En una medida sin precedente ante los retos que hoy implica la crisis migratoria en el hemisferio, diez naciones de América Latina y el Caribe acordaron en México 13 acciones conjuntas para enfrentar los crecientes flujos y, en alusión directa a Estados Unidos, convocaron a los países de acogida a abandonar políticas coercitivas y alentar medidas para atender las causas estructurales del éxodo.
por Gerardo Villagrán del Corral
Los países -Belice, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Haití, Honduras, México, Panamá y Venezuela- que participaron en el “Encuentro Palenque, por una vecindad fraterna y con bienestar”, convocado por México, acordaron solicitar a los países receptores de migrantes -como EEUU- la ampliación de las vías regulares para la movilidad de personas, con énfasis en el tema laboral a través de programas de trabajo temporal.
En el documento se hace énfasis en exhortar a las naciones de tránsito a adoptar medidas integrales en apoyo a los migrantes y con las que respeten el derecho humano a migrar. También exige la adopción de políticas y prácticas migratorias acordes con la realidad actual de la región y por el abandono de “aquellas inconsistentes y selectivas para evitar producir arbitrariamente tanto ‘efectos llamada’ como disuasivos, tales como la regularización de ciertas nacionalidades”.
Asimismo, acordaron exhortar a los países de origen, tránsito y destino a emprender políticas migratorias integrales, que respeten el derecho humano a migrar, resguardando la vida y la dignidad de las personas migrantes y sus familiares, incluyendo la promoción de opciones de regularización permanente, que permitan potenciar las contribuciones de las diásporas en sus comunidades de origen y destino.
El «Encuentro de Palenque: Por una vecindad fraterna y con bienestar» fue convocado por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador para acordar estrategias con el fin de contrarrestar la crisis, en particular atendiendo las causas, pues de acuerdo con cálculos de la propia Casa Blanca hay 20 millones de personas en tránsito irregular por el continente americano.
Atendieron el llamado sus homólogos de Honduras, Xiomara Castro; Cuba, Miguel Díaz-Canel; Colombia, Gustavo Petro; Venezuela, Nicolás Maduro; el primer ministro de Haití, Ariel Henry, así como cancilleres y viceministros del resto de las naciones, junto a un representante del gobierno electo de Guatemala.
Los ejes prioritarios en el plan de acción acordado pasan por la autosuficiencia alimentaria, la protección medioambiental, la seguridad energética —con especial énfasis en la descarbonización—, la inversión, el comercio, el empleo, así como la lucha contra el crimen organizado.
Los firmantes ubicaron varias de las causas estructurales de la migración: a nivel interno factores políticos, económicos, sociales y los efectos del cambio climático; además, “factores externos como las medidas coercitivas unilaterales de naturaleza indiscriminada –dictadas desde EEUU– que afectan negativamente a poblaciones enteras y, en mayor medida, a las personas y comunidades más vulnerables”.
De ahí que instaron a la Casa Blanca a levantar dichas medidas impuestas a algunas naciones de la región –como Cuba y Venezuela, lo que ha impactado en el éxodo–, en tanto son contrarias a derecho internacional y tienen graves repercusiones más allá de los países objetivo. Según el vicepresidente salvadoreño, Félix Ulloa, ésto «marcará un antes y un después».
Los gobernantes y cancilleres se comprometieron a emprender acciones concretas para generar bienestar en sus naciones y combatir el tráfico de personas, la inseguridad y la corrupción, como formas concretas de atacar las raíces de la emigración, algo que ya realiza el gobierno mexicano en El Salvador, Honduras y Guatemala con la aplicación de los programas sociales Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.
Asimismo, el encuentro otorgó su respaldo a Cuba y se manifestó por el inicio de un diálogo entre esa nación y Estados Unidos que conduzca a la normalización de las relaciones entre ambos, lo que no puede entenderse sino como la superación definitiva del bloqueo económico criminal que Washington mantiene desde hace seis décadas sobre la isla caribeña, uno de los factores causantes de la emigración cubana actual.
Los presentes manifestaron, asimismo, su apoyo a la paulatina superación de la crisis que ha padecido Venezuela y que, al igual que en el caso cubano, tiene su principal razón en las sanciones comerciales impuestas por Estados Unidos en contra del gobierno de Caracas y el pueblo venezolano todo.
Solicitaron a los países de destino la ampliación de las vías regulares, ordenadas y seguras de migración, con énfasis en la movilidad laboral y la promoción para la reintegración y retorno de los trabajadores temporales a sus lugares de origen.
Los 13 acuerdos se vincularán con el Encuentro de Alto Nivel sobre Migración y Desarrollo en América Latina y el Caribe, propuesto por Colombia y México, que se realizará en Bogotá en el primer trimestre de 2024.
Deuda y autosuficiencia alimentaria
En paralelo, en el documento se planteó emprender esfuerzos por modificar la arquitectura financiera de las deudas para permitir que los países de ingresos medios puedan cerrar sus brechas sociales y reducir las pretensiones de migrar; empujar por medidas orientadas a incrementar la actividad agrícola para impulsar la autosuficiencia alimentaria en la región y propiciar el comercio y la inversión intrarregional para el desarrollo socioeconómico.
Entre otros mecanismos, se menciona el cambio de deuda universal por autosuficiencia alimentaria, servicios ambientales y acción climática.
Las naciones firmantes subrayaron que se deberán emprender medidas para enfrentar el crimen organizado trasnacional, el tráfico de personas y a la corrupción, así como fomentar la cooperación conjunta en materia de seguridad.
Llamaron a que los países de destino “adopten políticas y prácticas migratorias acordes con la realidad actual de nuestra región y abandonen aquellas inconsistentes y selectivas, para evitar producir arbitrariamente tanto ‘efectos llamada’ como ‘efectos disuasivos’, tales como la regularización de ciertas nacionalidades”.
Mención especial mereció la crisis de Haití, por lo que se convocó a que cada país, conforme a sus capacidades, sume esfuerzos junto con la comunidad internacional y Naciones Unidas, con el fin de restablecer un entorno de seguridad humana para la normalización de la situación política, económica y social, con enfoque de desarrollo sostenible.
López Obrador, el anfitrión, reconoció que el fenómeno migratorio sigue en crecimiento y explicó que México no sólo es un país de migrantes, sino ahora también de tránsito de personas que incursionando desde la frontera sur, buscan cruzar los límites de México y EEUU. “Podemos actuar, podemos ayudarnos mutuamente. Ese es el propósito de esta reunión, ponernos de acuerdo para trabajar juntos”, dijo.
Por su parte, el presidente colombiano Gustavo Petro dijo que si en el norte no se quiere recibir a estas personas, la mejor salida a esta situación es construir progreso en el sur y no campos de concentración en la frontera. “Una salida completamente diferente a usar látigos, caballos, perros, a condenar a parte de la humanidad americana a morir en manos de mafias, tal cual sucede también con una parte de la humanidad que se atreve a cruzar el mar Mediterráneo muriendo muchas veces”, dijo.
En la reunión se manifestó un cauto optimismo sobre la necesidad de que se traduzcan en acciones los compromisos signados y que la clase política estadounidense acuse recibo del mensaje que se le envía desde Palenque: la migración debe atenderse no con muros, policías, cárceles y persecución, ni con regulaciones hipócritas e inhumanas, sino en forma propositiva, fraterna y humanitaria.
*Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)