El 10 y 11 de Noviembre de 2009 se desarrolló en Berlín la Décima Cumbre de Premios Nobel por la Paz, bajo el lema “Haciendo caer nuevos muros y construyendo puentes para garantizar un Mundo de Derechos Humanos y un Mundo sin Violencia».
La segunda jornada, que fue abierta por la Premio Nobel Mairead Corrigan Maguire, figura clave del movimiento pacifista norirlandés, tuvo como primer hito del programa la entrega de la “Carta por un Mundo Sin Violencia” por parte de los premios Nobel a los impulsores de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, con la alocución de Silo, pensador del Humanismo Universalista e inspirador de la Marcha Mundial.
Así habló Silo entonces:
«Una marcha recorre el mundo. Es la Marcha por la Paz y la No Violencia. Sobre esto hablaré brevemente ante el presente foro en mi carácter de fundador del Humanismo Universalista e inspirador de la mencionada Marcha.
Ésta, a su vez, va dinamizando variadas iniciativas y actividades, como el recorrido simbólico de un equipo de entusiastas que se desplazará durante tres meses a través de varios países, habiendo comenzado el 2 de octubre próximo pasado en Wellington, Nueva Zelanda para terminar el 2 de Enero de 2010 al pie del monte Aconcagua en Punta de Vacas, entre Argentina y Chile.
La Marcha fue lanzada durante el Simposio del Centro Mundial de Estudios Humanistas, en el Parque de Estudio y Reflexión de Punta de Vacas el 15 de noviembre de 2008 es decir, hace un año, con la clara intención de crear conciencia ante la peligrosa situación mundial que atravesamos, marcada por la elevada probabilidad de conflicto nuclear, por el armamentismo y por la violenta ocupación militar de territorios.
Esta propuesta de movilización social es impulsada por el Movimiento Humanista y sus organismos. En pocos meses, La Marcha Mundial ha suscitado la adhesión de miles de personas; de agrupaciones pacifistas y no violentas; de diversas instituciones que trabajan a favor de los Derechos Humanos; de personalidades del mundo de la ciencia, de la cultura y de la política, sensibles a la urgencia del momento. También ha inspirado una enorme cantidad de iniciativas en más de cien países, configurando un fenómeno de diversidad cultural en veloz crecimiento. En este orden de ideas, debo comunicar que al equipo base inicial se ha agregado otro que está recorriendo varios países de Oriente Medio y un tercero que lo está haciendo en Centroamérica…
Bien sabemos que la situación actual es crítica en todas las latitudes y está caracterizada por la pobreza de vastas regiones, por el enfrentamiento entre culturas y por la violencia y la discriminación que contaminan la vida cotidiana de amplios sectores de la población. Hoy en día existen conflictos
armados en numerosos puntos y simultáneamente una profunda crisis del sistema financiero internacional. A todo esto, se suma la creciente amenaza nuclear que es, en definitiva, la máxima urgencia del momento actual.
Esta es una situación de suma complejidad. A los intereses irresponsables de las potencias nucleares y a la locura de grupos violentos con posible acceso a material nuclear de reducidas dimensiones, debemos agregar el riesgo de accidente que pudiera detonar un conflicto devastador.
Todo lo anterior no es una suma de crisis particulares, sino el cuadro que evidencia el fracaso global de un sistema cuya metodología de acción es la violencia y cuyo valor central es el dinero.
Para evitar la catástrofe atómica que parece amenazar el mundo del futuro más o menos inmediato, debemos trabajar hoy mismo superando la violencia social y personal al tiempo que exigimos:
1. el desarme nuclear mundial;
2. el retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados;
3. la reducción progresiva y proporcional de los armamentos de destrucción masiva;
4. la firma de tratados de no agresión entre países y
5. la renuncia de los gobiernos a utilizar las guerras como medio para resolver conflictos.
Lo urgente es crear conciencia por la Paz y el desarme. Pero también es necesario despertar la conciencia de la No Violencia Activa que nos permita rechazar no sólo la violencia física, sino también toda forma de violencia económica, racial, psicológica, religiosa y de género. Desde luego, aspiramos a que esta nueva sensibilidad pueda instalarse y conmover las estructuras sociales, abriendo el camino para la futura Nación Humana Universal.
La Marcha Mundial hace un llamamiento a todas las personas a sumar esfuerzos y tomar en sus manos la responsabilidad de cambiar nuestro mundo, superando la violencia personal y apoyando en su ámbito más próximo, el crecimiento de esta influencia positiva.
