El modelo de desarrollo sostenible de China es un ejemplo para el resto de países del mundo, según abordaron hoy especialistas en un seminario organizado por el Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri).

Titulado como «Historia Ecológica de China: caminos para el desarrollo sostenible», el seminario repasó la historia y el presente del desarrollo de China y su impacto medioambiental, con los progresos logrados en las últimas décadas.

«China se ha situado entre la productividad y la resiliencia, pensando en la resiliencia de un ecosistema, definido como la capacidad de absorber perturbaciones, choques o perturbaciones del exterior y seguir funcionando. Así pues, en los niveles bajos de productividad, a menudo los cambios tecnológicos o los mayores impulsos aumentarán al mismo tiempo la resiliencia», explicó Stevan Harrell, profesor emérito de la Universidad de Washington.

Para Harrell, «desde 1998, algunos colegas y yo, observamos lo que llamamos de ecodesarrollismo, en el que el Estado presta mucha atención a la mitigación medioambiental y a los efectos medioambientales de la política, y que ha desarrollado, entre otras cosas, la idea de una civilización ecológica, como uno de los principios rectores».

Por su parte, Marco Tulio Cabral, diplomático y jefe de Gabinete de la Secretaría de Clima, Energía y Medio Ambiente de la Cancillería brasileña, rechazó la teoría de que buena parte de la deforestación en la Amazonía es para la producción de alimentos, como soja o para rebaños, que luego son exportados a otros países, como China.

«La mayor parte de la deforestación en el Amazonas en realidad tiene que ver con la especulación de la tierra. A muy baja productividad, el principal motor es la especulación de la tierra. No son más que delincuentes que reclaman tierras públicas y, en algún momento, intentan adquirir derechos legales sobre ellas. Esto no tiene nada que ver con el tipo de productos que exportamos a China», explicó.

Para Yu Hongyuan, profesor y director del Instituto de Estudios de Políticas Públicas del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghai (SIIS, por sus siglas en inglés), China tiene «el principio de las 5P (en inglés): personas, prosperidad, planeta, compartir y paz».

«China es el mayor contribuyente del mundo a la paz y el desarrollo globales. Esta también es una de las marcas de China», afirmó.

«Actualmente, China es el mayor inversor en energía renovable del mundo», algo que según él ya se puede ver en el sector de la construcción en el país, con barrios y edificios completamente sostenibles.

«Vamos a alcanzar la neutralidad del carbono en menos de 30 años con un calendario muy rápido y con una industria muy potente. Creo que esta es también la solución que pueden aprender el resto de países del Sur global de China», concluyó.

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