A miles de kilómetros de acá caen bombas y metralla. Los misiles se cruzan ene el aire tejiendo redes de humo y muertes. En las calles, las piedras de los edificios destruidos se tiñen con sangre de cientos de personas. Las noticias exacerban las masacres y los canales de televisión compiten en mostrar imágenes crudas, para cautelar la audiencia que permitirá más avisos que financien grandes sueldos de sus figuras. El panorama es triste. Lo que se cuenta en las noticias ocurre en el Asia Menor pero también en Europa. Alguien podría decir que es bueno que la guerra esté lejos. Pero se olvidan de que en el resto del mundo se viven otro tipo de guerras. Porque si toda guerra es el máximo de la violencia, hay otro tipo de violencia que constituye una guerra encubierta. Es la guerra de los poderosos que explotan, que destruyen el medio ambiente, que se reparten los países para obtener réditos económicos. Es la violencia del sistema que se advierte en los diversos aspectos de la vida social, que afecta a todo el mundo.
¿Qué hacer? ¿Cómo vivir? ¿Qué podría evitar que el mundo se siga hundiendo en una maraña de violencia y sufrimiento? Para muchos la alternativa es sumergirse en el trabajo y ojalá trabajar mucho más para ganar el dinero que permita pagar las deudas; porque para algunos no hay nada que se pueda hacer, sólo están las urgencias. Para otros, la alternativa es buscar más fusiles para defenderse o para atacar. Otros, ni siquiera caen en cuenta de lo que pasa, adormecidos por los medios de comunicación. El mundo así se enfrenta a la destrucción del ser humano. Es decir, seguirán existiendo personas, seres, pero sin humanidad, porque el sistema justamente busca deshumanizar.
Entonces, la única alternativa válida es resistir y luchar por humanizar. Y eso significa hacer conciencia de lo que significa ser humano, es decir, ser solidario, ser consciente de lo que ocurre, ser alguien que propugne otros modos de vida, en que se eliminen las causas del sufrimiento para que florezca la humanidad y la paz sea una constante, no una excepción.
En ese sentido, es que se presenta una instancia que permite mostrar al mundo que sí es posible vivir de otra manera, pues con motivo de la celebración del Día Internacional de la No violencia que se celebró el pasado 2 de Octubre, se presentó oficialmente la Tercera Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, que saldrá de Costa Rica el 2 de Octubre de 2024 y circunvalará la tierra durante muchos días, para terminar en el mismo país en Enero de 2025. Esta Marcha es impulsada por la organización Mundo sin guerras y sin Violencia, que tiene más de 20 años como asociación sin fines de lucro y no percibe ningún tipo de subvención de gobiernos. Es una organización que tiene estatus de «consultivo especial», reconocido en el Consejo Económico y Social (ECOSOC), de las Naciones Unidas.
Una Marcha Mundial que, justo ahora, mostrará que es más válido el camino del entendimiento y de la humanización, antes que el lenguaje de las guerras y de la violencia. Más ahora, en que muchos temen que se pierda la paz en muchos territorios, y que las palabras de muchos sean siempre mensajes de amenaza y otros sólo atinen a ocultarse por el temor.
Por eso, ¡Todos a marchar por la paz mundial y la no violencia!
Audio dedicado exclusivamente para personas con discapacidad visual
Ricardo Rojas. Miembro de Convergencia de las Culturas-Chile