En todo este tiempo, en muchas ciudades y pueblos, se están realizando marchas, festivales, foros, conferencias y otros eventos para crear conciencia de la urgencia de la Paz y la No Violencia. Y en todo el mundo las campañas de adhesión a la Marcha multiplican esta señal más allá de lo hasta ahora imaginado.
Por primera vez en la historia un evento de esta magnitud se pone en marcha por iniciativa de los mismos partícipes. La verdadera fuerza de este impulso nace del acto sencillo de quien por conciencia adhiere a una causa digna y la comparte con otros.
Se ha designado por este período de la Marcha y hasta enero de 2010 – fecha en que se producirá la reestructuración del Movimiento Humanista – a Rafael de la Rubia como representante del organismo humanista “Mundo sin Guerras” y a los portavoces continentales: Michel Ussene, por África; Sudhir Gandotra, por Asia; Giorgio Schultze, por Europa; Tomás Hirsch, por Latinoamérica y Chris Wells, por Norteamérica. A todos ellos se ha dado la misión de recibir de manos de los premios Nobel de la Paz – durante esta Cumbre de Berlín – la “Carta para un mundo sin violencia”, con el compromiso de difundirla en todos los países por donde pase la Marcha Mundial.
Precisamente, es en esta “Carta” en donde se plasman los Principios que pueden ser suscriptos por las personas de buena voluntad en todas las latitudes.
Para no detenerme exhaustivamente, quisiera destacar el principio noveno de la Carta que dice: “Llamamos a las Naciones Unidas y a sus Estados miembros para que tomen en consideración medios y métodos para promover un reconocimiento significativo de las diversidades étnicas, culturales y religiosas en los estados nacionales multi- étnicos. El principio moral de un mundo no violento es: “Trata a los demás como quisieras que los otros te trataran a ti”.
Este principio moral va más allá de toda norma y de toda juridicidad para asentar su dominio en el terreno humano por el registro del reconocimiento común que supera a todo cálculo y a toda especulación. Este principio, conocido desde antiguo como la “Regla de Oro” de la convivencia, es uno de los trece que se tienen en cuenta en este magnífico documento que es necesario difundir ampliamente.
Por otra parte, no debemos dejar pasar algunos tópicos que hacen a la comprensión de nuestras actividades en el campo de la No Violencia, porque es evidente que la prevención negativa hacia nosotros ha nacido y se ha desarrollado en Sudamérica durante las luchas no violentas sostenidas
contra las dictaduras militares.
Es muy claro que la discriminación que sufrimos en diversos campos arranca de la desinformación y la difamación sistemática sufrida durante décadas en nuestros países de origen, como la Argentina y Chile. Las dictaduras y sus órganos de “desinformación” fueron tejiendo su red ya desde la época en que se prohibía, encarcelaba, deportaba y asesinaba a nuestros militantes.
Aún hoy y en distintas latitudes, se puede pesquisar la persecución que sufrimos no solamente a manos de los fascistas sino también a manos de algunos sectores “bien pensantes”. Y es de observar que a medida que progresan nuestras actividades muchos declamadores de la Paz, rasgan sus vestiduras exigiendo nuestro silencio o apostrofando a todo grupo o individuo que nos mencione públicamente.
Si bien esos dicterios quedan en el pasado hoy se sigue denigrando la acción no violenta argumentando que nada podrá hacerse, más allá de la declamación, frente a los poderes “reales” que deciden las situaciones del mundo. Y, para ejemplificar, veamos algunos casos.
El primero se refiere a las campañas en contra del Servicio Militar efectuadas por los humanistas en Argentina hace pocos años. En esa época se sostenía que era imposible modificar esa ley de obligatoriedad. Sobre todo, después de haber logrado durante un año de actividad, un millón y medio de firmas que fueron rechazadas sin justificación. Entonces, el Poder Ejecutivo publicitó la inconveniencia del intento que dejaba “en estado de indefensión a la Nación frente a las posibles agresiones de países limítrofes”. Sin embargo, la opinión pública estaba sensibilizada de tal manera que el debate (sin mencionar a los autores del proyecto) salió a la luz mientras los medios informativos se fueron haciendo eco. Y en un momento, la Presidencia de la República firmó el “decreto de anulación del Servicio Militar obligatorio” reemplazándolo por el Servicio Militar optativo. Pero se argumentó, en esa ocasión, que se tomaba tal medida porque un soldado había muerto en un cuartel debido a los malos tratos recibidos. Así las cosas, quedó claro que no fue inútil la larga campaña y movilización de los humanistas porque la arbitraria ley quedó sepultada.
