Desde el año 2020, los productores agrícolas han enfrentado sucesivas crisis, que los han descapitalizado. En el primer semestre de 2023, la caída del PBI del sector fue de 3,4%, la más fuerte registrada desde 1997. El valor bruto de la producción en el sector ha marcado resultados negativos por primera vez desde 2017. Pese a este escenario, las acciones desplegadas por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego resultan insuficientes y hay demoras en la ejecución de obras para la gestión del riesgo. La agricultura familiar de subsistencia y los hogares agrarios con jefatura femenina son los más afectados, según una nueva investigación de Oxfam.

Este año, la crisis agraria en el Perú ha alcanzado niveles históricos. El Producto Bruto Interno (PBI) del sector tuvo la caída más grande de los últimos 26 años en el primer semestre del 2023, y datos actualizados del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) dan cuenta de una reducción del 10,5% de hectáreas sembradas hasta agosto. Este último es el mayor descenso de los seis años recientes.

En este contexto, una nueva investigación de Oxfam encontró que la agricultura familiar de subsistencia y los hogares agrarios con jefatura femenina son los más afectados. A pesar de eso, destaca la publicación Agricultura familiar en tiempos de crisis en Perú, el apoyo del gobierno para el sector ha sido insuficiente.

Tanto en el norte, como en el centro y el sur del país, los productores tratan de afrontar esta crisis histórica en condiciones precarias. En abril, la escasez de agua en el sistema de represas de Arequipa forzó a los agricultores a reducir entre 5% y 10% el riego de sus cultivos. A siete meses de la medida, los impactos son notorios. Orlando Huanqui Guerra, presidente de las junta de usuarios de la región, contó a OjoPúblico que la siembra durante la campaña actual —que inició en agosto y finalizará en 2024— se redujo, por lo menos, en 30%.

«Se están presentando temperaturas demasiado altas que secan más el suelo. Las plantas necesitan mucha más agua, pero no hay», dijo Huanqui Guerra. El agricultor contó que el incremento del calor —causado por la crisis climática y El Niño— está provocando la aparición de plagas, como la caracha, en las zonas productoras de papa de esta región, ubicada al sur del país.

HUBO UNA REDUCCIÓN DEL 10,5% DE HECTÁREAS SEMBRADAS HASTA AGOSTO».

En el norte, los agricultores de la provincia de Santa, en Áncash, aun experimentan las consecuencias de las intensas lluvias de inicios de 2023, que dañaron infraestructuras hidráulicas e inundaron terrenos de cultivo. Eusebio Ramírez Li, de la Junta de Usuarios de Riego de Santa, contó a este medio que, en marzo pasado, una lluvia de cuatro horas de duración destruyó el acueducto del canal aéreo que irrigaba 900 hectáreas agrícolas. Esta infraestructura pudo ser reparada en setiembre. Sin embargo, durante esos seis meses, se dejó de cultivar menestras, camote, maíz y algodón por falta de agua.

Los agricultores de esta junta empezaron a sembrar arroz hace dos meses, pero el pronóstico de lluvias intensas para el próximo verano, los tiene intranquilos. “Parece que nuestra suerte está echada porque el gobierno, hasta este momento, no nos da una solución y la mayor parte de agricultores se han quedado endeudados en el sistema financiero”, contó Eusebio Ramírez. Si el clima vuelve a azotar a los productores, una gran parte no podrá mantenerse en la actividad y perderá sus tierras.

Daños históricos en el sector

Durante una presentación en la Comisión de Presupuesto del Congreso de la República, en setiembre, el presidente del directorio del Banco Central de Reserva del Perú, Julio Velarde Flores, indicó que la agricultura se encuentra pasando por la peor crisis de los últimos 26 años y que la situación podría ser incluso peor en los siguientes meses.

«La caída del PBI del sector agropecuario en el primer semestre del 2023 fue de -3,4%. Es la más fuerte desde el [año] 1997», indicó Velarde Flores.

El valor bruto de la producción (VBP) también ejemplifica la caída del agro. Esta medida, que corresponde a la suma total de los valores de los bienes y servicios producidos en el sector, ha marcado resultados negativos por primera vez desde 2017. Según información del Midagri, en el periodo enero-agosto de este año la variación porcentual del VBP fue -3,1% en el sector agropecuario, de -4,3% en el subsector agrícola, y de -0,9% en el subsector pecuario.

