El secretario general António Guterres y otros altos cargos de las Naciones Unidas celebraron la concesión del Premio Nobel de la Paz 2023 a la encarcelada periodista y activista de derechos humanos en Irán, Narges Mohammadi.
Este Premio Nobel “es un homenaje a todas aquellas mujeres que luchan por sus derechos poniendo en riesgo su libertad, su salud e incluso sus vidas”, expresó Guterres en un comunicado.
Se trata de “un recordatorio importante de que los derechos de las mujeres y las niñas se enfrentan a un fuerte retroceso, incluso a través de la persecución de las defensoras de los derechos humanos, en Irán y en otros lugares”, agregó Guterres.
Mohammadi, de 51 años, fue escogida entre 351 candidaturas al Nobel de la Paz este año “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y la promoción de los derechos humanos y la libertad de todos”, dijo al anunciar el galardón en Oslo la presidenta de la entidad, Berit Reiss-Andersen.
La activista ha trabajado durante muchos años como periodista para diversos medios y codirigió la organización de la sociedad civil Centro de Defensores de los Derechos Humanos, con sede en Teherán.
Actualmente cumple una condena de 16 años de prisión en la cárcel capitalina de Evin, con períodos de severo aislamiento, y su salud está afectada. Desde 1998 “el régimen iraní la ha arrestado 13 veces, condenado en cinco ocasiones y sentenciado a un total de 31 años de prisión y 154 latigazos”, recordó Reiss-Andersen.
“Este Premio Nobel es un homenaje a todas aquellas mujeres que luchan por sus derechos poniendo en riesgo su libertad, su salud e incluso sus vidas”: António Guterres.
La concesión del premio calza con el aniversario de las grandes manifestaciones de protesta por la tortura y muerte bajo custodia policial, el 16 de septiembre de 2022, de Mahsa Amini, la joven detenida por la policía de la moral iraní por no cumplir adecuadamente las estrictas leyes del país sobre uso obligatorio del velo.
Al menos 525 personas murieron en las manifestaciones, de ellas 71 menores de edad, y 19 500 fueron detenidas, de acuerdo a la Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos de Irán.
El comité noruego a cargo del Nobel de la Paz espera que “el movimiento de defensa de las mujeres en Irán continúe y no sea derrotado”, y también que “si las autoridades toman la decisión correcta, liberarán a Mohammadi, quien de este modo podrá estar presente para recibir este honor” en Oslo el próximo diciembre.
La organización humanitaria Amnistía Internacional también comenzó a exigir la liberación de Mohammadi y otras activistas encarceladas, en atención al Nobel.
La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) celebró la concesión del premio a la activista porque “subraya el coraje y la determinación de las mujeres de Irán”.
“Creo que lo que está absolutamente claro es que las mujeres de Irán han sido una fuente de inspiración para el mundo. Hemos visto su coraje y determinación frente a las represalias, la intimidación, la violencia y las detenciones”, dijo la portavoz Liz Throssell a los periodistas en Ginebra, Suiza.
Agregó que las mujeres iraníes “han sido acosadas por lo que visten o no, y hay medidas legales, sociales y económicas cada vez más estrictas contras ellas”, por lo que “su coraje y determinación han sido notables”.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) también congratuló a Mohammadi por el Nobel y recordó en sus redes sociales que el pasado mayo le otorgó, junto a otras dos periodistas iraníes, su Premio Mundial a la Libertad de Prensa “Guillermo Cano”.
Esas dos periodistas, Niloofar Hamedi – quien dio la noticia de la muerte bajo custodia de Amini- y Elaheh Mohammadi, escribían para medios reformistas en Irán y fueron enviadas, como Narges, a la cárcel de Evin.
Organizaciones defensoras de derechos humanos también han recordado que la salud de Narges Mohammadi se ha resentido por el aislamiento, ataques al corazón y denegación de asistencia médica. Su esposo, el expreso político Taghi Rahmani, y sus hijos mellizos adolescentes, viven en el exilio en Francia.