientras que otros son islamistas; algunos apoyan plenamente los derechos LGBTQ, mientras que otros tienen reservas. Sin embargo, hay una excepción: todos ellos consideran que el apoyo incondicional de los gobiernos occidentales a la campaña militar de Israel en Gaza, por no hablar de su actual ocupación de Cisjordania, es una prueba de que estos Estados en realidad no respetan los derechos humanos.
Para ellos, la insistencia de Occidente en la democracia y los derechos humanos es un discurso estratégico; lo que realmente les interesa en materia de relaciones internacionales es el poder y la hegemonía.
Ciertas prohibiciones legales y ejecutivas propuestas por algunos gobiernos occidentales en un intento de silenciar a quienes critican a Israel están exacerbando esta percepción. Durante los debates sobre la blasfemia, Occidente subrayó con razón la importancia de la libertad de expresión. Ahora, parecen estar diciéndoselo a los musulmanes: la libertad de expresión es importante cuando alguien denigra símbolos religiosos, pero no se puede utilizar la libertad de expresión para criticar al gobierno israelí.
Los palestinos de Gaza experimentan la muerte y la desesperación
¿Lecciones del 11-S?
Hace unos años, cuando presenté el progreso occidental como modelo para las sociedades musulmanas que buscan la democratización y el desarrollo socioeconómico, muchos afirmaron que estaba subestimando el colonialismo y el imperialismo occidentales.
No obstante, mantuve mi aprecio por la democracia occidental, cuestionando el antioccidentalismo en mis escritos y discursos. Una entrevista reciente que concedí a un periódico bosnio, por ejemplo, llevaba el siguiente titular: «Los valores occidentales y el Islam son compatibles».
Cuando mis interlocutores musulmanes mencionaron las consecuencias negativas de las invasiones estadounidenses de Irak y Afganistán, les dije que se trataba de errores cometidos tras los atentados del 11-S y que Estados Unidos había aprendido la lección.
De hecho, cuando Qantara.de me pidió que analizara el vigésimo aniversario del 11-S, escribí un ensayo optimista sobre el éxito general de Estados Unidos en la integración de su minoría musulmana en la sociedad estadounidense mayoritaria.
Sin embargo, los últimos acontecimientos parecen validar los argumentos de mis críticos. ¿Sigo siendo optimista? Depende de las posibles trayectorias de los acontecimientos futuros.
Escenarios futuros alternativos
Parece haber dos posibles escenarios futuros. Uno es el predominio del cinismo entre los musulmanes hacia la democracia como institución occidental.
Esto probablemente afianzará el autoritarismo en el mundo musulmán. Los defensores musulmanes del liberalismo y la democracia se verán aún más marginados por los islamistas, nacionalistas y otros partidarios de alternativas autoritarias, lo que consolidará el problema ya existente del antioccidentalismo en muchas sociedades musulmanas.
La creciente negatividad en el mundo musulmán no es un buen augurio para Occidente. En términos geopolíticos, el aumento de la polarización reforzará la tesis del «choque de civilizaciones». Rusia y China ampliarán su influencia en los países musulmanes.
Cuando se trata de la política interior de los países occidentales, los partidos populistas de derechas son los más beneficiados. Disfrutarán de un mayor apoyo, mientras que la integración de los ciudadanos musulmanes en las sociedades occidentales retrocederá. Ambos acontecimientos debilitarán la democracia en Occidente.
Sin embargo, existe un escenario alternativo, más proactivo, en el que los musulmanes aprecian la democracia y los derechos humanos como valores universales, aunque no sean apreciados por ciertos gobiernos occidentales. Esto pondrá fin al debate sobre si la democratización implica imitar a Occidente en los países de mayoría musulmana. Un enfoque más democrático también ayudará a la integración de las minorías musulmanas en las sociedades occidentales.
Un escenario proactivo bien podría incluir la colaboración con judíos y otros grupos no musulmanes para encontrar una solución pacífica y diplomática al conflicto palestino-israelí. En Estados Unidos, por ejemplo, algunos grupos judíos han protestado activamente contra la guerra y han pedido un alto el fuego.
El movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos se hizo efectivo porque era una amplia coalición que incluía a personas de diversas identidades. Del mismo modo, para que la vida de los palestinos tenga algún día más peso ante los gobiernos occidentales, será necesario el compromiso de un amplio sector de la sociedad.
Ahmet T. Kuru
© Qantara.de 2023
Ahmet T. Kuru es profesor de Ciencias Políticas y director del Centro de Estudios Islámicos y Árabes de la Universidad Estatal de San Diego. Es autor de Islam, Authoritarianism, and Underdevelopment: A Global and Historical Comparison.*
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen
*Libro en proceso de traducción. El autor y el traductor agradecerían contactos con editoriales de habla hispana que estén interesadas en publicarlo. Hasta ahora se ha publicado en inglés, holandés, indonesio, árabe, persa y bosnio. La edición en malayo aparecerá el próximo mes.