 

Esta caída en la producción agrícola ha tenido un impacto en el incremento de la pobreza en los productores. El estudio Agricultura familiar en tiempos de crisis en Perú señala que, desde 2012 hasta 2019, la incidencia de pobreza venía reduciéndose en el sector de forma paulatina. Sin embargo, el 2020 marcó un punto de quiebre: durante el primer año de la pandemia, la incidencia aumentó de forma abrupta en los hogares agrarios de 42% a 48%.

«En el 2021, tanto hogares agrarios como no agrarios redujeron su nivel de pobreza, pero sin llegar a la situación prepandémica. En 2022, sin embargo, la pobreza volvió a aumentar en ambos tipos de hogares», señala el informe, basado en datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), elaborada de forma anual por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

La crisis también tuvo su efecto en la producción agroindustrial. Según el Midagri, en el periodo enero-julio de 2023 hubo una reducción de -7,6% en los principales productos del sector en el país. Y, si solo se compara julio de 2023 con el mismo mes de 2022, la variación de producción fue de -8,8%.

Años sucesivos de pérdidas

Desde hace cuatro años, el sector agrícola no ha dejado de ser golpeado por diferentes crisis. «Después de la pandemia, se produjo la guerra entre Rusia y Ucrania y el desabastecimiento de fertilizantes. Luego, vino el ciclón Yaku y la crisis social del país y, ahora, la recesión económica está afectando fuertemente a la agricultura peruana», señaló a OjoPúblico Anaximandro Rojas Gil, presidente de Conveagro.

El representante del gremio agrícola indicó que una de las consecuencias de esta sucesión de problemas es la descapitalización de los productores. Por falta de dinero, se ha dejado de sembrar más hectáreas y, en algunos casos, los agricultores adquirieron deudas bancarias que no lograron pagar, teniendo como consecuencia el embargo de sus bienes.

El estudio de Oxfam ha establecido tres momentos que afectaron en especial al sector: el inicio de la pandemia, la crisis de los fertilizantes y los problemas climáticos.

Según el documento, cuatro de cada 10 agricultores sufrieron la caída de ingresos durante el segundo trimestre de 2020, por la pandemia. Las regiones donde se registró un impacto más pronunciado en los ingresos agropecuarios fueron Áncash, Tumbes, Cusco, San Martín, Madre de Dios, Lambayeque, Loreto, Lima y Tacna.

 

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AFECTADOS. Desde el año 2020 los agricultores han enfrentados crisis consecutivas.
Foto: OjoPúblico/Marco Garro

En el caso de la crisis de fertilizantes, la guerra entre Rusia y Ucrania produjo un desabastecimiento del producto en todo el mundo, incrementando su costo. En mayo de 2021, el precio promedio de la urea era de USD 300 por tonelada y, en diciembre del mismo año, llegó a USD 550. Meses después, entre marzo y abril de 2022, el precio continuó elevándose hasta USD 800. En Perú, además, el gobierno llevó a cabo licitaciones fallidas para la compra de este insumo, que no llegó a ser entregado a los agricultores.

Además, el fenómeno El Niño y los factores climáticos provocaron una sequía prolongada en el sur e inundaciones en el norte del país.

María Elena Murillo Coacalla, presidenta de la Junta de Usuarios de Agua del Sector Hidráulico Menor de Huancané, en Puno, contó a OjoPúblico que la sequía en las campañas agrícolas del 2022 y 2023 vienen causando pérdidas irreparables. «Nosotros guardamos las semillas para sembrarlas, pero ahora se han vuelto piedra», contó.

Los 6.000 agricultores usuarios de esta junta, explicó, han sido perjudicados por el déficit de lluvias. El problema ya ha provocado una disminución en las hectáreas sembradas de quinua, papas, habas, ocas, papalisa y avena, en la zona.

En la parte alta de Puno se ha perdido la producción de forraje para el ganado. «No podemos alimentar a nuestros animales y se han enflaquecido durante este periodo de escasez. Las vacas que solían venderse a S/2.000 o S/3000 cada una, ahora se venden a tres por S/1.000”, contó Murillo Coacalla.