El otro caso, más reciente, se produjo en la República Checa. El llamado “escudo estelar” se estaba proyectando desde 2002 sin que la población en Chequia y en la Unión Europea se enteraran. En junio de 2006, el Movimiento Humanista se hizo promotor de una alianza de organizaciones de base sociales y políticas, haciendo saber que el 70% de la población estaba en contra. Y se pidió que no se realizara el proyecto dada su peligrosidad al tiempo que se exigía un referéndum. Dos humanistas iniciaron una huelga de hambre y la protesta empezó a contar con el apoyo de organizaciones pacifistas y no violentas. Este tipo de protesta se mantuvo durante un año, involucrándose artistas, académicos, científicos y alcaldes. Finalmente, la protesta se desarrolló también en el Parlamento Europeo. En marzo de 2009, el gobierno se desplomó por confluencia de diversos factores, pero la protesta popular y la oposición parlamentaria postergaron la ratificación del tratado entre la República Checa y USA. En septiembre de 2009, Obama renunció al proyecto del escudo estelar en Chequia y Polonia.
Debemos considerar ahora dos temas todavía no comprendidos en su alcance social. Como todos hemos captado se ha instalado en nuestras sociedades la temática ecológica y la defensa medioambiental. Aunque algunos gobiernos y ciertos sectores interesados nieguen el peligro que entraña la desatención al ecosistema, todos se están viendo obligados a tomar medidas progresivas por la presión de las poblaciones cada día más preocupadas por el deterioro de nuestra casa común. Hasta nuestros niños son cada día más sensibles a los peligros del caso. En los centros de enseñanza más elementales y a través de los medios informativos, se pone cuidado en el tema de la prevención del deterioro y nadie puede escapar a estas preocupaciones.
Pero en cuanto a la preocupación por el tema de la violencia llevamos un notable retraso. Quiero decir que no está instalada todavía a nivel general y global la defensa de la vida humana y de los más elementales derechos humanos. Aún se hace apología de la violencia cuando se trata de argumentar la defensa y aún la “defensa preventiva” contra posibles agresiones. Y no parece experimentarse horror por la destrucción masiva de poblaciones indefensas. Únicamente cuando la violencia nos roza en
nuestra vida civil a través de hechos delictivos de sangre nos alarmamos, pero no dejamos de glorificar los malos ejemplos que envenenan a nuestras sociedades y a los niños ya desde la más tierna infancia.
Es claro que aún no está instalada la idea ni la sensibilidad capaz de provocar un repudio profundo y un asco moral que nos aleje de las monstruosidades de la violencia en sus diferentes rangos.
Por nuestra parte, haremos todos los esfuerzos necesarios para instalar en el medio social la vigencia de los temas de la Paz y la No Violencia y es claro que el tiempo llegará para que se susciten reacciones individuales y también masivas. Ese será el momento de un cambio radical en nuestro mundo.
Para terminar con mi breve intervención quisiera retomar la “Carta para un mundo sin violencia” propuesta por los Premios Nobel de la Paz y Organizaciones Nobel por la Paz, con el objetivo de impulsar sus propuestas a lo largo de esta Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia. Estaremos
muy honrados al compartir sus principios en las acciones concretas del quehacer social que con seguridad nos encaminarán hacia ese nuevo mundo que hemos mencionado.
Nada más, muchas gracias.»
Sumergidos aun en un sistema violento, entre guerras y violencias que parecerían multiplicarse, todavía atacados en nuestro activismo por intentos de difamación y silenciamiento desde los más altos niveles de poder mundial, afirmamos enfáticamente y más que nunca la urgente necesidad de «instalar en el medio social la vigencia de los temas de la Paz y la No Violencia«.
Será bueno sin duda meditar sobre las palabras que Silo arrojó a la conciencia humana en aquella oportunidad, porque «La verdadera fuerza de este impulso nace del acto sencillo de quien por conciencia adhiere a una causa digna y la comparte con otros.»
Entonces, junto a esos otros, habrá de trabajarse con denuedo para que se extienda en nosotros y los grandes conjuntos aquella «sensibilidad capaz de provocar un repudio profundo y un asco moral que nos aleje de las monstruosidades de la violencia en sus diferentes rangos.»
Así y solo así, podrá el ser humano de hoy convertirse en el ser humano del mañana. ¿Acaso hay tarea superior a esa?