La No Violencia Activa es la fuerza que transformará al mundo
El 15 de junio de 2007, una resolución de la ONU instauró el 2 de octubre de cada año como el Día Internacional de la No Violencia, en reconocimiento a Mahatma Gandhi, quien contribuyó al mundo con una voz potente y una accionar decidido en la construcción de la paz utilizando la metodología de la no violencia activa.
El Humanismo Universalista que inspira a nuestra Federación de Partidos Humanistas, tiene en la no violencia activa, uno de sus pilares éticos y metodológicos fundamentales.
Para el Humanismo Universalista no es natural al ser humano la violencia (entendida como el hecho de perjudicar por acción u omisión, de atentar contra la libertad y la intencionalidad de otros), entendemos que la violencia es un hecho cultural, histórico y social.
No son naturales por tanto los pilares sobre los que se impulsa la violencia a saber: el individualismo, la discriminación, la competencia, el pragmatismo, la venganza y la contradicción.
La violencia es multicausal y multifacética. Distinguimos diferentes tipos de violencia: física, económica, social, étnica, generacional, sexual, sicológica, ambiental, etc.
La violencia se ejerce dentro de una escala de valores, que ha puesto al dinero como valor central, en una cultura materialista que pone a las cosas por encima del valor de las personas.
En la actualidad, el actor principal que impulsa la violencia a nivel mundial es el sistema financiero internacional privado, asociado a los medios masivos de comunicación, al complejo militar industrial y las corporaciones transnacionales productoras de bienes y servicios.
Ante las diferentes formas de violencia señaladas, surge como respuesta superadora, la no violencia activa como actitud personal y como metodología de acción.
La no violencia activa como actitud personal lleva a no responder a la violencia con violencia, e incluye el derecho a la autodefensa como componente legítimo de esta actitud.
En el campo de la praxis social, la no violencia activa impulsa acciones concretas para crear conciencia, denunciar, protestar, resistir, desobedecer y contrarrestar a las diferentes formas de violencia.
Las y los humanistas sostenemos la necesidad de avanzar hacia una cultura de la no violencia, basada en la libertad personal, la solidaridad social y la no tolerancia de la violencia.
Las y los humanistas propiciamos una cultura no violenta que ponga en el centro de sus valores a las personas, permitiendo la construcción de una sociedad verdaderamente humana donde el poder esté en el todo social, superando la violencia actual donde una parte minoritaria impone violentas condiciones al resto.
En este momento del proceso histórico de la humanidad, es hora de que se impulse con resolución la no violencia activa para trabajar por la democracia real y una justa distribución de la riqueza, para erradicar la desigualdad y la pobreza, para impedir la depredación desenfrenada de los recursos naturales y para concretar en los hechos todos los Derechos Humanos.
Esas causas esenciales y urgentes para la evolución humana necesitan incondicionalmente de la fuerza, la coherencia y la dirección que imprime la no violencia activa, para la transformación humanizadora de nuestro mundo.
Como planteó Silo en Madrid en 1993: “ha de pasarse de la prehistoria a la verdadera historia humana recién cuando se elimine la violenta apropiación animal de unos seres humanos por otros. (…) Todas las formas de violencia, merced a las cuales se ha trabado el progreso humano, repugnan a los humanistas. Toda forma de discriminación manifiesta o larvada, es motivo de denuncia para los humanistas”.
A medida que aumenta la violencia en nuestras sociedades más importante es la construcción de herramientas no violentas para la acción social y personal, como son:
El rechazo y el vacío antes las diferentes formas de discriminación y violencia.
La No colaboración con las prácticas violentas.
La denuncia de todos los actos de discriminación y violencia.
La desobediencia civil frente a la violencia institucionalizada.
La organización y movilización social con base en el trabajo voluntario y en la acción solidaria de quien la impulsa.
Hoy más que nunca es evidente el valor ético de la no violencia activa como única forma real de solución de los grandes retos que enfrenta la humanidad, ya que es claro que no existe una solución violenta a los problemas: la violencia es el problema.
La violencia se aprende y la no violencia también.