NO PODEMOS ALIMENTAR A NUESTROS ANIMALES Y SE HAN ENFLAQUECIDO».

En el norte, las lluvias causadas por El Niño costero de este año malograron los cultivos de mango y palta del valle de Nepeña, en Áncash. José Salas Vidal, presidente de la junta de usuarios de riego del sector, indicó a este medio que los gastos para la recuperación de sus canales de cultivo, destruidos por las lluvias, fueron asumidos por ellos mismos, pese al anuncio de la reconstrucción realizado por el gobierno. Según el agricultor, aunque se otorgaron bonos y otras ayudas, estas terminaron siendo insuficientes y no beneficiaron a todos por igual.

El pasado 27 de octubre, la Comisión Multisectorial Encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen) comunicó que las proyecciones de ocurrencia de un episodio fuerte de El Niño costero para el verano de 2024 habían incrementado a 49%, y las probabilidades de un fenómeno moderado disminuyeron a un 47%. De acuerdo a la comisión, se estarían presentando lluvias por encima de lo normal en la costa norte y central, así como la sierra norte; y precipitaciones por debajo de lo habitual en la región andina, particularmente en la sierra sur oriental.

Eduardo Zegarra, doctor en economía agraria y aplicada, indicó a OjoPúblico que la mayor amenaza para la campaña agrícola 2023-2024 son los factores climáticos. “Se espera un año difícil, con menor producción. Probablemente se vuelva a tener inflación alimentaria, aunque empezó a bajar un poco, lamentablemente para el próximo año se podría revertir”.

Afectación a las mujeres y la agricultura familiar 

El estudio Oxfam indica que, en el país, más de 7 millones de personas dedicadas a la agricultura familiar han sido muy afectadas desde el 2020. “La crisis de los fertilizantes y la climática han golpeado fuertemente al sector y, en mayor medida, a la agricultura familiar de subsistencia, sobre todo porque la producción agraria es la principal fuente de ingresos de las familias rurales”, señala el documento.

Eduardo Zegarra explica que, en el caso de la agricultura familiar de subsistencia, es muy difícil revertir el daño causado por la crisis. “Recordemos que más del 70% de la población rural se encuentra con alta inseguridad alimentaria”, señaló. Es decir, que la mayor parte de los agricultores rurales no cuenta con acceso a alimentos para garantizar una dieta sana y nutritiva. Pese a la vulnerabilidad de este grupo —remarca el estudio—, el gobierno no atendió adecuadamente a este sector en los últimos años.

Un ejemplo de ello es la inversión destinada para asegurar el abastecimiento de agua para la actividad: apenas el 22% de la tierra agrícola del país está bajo riego. La costa posee la mayor cantidad de tierra en regadío, cerca del 80% de ese subtotal, mientras en la sierra y selva, solo alrededor del 20% de tierras de cultivo están bajo riego. El resto de agricultores depende de la presencia de lluvias.

La deficiencia en la administración de fondos para potenciar la agricultura familiar, también se puede observar en la ejecución del presupuesto del programa Agro Rural, el cual tiene por finalidad promover el desarrollo agrario rural.

 

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SIN ALIMENTOS.  Más del 70% de la población rural se encuentra con alta inseguridad alimentaria.
Foto: OjoPúblico/Marco Garro

Este programa tiene “alta volatilidad anual” de sus presupuestos con grandes declives, como ocurrió en 2022, con una reducción del 62%. Además, “el porcentaje de ejecución desde el 2019 es claramente decreciente, incluso durante todo el reciente periodo de grave crisis de la agricultura familiar”, indica el estudio Agricultura familiar en tiempos de crisis en Perú.

El otro sector gravemente golpeado es el de hogares agrarios con jefatura femenina. La misma investigación detalla que estas familias han tenido más dificultades para reducir la pobreza luego del shock de la pandemia y, ahora, están mostrando una tendencia más pronunciada al incremento de pobreza.

En este contexto, en 2022, se implementó la estrategia Emprendimiento de la Mujer Rural e Indígena, a cargo de Agrorural y Agroideas, que tiene el objetivo de impulsar emprendimientos y negocios de mujeres productoras rurales e indígenas.

