Alrededor de dos mil personas marcharon en el Día Internacional de los Pueblos Originarios, este 9 de enero, desde las 10 de la mañana, haciendo una ruta que arrancó en la Plaza Dignidad, avenida Alameda, calle Santa Rosa, Santa Isabel, hasta el Parque Almagro, en el centro de Santiago de Chile. Sin embargo, en el transcurso de la caminata que concitó agrupaciones y autoridades mapuche y gente no mapuche solidaria con la causa de la autonomía y el territorio para el pueblo de Leftraru, los asistentes fueron violentamente reprimidos por las Fuerzas Especiales de Carabineros (policía militarizada). La represión empleó innumerables coches lanzaaguas que arrojaron un líquido mezclado con químicos altamente tóxicos, y blindados de guerra para disparar bombas lacrimógenas antimotines, fragmentando la marcha y asfixiando personas, situación agravada debido a que en ella participaron niños y niñas que viajaron desde sus comunidades ancestrales, así como personas mayores.
De acuerdo a uno de los organizadores y vocero werken de mapuche de Santiago, Juan Caripán, en la actividad estuvo parte del Parlamento de Tapihue, lonkos de Coñaripe, Toltén y Teodoro Smith y la machi Millaray Huichalaf, defensora del espíritu del territorio de Pilmaiquén. «Ellos son una comitiva que viajó a Santiago y que llevan una lucha de más de 14 años contra las centrales hidroeléctricas y por el agua. Ya han logrado expulsar a dos de ellas y actualmente están luchando contra otra más, que pertenece a la transnacional noruega Statkraft».
Caripán informó que las autoridades mapuche se manifestaron agradecidas por el esfuerzo que implicó la convocatoria a la marcha, considerando que su organización fue completamente autogestionada.
Sobre la represión policial, Caripán, interpretando la perspectiva de la comitiva mapuche que lideró la marcha, indicó que, «la actuación de los carabineros fue violentísimo, más aún cuando tienen el respaldo de las leyes del gatillo fácil y de usurpaciones para hacer y deshacer impunemente. Desde el comienzo de la caminata la policía militarizada adoptó una posición provocadora injustificable. Y si algunos sectores de la marcha intentaron enfrentar la violencia desproporcionada de los uniformados, pues ello es un derecho legítimo ante la bestialidad desatada de carabineros», y añadió que, «aquí el poder institucional desaparece cuando se nos reprime a los pueblos originarios; nadie es responsable y todos se desentienden. Pero cuando nosotros nos defendemos, entonces no estigmatizan como ‘vándalos’, ‘terroristas’, ‘narcotraficantes’, etc. Estamos frente a un Estado cuya administración está subordinada a los intereses económicos. De hecho, con las autoridades chilenas teníamos el acuerdo de terminar nuestra marcha a las 15.00 horas, pero a causa de la represión, la clausuraron una hora y media antes. El mando de Carabineros debe hacerse responsable por los heridos, las personas que sufrieron ataques de epilepsia por los gases y la violencia psicópata de sus funcionarios. No es posible que se comporten a su antojo sin que reciban sanciones y castigos».
A través de Juan Caripán, los organizadores y autoridades mapuche denunciaron a los miembros de la clase política de la administración del Estado chileno, «desde la delegación presidencial, al Ministerio del Interior y al alto mando de Carabineros por lo que ocurrió hoy, en una fecha tan trascendental para los pueblos originarios que resisten».
Una de las particularidades de la marcha fueron las expresiones de solidaridad espontánea y fraterna con la resistencia del pueblo palestino a propósito de los duros momentos que atraviesa ahora, cuando intentan hacer frente una vez más al genocidio que el Estado de Israel comete contra su comunidad desde 1948. Lo mismo pasó con las muestras de hermandad con los pueblos de África y Kurdistán, víctimas del imperialismo colonialista de las potencias de occidente.
La marcha mapuche fue acompañada por simpatizantes de las luchas de la Coordinadora Arauco Malleco, CAM, y la Comunidad Autónoma de Temucuicui, entre otras. Las consignas comunes se concentraron en la demanda por la libertad de los prisioneros políticos mapuche (que son alrededor de 50) y la reivindicación por la autonomía, independencia y recuperación del territorio ancestral.
Dentro de las agrupaciones y procesos políticos y sociales no mapuche que asistieron a la caminata se encontraban diversas expresiones, como la Central Clasista de Trabajadores, la Plataforma Anticapitalista y Popular, organizaciones libertarias, vertientes del trotskismo, y medios de comunicación independientes y populares, como Radio Plaza Dignidad, Telesur, Opal, Radio Villa Francia, RevueltaTV, Señal 3 de La Victoria, entre otros muchos que transmitieron en línea la marcha.