El segundo lago más grande de Bolivia, el Lago Poopó, se ha convertido en un enorme desierto debido a la intensa sequía ocurrida en Oruro, afectando a más de 700 comunidades que vivían de este cuerpo de agua, donde realizaban la pesca para el autoconsumo. La situación ha originado que 30 municipios se declaren en estado de emergencia.
El lago Poopó, hace más de 10 años, tenía una superficie de 2.337 kilómetros y una profundidad de 2,4 metros, pero a partir del 2013 comenzó a experimentar sequías que disminuyeron su caudal, llegando al punto de quedarse sin una gota de agua.
La situación de gravedad se ha extendido al Lago Uru Uru, también ubicado en el distrito de Oruro, que ha visto reducido su caudal de 250 a 10 kilómetros cuadrados, afectando no solo la actividad de pesca, sino también la crianza de 75,000 cabezas de ganado en la zona.
Los lagos Poopó y Uru Uru son considerados desde el 2002 como sitio Ramsar (humedales de importancia internacional) debido a que su ecosistema es rico en variedad de peces y aves acuáticas; además de ser fuente de recursos naturales que eran aprovechados por las poblaciones quechuas, aymaras y urus.
Las autoridades municipales vienen tomando medidas para paliar esta situación, que incluyen: sobrevuelos en helicópteros, canalización y mejora de caudales, levantamiento topográfico, y el plan de atención inmediata ‘Agua para la Vida, Agua para la Producción’, con el que esperan incluir a 200.000 familias damnificadas que habitan en 156 municipios de los departamentos de Santa Cruz, Oruro, Potosí, Cochabamba, Chuquisaca, La Paz y Tarija.