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DIFICULTADES. Hogares con jefarura femenina han tenido más dificultades para reducir la pobreza.
Foto: OjoPúblico/Marco Garro

Sin embargo, la iniciativa ha tenido un desarrollo intermitente. En el primer trimestre de este año, por ejemplo, no se consignó presupuesto para la misma. Recién a inicios del segundo trimestre se corrigió el problema, asignando un presupuesto excepcional de S/28’798.847, que debe ejecutarse hasta diciembre próximo.

“[El programa] ha sido la primera iniciativa de este tipo en el sector y marca un hito importante para el inicio de políticas de género en este, que no ha tenido mayores avances durante la última década. No obstante, tanto la falta de continuidad de los funcionarios y funcionarias a cargo del financiamiento del Fondo de Emprendimiento de la Mujer Rural e Indígena como el escaso apoyo político actual a este ponen en serio riesgo su continuidad”, indica el informe.

Ayuda insuficiente

Desde 2020, el gobierno ha destinado millones para la reactivación del sector. Sin embargo, a decir de especialistas y productores, esta ayuda terminó siendo insuficiente y mal empleada.

Una de las primeras medidas adoptadas fue la entrega de los bonos Fertiabono I, Fertiabono II y Recupérate ya. Para estos programas se destinó una partida de S/882’789.354, según información del Midagri. El objetivo de los mismos era capitalizar a los agricultores para que no se redujera su producción.

Fertiabono I contemplaba la entrega de un bono de entre S/389 y S/7.447 para agricultores que poseían hasta 10 hectáreas. Fertiabono II, en tanto, redujo la subvención con bonos de entre S/235 y S/2.350 para productores que tenían hasta cinco hectáreas.

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APOYO. Más de 7 millones de personas dedicadas a la agricultura familiar fueron muy afectadas.
Foto: OjoPúblico/Marco Garro

Además de la reducción del estipendio, el programa tuvo críticas por parte de gremios, como Conveagro, por la dificultad de acceso. Para recibir la ayuda, los productores tenían que inscribirse en el Padrón de Productores Agrarios (PPA) antes del 19 de setiembre de 2022, en el caso de Fertiabono I, y antes del 16 de noviembre de 2022, para Fertiabono II.

Es decir, los agricultores que fueron afectados a inicios de este año y se inscribieron fuera de esos plazos no pudieron acceder a los beneficios. «Entonces, ha sido muy complicado llegar a los agricultores que realmente necesitan este recurso», dijo Anaximandro Rojas Gil.

Esto ocurrió, por ejemplo, en el valle de Nepeña, en Áncash. José Salas, presidente de la junta de usuarios de riego, señaló que el padrón de productores agrarios solo llegó a registrar al 50% del total de integrantes de la junta.

En el caso de Recupérate ya, que entregaba una ayuda de S/800 a S/3.200 para agricultores afectados por la sequía hasta en un 50% del total de sus hectáreas, se presentaron los mismos problemas de accesibilidad, pues se requería estar inscrito en el padrón de productores agrarios antes del 13 de diciembre de 2022.

EN EL CASO DE RECUPÉRATE YA, QUE ENTREGABA UNA AYUDA DE S/800 A S/3.200″.

«En conjunto, el PPA [Padrón de Productores Agrarios] actualmente solo ha empadronado a un 70% de la población productora agraria a nivel nacional, por lo cual aún no es un instrumento adecuado para implementar medidas específicas orientadas al conjunto o grupos específicos de esta población a nivel nacional», indica el estudio de Oxfam. Por ese motivo, los investigadores sugieren que la inscripción deje de ser un proceso pasivo, en el que las mismas personas productoras tienen que ir a empadronarse.

Eduardo Zegarra, uno de los autores del estudio, manifestó que los bonos han tenido un efecto muy limitado, y no han llegado realmente al conjunto de productores que lo necesitaban.

El resto de apoyo del sector se ha destinado a unidades ejecutoras del gobierno, que no están teniendo un eficiente gasto. En total, se ha entregado S/1.070’000,000 para la implementación del programa Punche Perú Agro, que comprende el destrabe de proyectos emblemáticos de riego, el impulso a los pequeños productores y la promoción de productos en mercados internacionales.

Además, mediante el Decreto de Urgencia 015-2023, se transfirió S/975’851.279 a la Autoridad Nacional del Agua (ANA) para la implementación de acciones frente al peligro inminente del fenómeno de El Niño.

De acuerdo a información de ejecución presupuestal del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), hasta el 30 de octubre, el Midagri había ejecutado el 60,9% del presupuesto de Punche Perú, a menos de dos meses para fin de año. Y, en el caso del presupuesto entregado para la emergencia por El Niño, la cartera ejecutó el 31,6% del presupuesto. La ANA, mientras tanto, tiene un avance del 23,3%, y el Instituto Nacional de Innovación Agraria, del 3,5%.

 

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INVERSIÓN. En la sierra y selva del país los agricultores dependen de la lluvia para regar sus tierras.
Foto: OjoPúblico/Marco Garro

En este escenario, Conveagro considera que las respuestas dadas por las unidades ejecutoras del gobierno son limitadas, insuficientes y sesgadas. “[Además] se encuentran direccionadas en un alto porcentaje a la limpieza y reforzamiento del sistema hidráulico de riego agrario, limpieza de quebradas cercanas a centros poblacionales, entre otras acciones, que son necesarias e imprescindibles, pero no deben ser las únicas”, señala una comunicación de la entidad al Midagri.

Anaximandro Rojas Gil, de Conveagro, señaló a OjoPúblico que, si bien es importante realizar estas acciones, se está perdiendo de vista el problema del productor, quien en este momento no cuenta con capital para seguir sembrando.

El pasado 3 de octubre, la titular del Midagri, Jennifer Contreras Álvarez, acudió a la Comisión de Presupuesto del Congreso para exponer las inversiones que se realizarán el próximo año, de alrededor de S/2.720 millones. El representante de Conveagro cuestionó que la ministra no mencionara la posibilidad de una situación de crisis en la agricultura para el 2024.

Frente a las críticas sobre los padrones requeridos para la entrega de los bonos, Iván Mena Alberca, de la Dirección de Seguros y Fomento del Financiamiento Agrario del Midagri, indicó a OjoPúblico que están realizando mejoras al mismo.

El economista del Midagri detalló que, aunque la entrega de bonos ya ha concluido, se han diseñado dos productos para los agricultores. Uno de ellos son los créditos de Agrobanco, con una tasa efectiva anual (TEA) de 3,5% y dos tipos de seguros.

SE ESTÁ PERDIENDO DE VISTA EL PROBLEMA DEL PRODUCTOR, QUIEN NO CUENTA CON CAPITAL».

El primero de estos es el Seguro Agrícola Catastrófico, que proporciona S/800 por hectárea dañada por una emergencia climática y el segundo, conocido Seguro Agropecuario Cofinanciado, financia el 80% de la prima a los productores cuyos cultivos sean dañados en más de un 35%.

El funcionario explicó que se han destinado S/98 millones para el Seguro Agrícola Catastrófico y S/10 millones para el Seguro Agropecuario Cofinanciado. Además, según informó, el sector está solicitando la ampliación del presupuesto para darle continuidad al programa hasta el próximo año.

Anaximandro Rojas Gil, de Conveagro, considera que estas iniciativas sirven para ayudar al sector. Sin embargo, destacó, siguen siendo insuficientes para llegar a todos los afectados, en especial a aquellos agricultores que están fuera del sistema financiero por vivir en zonas alejadas o tener pocos ingresos para costear un seguro.

Agrobanco también tiene un campo de acción reducido, en comparación con la banca privada. Según información de la Superintendencia de Bancas, Seguros y AFP (SBS), hasta agosto del 2023, el banco concentra apenas el 0,2% del total de préstamos realizados en el periodo, correspondientes a S/850.755. La mayoría de estos préstamos fueron otorgados a medianas empresas.

Para Eduardo Zegarra, las medidas dadas por el gobierno resultan insuficientes para atender al sector. Además, alerta que, en un contexto de emergencia como el actual, el sector ha disminuido su presupuesto en cerca de S/200 millones.

“Las prioridades del gobierno están totalmente al revés. En un año de crisis, con serios problemas en diversos sectores, entre ellos el agro, lo que hay que hacer es invertir más y actuar de forma inmediata, capitalizando a los productores”, advirtió.